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Documental sobre el estallido social porteño

"Real windows", de los realizadores locales Pedro Pavez y Joel Cisternas, está participando en la franja competitiva del Festival de Cine de Mumbai, India.
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Marcelo Macellari C. - La Estrella de Valparaíso

El estallido social de octubre de 2019, del cual pronto ya se cumplen 3 años y a partir del cual se acuñó la frase "Chile cambió", generó cientos de horas de televisión, dejando también una iconografía que se centró en torno a las manifestaciones en Plaza de la Dignidad en Santiago. Sin embargo, los realizadores Pedro Pavez y Joel Cisternas hicieron un registro durante el proceso en el Puerto que dio como resultado el documental "Real Windows. El estallido social en Valparaíso", que inició su recorrido por festivales internacionales y actualmente está participando en el Festival de Cine de Mumbai (India), a la espera de fijar su estreno local.

Según explica Pedro Pavez, "esas imágenes de Plaza Italia estaban tan cargadas de significado que uno podía desconfiar de las certezas que desbordaban. A mí me parecía extraño usar el mismo lenguaje del neoliberalismo para combatirlo, pero había mucha esperanza con los cambios que se estaban generando. Uno es ciudadano o realizador, pero esas dos cosas no coindicen en mí simultáneamente. Como realizador intento frenar mis ímpetus sentimentales y como espectador tiendo a pensar que toda épica esconde una farsa. Una ciudad como esta, en donde reside el Congreso, y con la maldición de una larga historia de abandono y autoridades incompetentes, es un lugar más que apropiado para un intento de filmar la revuelta".

En tanto, Joel Cisternas advierte que "Valparaíso siempre ha tenido una historia e identidad de peso en los orígenes de los movimientos sociales de principios de siglo XX con su huelga portuaria. Me parece que estos elementos quedan en la cultura del lugar impregnados. Y también lo otro es que las experiencias en Santiago son distintas por comunas. San Bernardo tuvo su propio estallido. Había una energía nacional en la cual Valparaíso mostró sus particularidades, su geografía, su gente. Pero esto, como todo esfuerzo por registrar, es parcial".

A la hora de definir este documental, rodado en cámara fija en un trípode con un lente 24mm que además de marchas y patrullas policiales registró a personas que se acercaron espontáneamente para ir construyendo sus propias historias, Cisternas señala que "quizás es un esfuerzo por aportar un poco a preservar los elementos locales en un momento histórico nacional e intentar otorgar espacios amplios desde los que observar parte de lo que ocurría". A lo anterior, Pedro Pavez agrega que "es una película que permite arrancar de la mirada epopéyica que nos ha rodeado todo este tiempo en torno a la construcción del imaginario del estallido".

Fuera de control

"Real Windows. El estallido social en Valparaíso", se aleja del reportaje televisivo para convertirse en un documental de observación, que busca ir más allá de la noticia y lo inmediato. "Me parece que siempre el esfuerzo por documentar algo es de observación. Me acomoda la idea que hay detrás de reportear. Lo que pasaba y veía no era algo que pudiera estructurar narrativamente ni pudiera explicar. Yo no tenía que entregar algo a alguien necesariamente. Podía decir, 'no sé', o no decir nada. La televisión no permite que haya silencio, tiempos muertos le llaman. Castiga las dudas y no puedes estar en la tele y decir 'no se' porque no te llevan ahí para no decir nada. Acá lo único que podía hacer era realizar un esfuerzo por mostrar", afirma Cisternas.

Pavez añade que "ninguno de los dos cree en un cine que no se permita la idea de incorporar elementos fuera del control de los realizadores. De hecho, creo que es lo que guía la intuición de Joel y lo que justifica las limitaciones formales que adoptamos".

El documental, en el cual los realizadores reconocen variadas influencias que van desde "Leviathan" (Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel), una película sobre la industria de la pesca, hasta "Los espigadores" de Agnes Varda por su tono y ritmo, así como el trabajo del cineasta Victor Kossakovsky, fue grabado en blanco y negro. "Fue una opción de Pedro y se veía mortal. Una vez que miras algo en blanco y negro es difícil volver. Lo otro es que es congruente con tomar una decisión que la TV no puede hacer", sostiene Cisternas, lo cual Pavez complementa diciendo que "yo quería alejarme absolutamente de la textura de estas cámaras chicas nuevas que tienen ciertas características cromáticas. Me gustaba la idea que a través de la imagen no se pudiese establecer de qué época es el material, evocar los registros históricos de conflictos pasados. Pensé también en Ivens y Francia, que son los que construyen todo el marco cinematográfico de esta ciudad. Y también quería que la película estuviera lejos de la concepción costumbrista de una ciudad pintoresca llena de tambores y escaleras de colores".

Sonidos de la revuelta

El sonido también es protagonista en esta producción de 80 minutos de duración y Cisternas cuenta que "uno de los elementos que me ayudó fue guiarme por lugares donde hubiera música sonando fuerte. La música genera energía alrededor y pasan cosas. Cuando decido pararme afuera de la vidriería Real Windows es porque escucho 'El derecho de vivir en paz' desde la calle y me paro ahí frente esa ventana. Una hora antes, me había parado en calle Salvador Donoso, donde sonaba Illapu y comienzan a colgar los lienzos y luego tocan las bocinas. Luego con la edición de Pedro y el trabajo de audio que hizo cobró fuerza todo lo que sucede fuera de cuadro. Amplía el espacio y le da textura".

Su codirector cuenta que "el sonido fue lo que nos tomó más tiempo de construir y hubo mucho énfasis en el fuera de campo, porque era un elemento que nos permitía ampliar el margen del plano fijo. Es una película que no utiliza elementos sonoros para enfatizar la interpretación del espectador sobre los hechos que se presentan, y la música que aparece dentro del documental es solo diegética. Hubo mucho trabajo y dudas en el diseño sonoro y mezcla porque no podíamos perder el foco del realismo. Al igual que con la imagen, había que ponerle límite al énfasis y la sobre estilización. Mucha frustración y diversión en igual medida".


inicia recorrido por festivales


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