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"Sarcocornia neei": la planta que da esperanza a Puchuncaví

Planta nativa tiene la capacidad de almacenar altas concentraciones de metales pesados, por lo que ayudará a descontaminar los suelos de la zona. Iniciativa ha sido impulsada por la UPLA en conjunto con los vecinos del sector.
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Francisca Palma Schiller

Quién podría creer que tan solo una planta podría traer esperanza a una de las comunidades más afectadas por la contaminación en nuestra región. Hoy, aquella incredulidad se ha convertido en un hecho: hablamos de "Sarcocornia neei", una poderosa planta nativa que tiene la capacidad de almacenar altas concentraciones de metales pesados, tales como arsénico (As), cobre (Cu) y plomo (Pb) en raíces y tallos.

Gracias a sus características, su instalación ya es una realidad en Puchuncaví a través de una iniciativa impulsada por la Universidad de Playa Ancha en conjunto con los vecinos del sector.

Pero, ¿cómo comenzó todo? Este círculo virtuoso se estableció a través del proyecto "Implementación de técnicas para la recuperación de suelos degradados y fortalecimiento de capacidades, en la comuna de Puchuncaví", que ejecutan las académicas Ximena Espinoza, Verónica Meza y Javier Castillo de la Facultad de Ingeniería de la UPLA y bajo el financiamiento del Ministerio del Medio Ambiente.

"Este trabajo en los territorios y las comunidades parte un poquito antes del 2015, donde nosotros vimos cierta decoloración en las plantas. Ahí decidimos estudiarlas, como también el suelo. Tras los análisis, nos dimos cuenta que había una gran concentración de metales pesados en estas plantas y ahí pensamos que tenía potencial para acumular metales y empezamos a trabajar con ella en los laboratorios", nos cuenta Verónica Meza.

Sarcocornia neei

Particularmente sobre las propiedades de "Sarcocornia neei", la académica explica que "es una planta nativa, por lo tanto no estamos trayendo una especie que pudiese competir siendo introducida y reemplazar a otra. Eso es súper importante. Lo otro es que es una planta que sobrevive muy bien en condiciones de salinidad y absorbe una gran cantidad de metales en sus raíces y en la parte aérea".

Y son justamente esas características las que han ayudado a potenciar a las comunidades de la zona a través de la enseñanza de técnicas para la recuperación de suelos contaminados. De esta manera, se busca limpiar el terreno y darle un nuevo uso, es decir, dar "una nueva oportunidad".

"Nosotros nos hemos propuesto aportar a los conocimientos previos de las vecinas de El Rungue y las localidades aledañas para que podamos trabajar en conjunto en la fitorremediación de suelos contaminados con esta planta. Ellas saben cultivar y han aprendido a utilizar herramientas tecnológicas para georreferenciar, medir la humedad y la temperatura, conocimientos -que incluso- las han llevado a ser las profesoras de sus vecinas", recalcó la responsable principal del proyecto, Ximena Espinoza.

Así lo confirmó también Yenny Oyaneder, una de las vecinas de El Rungue.

"Ha sido una experiencia muy satisfactoria de poder juntarnos con otras entidades y poder contarles lo que hemos aprendido en todo este tiempo, porque con la Facultad llevamos trabajando más de cuatro años, primero con los huertos en tiempos de pandemia. Hemos logrado trabajar con la tecnología, aprender a hablar un poquito mejor en la parte tecnológica, pero lo que más nos enorgullece a nosotras es poder aprender y enseñar", destacó la vecina.

Un motor de cambio

Para las expertas, la investigación es una oportunidad para la academia, pero principalmente, para los vecinos de Puchuncaví. "La educación es un motor de cambio", recalcó Meza.

Punto que también compartió el seremi del Medio Ambiente de la región, Hernán Ramírez. "Esta es la forma de abordar las problemáticas de la ciudadanía: la academia pone al servicio su conocimiento y su experiencia, pero recoge de la comunidad su visión, mientras el Estado ayuda con políticas públicas y recursos para avanzar", subrayó.

"Aquí se ve el logro de unir tres partes de nuestra sociedad: la academia, la comunidad, y los servicios públicos (el Estado) con el fin de poder generar una corrección de un daño ambiental producto de políticas públicas erradas del pasado, en que por 50 años pasivos ambientales se acumularon afectando actividades tradicionales como la agricultura. Hoy día estamos viendo cómo poder corregir ese error, ya que como sociedad somos responsables y esperamos poder mirar el futuro con más esperanza, con más oportunidades de una mejor calidad de vida para la comunidad", indicó la autoridad regional.