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Partió Osvaldo Gajardo, el gran caballero de la cueca porteña

Músico y cantante, fundador de Los Paleteados del Puerto, falleció el sábado en Valparaíso.
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Jorge Trujillo - La Estrella de Valparaíso

A los 90 años falleció Osvaldo Gajardo, uno de los últimos representantes de aquella bohemia porteña que tuvo su época dorada en la década de los '50 y '60. Fundador y director de la agrupación Los Paleteados del Puerto que desde su creación el año 1991 se convirtió en uno de los referentes obligados de la cueca porteña a nivel nacional, participando en varias ocasiones en el Festival de Viña del Mar y el Festival del Huaso de Olmué, entre otros destacados escenarios, recibiendo el premio APES, dos premios Altazor y el reconocimiento de la SCD por su aporte musical.

"No dejó de cantar, incuso en su estado delicado de salud. Su esposa Gloria siempre le tuvo música y él cantaba y algunos de los músicos que lo conocían, tanto de Valparaíso como de otros lados venían a verlo, traían guitarra y cantaban. Murió tranquilo en su casa, y además interpretando canciones del folclor chileno, y con él se va el último gran cantor de cueca de Valparaíso y quizás de Chile", manifestó Fernando Leiva Zegers, compositor y uno de los tantos músicos que formó parte de la agrupación que se encargó de mantener vivo y transmitir para las nuevas generaciones el tremendo legado de la cueca porteña.

"Fue un hombre que dignificó la cueca porque tenía una capacidad interpretativa suprema, una voz muy reconocida, muy potente, varonil, de entrega y cantaba de todo tipo de cosas. Lo que pasa es que se dedicó a la cueca y fue lo más conocido pero cantaba todo lo de la bohemia: el vals peruano, el tango y el bolero, todo eso interpretábamos en un espectáculo que teníamos que se llamaba 'Una Noche en el American Bar'", indicó y además destacó que a su juicio "no era un hombre que se vestía de para hacer de: es, efectivamente, un cultor de los años dorados de Valparaíso. Él entendió que el territorio y la identidad eran elementos fundamentales al momento de describir a su pueblo, así que describió a su aldea y se hizo universal", agregó.

Lucy Briceño, destacada cantante local, también recordó con cariño a Osvaldo: "Era un buen folclorista, una excelente persona, fue mi compañero en la música por muchos años. Con él y otras dos personas fundamos Los Paleteados del Puerto. Después la vida nos llevó por distintos caminos".

A nivel personal, recuerda que "era todo un caballero, muy responsable. Siempre que teníamos trabajo él era el primero en llegar, impecablemente vestido, era todo un señor", indicando que su pérdida es irreparable.

Uno de los aspectos que sus cercanos destacan fue precisamente su generosidad a la hora de compartir sus experiencias y conocimientos con las nuevas generaciones, ya sea en escenarios locales como La Quinta de Los Núñez y La isla de la Fantasía, o colaborando con grandes músicos de la escena nacional contemporánea, entre los que se cuentan Ángel Parra y el grupo Los Tres, que se encargaron de recoger y poner en valor el sonido nacional para las nuevas generaciones.

Puro amor

En ese sentido, Alejandra Fritis, audiovisualista, recordó que "hace más o menos 10 años realicé una serie sobre músicos locales llamada 'Tierra de Sonidos' y uno de los capítulos documentales estuvo dedicado a Los Paleteados del Puerto. En ese proceso de creación conocimos en profundidad al Papi y a la Glorita, con quienes establecimos una bella relación de cariño y admiración. El Papi siempre fue un 'caballero' de la cueca, cultor de un folclor urbano elegante, distinguido, que se diferenció de otras expresiones porteñas de la cueca. Un hombre correcto en la cueca y la vida, que amó profundamente a la Glorita, y mucho de ese amor siempre estuvo presente en la música y la performance de Los Paleteados del Puerto, en que la Glorita era la reina en el teclado y la danza. El Papi nos deja un enorme legado de cuecas, memorables interpretaciones e inconmensurable amor".

Patricia Mix, Seremi de Cultura, las artes y el patrimonio, envió sus condolencias, indicando que "nos dejó seguramente porque la muerte lo tentó a salir al ruedo y él no esquivó el desafío y dio su última vuelta, dejando a la familia de la cueca llorando su partida y todos quienes escuchamos su canto, aplaudimos de pie su destacada trayectoria, mientras sale del escenario de la vida, pero se queda, porque en sus más de 90 años de vida, formó escuela en la vida de la bohemia de Valparaíso y fue pionero en el camino entre la tradición de música folclórica y el estilo propio de la cueca urbana porteña".

Durante el día de hoy se realizará una misa en su recuerdo, y luego sus restos pasarán a descansar en el cementerio N°3 de Playa Ancha.