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[Cultura Urbana]

Viñamarina quiere ser la mejor leyendo a viva voz

Florencia Rojas, del colegio Nazareno de Viña del Mar, es una de las diez finalistas de concurso que fomenta la lectura .
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Florencia Rojas, estudiante de 5º básico del Colegio Nazareno de Viña del Mar, es una de las diez finalistas del concurso El Placer de Oír leer, que seleccionó a los mejores relatando en voz alta del país.

Actualmente el certamen se encuentra en la última etapa de su octava edición y la final se realizará en septiembre en Santiago.

El mayor concurso de lectura a viva voz de Chile convocó en junio a cerca de 20.000 alumnas y alumnos de tercero a sexto básico de todo el país, con el propósito de fomentar el amor por leer historias, además de habilidades cognitivas y socioemocionales.

Florencia Rojas concursará con la lectura de un fragmento de la saga "Las crónicas de Narnia", de C. S. Lewis. Dicha lectura será evaluada por un panel conformado por autores, investigadores, expertos en literatura y mediación lectora, entre otros actores del área.

El Placer de Oír Leer es organizado por Fundación Yo Te Leo y Fundación Ibáñez Atkinson. Cuenta con la colaboración de la Pontificia Universidad Católica de Chile, a través de las facultades de Educación y Letras y de la Biblioteca Escolar Futuro, además de Editorial SM, IBBY Chile y Fundación Palabra como auspiciadores.

"La lectura ha sido una compañía fundamental en estos tiempos y estamos convencidos de que cumple un rol invaluable en la imaginación de un presente y un futuro que pongan en el centro las necesidades de nuestros lectores y lectoras. Este año, además, tenemos algunas sorpresas que nos alegran muchísimo y que pronto compartiremos", dice Marco Montenegro, director ejecutivo de Fundación Yo Te Leo.

"Nos sentimos muy contentos de volver a recoger los frutos de una nueva versión de este concurso, gracias al que hemos podido ver el talento, compromiso y emoción que ponen los niños de Chile en la lectura. Es una experiencia que los marca profundamente porque los motiva a dar lo mejor de sí mismos y a aprovechar las oportunidades que se presentan. Vemos también el profesionalismo y cariño que ponen los docentes al prepararlos, finalmente estimulando en ellos herramientas esenciales para su desarrollo integral", señala Daniela del Valle, gerente general de Fundación Ibáñez Atkinson.

También son finalistas nacionales Trinidad Quiroga, de la Escuela Egon Keutmann de Huiscapi; Mical Llano, del Colegio Cervantino de Copiapó; Monserrat Álvarez, del Colegio Bicentenario de las Artes Eliseo Videla Jorquera de Ovalle; Maite Vallejos, del Colegio Santa Cruz de Río Bueno; Isidora Torres, del Colegio María Auxiliadora de Porvenir; Antonella Roca, del Colegio Bicentenario Nueva Esperanza de Yungay; Maite Alcaíno, de la Escuela Básica Puquillay de Nancagua; Joaquina Peréz, de la Escuela San Rafael; y Emilia Vásquez, del Colegio Campanario de Buin.

Critica de Arte

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por Daniel Lagos R.

Cromatismos de Bruna Solari

En el segundo piso del Museo Palacio Vergara se está presentando la exposición "Pinturas de Bruna Solari. Huellas del alma cotidiana". Se trata de una muestra relevante para la ciudad jardín, tal como lo fue la retrospectiva de la misma artista en el año 2018. En este caso es un cuerpo de 47 obras al óleo que surgen de una selección anterior y que encarnan parte de la historia del arte viñamarino.

Bruna Solari (1928 - 2022) fue parte de una radiante generación formada en la Escuela de Bellas Artes de Viña del Mar desde principio de los años 50, cuando enseñaban profesores insignes, como Teresa Vidal, Hans Soyka o Carlos Hermosilla, de los cuales fue alumna en los talleres de pintura, dibujo y grabado respectivamente, asumiendo una formación rigurosa en dibujo y composición. En aquellos años compartió con compañeros de taller tales como Álvaro Donoso, Gustavo Alvarado, Hans Scholbach y Edgardo Catalán. Es muy pertinente el hecho de que esta exposición se haya instalado en el segundo nivel del palacio, justamente donde la maestra Solari tuvo sus primeras lecciones de dibujo con Irma Arévalo, esto desde ya le confiere un espíritu particular al vínculo espacio - obras.

La exposición, tal como señala Daniela Berger en el texto curatorial, se mueve en tres esferas: la casa, el jardín y el taller. Los elementos cotidianos que pueblan estos espacios son los escogidos por la artista, quien ama la vivacidad de sus plantas y el simbolismo de sus objetos. En cuanto a características estéticas, la obra se conecta con artistas postimpresionistas; en la primera etapa vemos cierto tratamiento formal cercano a Cezanne o Pizarro (obra "Interior Porteño, 1958), mientras que avanzada su producción desde los años 90 su pintura se inclina en ciertos aspectos a Pierre Bonnard, sobre todo en las atmósferas cromáticas, más simbólicas que descriptivas.

En el recorrido se plantea una primera parte denominada "El retrato y lo íntimo" allí vemos estas obras vinculadas al espacio interior y al afuera, la ventana como objeto clave. Pero también nos asombramos por las obras dispuestas a modo de gabinete, 12 pequeños formatos de un gran cromatismo que ostentan una atmósfera por asimilación de color, donde prima una figuración desde la mancha, más que la definición formal. En la otra sala, hallamos dos planteamientos de series temáticas que abordó la artista. Las "Camisas" y las "Muñecas", las últimas son obras que nos hablan metafóricamente del desgarro humano en tiempos de dictadura, sus piezas desencajadas y sus colores violáceos refuerzan aquella noción.

La exposición guarda interesantes claves simbólicas vinculadas a la intimidad de la artista y sobre todo, exhibe un lenguaje pictórico de alto nivel.