Los 'monos' del pintor Totoy Zamudio llegan al Museo Palacio Vergara
La muestra "Pinturas en el Palacio", del reconocido artista nacional, destaca por la creación de seres ficticios inmersos en un mundo de color y fantasía.
Marcelo Macellari C.
El Salón de los Maestros del Museo Palacio Vergara de Viña del Mar, emblemática edificación de estilo veneciano inaugurada en 1910, se llenó de color y fantasía con los "monos" del artista Totoy Zamudio, cuya exposición "Pinturas en el Palacio", donde destaca la creación de estos seres ficticios capaces de interactuar felizmente dentro de las obras, se puede visitar hasta el 20 de noviembre.
Artista visual Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad Finis Terrae y Máster en Animación Digital de la Universidad Pompeu Fabra (España), Totoy Zamudio dejó todo tipo de influencias que había adquirido hasta ese momento, para crear un estilo expresivo propio, logrando finalmente jugar dentro de lo abstracto y el art brut, intentando que la gente se inspire y sonría, que se detenga, pierda la conciencia, y descubra que todo es un juego para el cual hay que estar dispuesto. Desde ahí surgieron los "monos", seres creados por el artista y que habitan sus composiciones, ubicándose en un plano bidimensional que juega con anatomías situadas entre lo figurativo y lo abstracto.
El artista cuenta que "siempre parto de la pregunta por qué la pintura, por qué la pintura sigue convocando audiencia y sigue siendo el tema fundamental de mi vida. Y la respuesta es que la pintura sigue siendo para mí la mayor de las aventuras y estaría dispuesto a dar la vida por las artes. Vine al mundo a querer, no a ser reconocido, a ser famoso o tener poder. Me interesa transmitir que no hay que reírse del otro, sino que con el otro".
"Estos monos que habitan mis cuadros -agrega-lo único que hacen es agarrarse para el leseo, se confunden y se alimentan unos de otros. Se joden y se molestan, se suben al columpio todo el rato, pero en buena. Esa es energía muy positiva. Lo otro importante es que se trata de visión total, es decir, primero ves el total y después te metes en el cuadro y ves los detalles. Entonces no hay un acento o un punto de entrada, porque todos somos importantes".
Sin patrón
Si bien los monos son su sello, Totoy Zamudio reconoce que "los personajes han evolucionado, lo mismo que la manera de trabajar los fondos y los colores. En esta exposición no hay ningún patrón, porque nunca he trabajado con patrones. Salgo de mi lugar común y me doy el lujo de experimentar con mi propio trabajo, pero desde la amnesia, olvidando todo lo que aprendiste en la escuela de artes visuales, porque lo importante eres tú y tu identidad. Yo estoy absolutamente convencido que ese es mi camino y tengo una identidad súper reconocible. Eso es lo que tiene valor, que tú te pares frente a un cuadro y sepas quién lo pintó. Es lo que pasa con mi pinturas y muchas veces me han dicho 'desde que compré tu cuadro me siento feliz'".
Sobre las temáticas de esta exposición, el artista señala que "venimos del estallido social, luego llegó la pandemia, debiendo estar encerrados mucho rato, andar con mascarilla e impedidos de hacer cosas como juntarse con amigos, entonces esta podría ser una exposición de liberación. Hay cuadros que tienen un mensaje medio tribal quizás, con una especie de ejército que está ahí, no para agredirte, tampoco para defenderte, sino que simplemente para acompañarte. Y tú eres parte de esa tropa".
Con el título "Pinturas en el Palacio", Totoy Zamudio quiso rendirle un homenaje Palacio Vergara, espacio que alberga el Museo de Bellas Artes de Viña del Mar: "Podría haberle puesto otro nombre, quizás uno más rimbombante, pero quería hacerle un homenaje al lugar y decir que eran pinturas que yo hice especialmente para este espacio. Se trata de un lugar histórico, entonces había que estar a la altura. No era tan fácil y creo que el diálogo entre el espacio y mi obra funciona absolutamente".
En la muestra hay polípticos y el pintor explica que "el políptico me gusta y no lo había hecho hace mucho tiempo. Es una formato más panorámico y que tiene una historia, un inicio y un final que lo recorres de izquierda a derecha. Sin embargo, no lo usé por lo cinematográfico o anecdótico del formato, sino porque necesitaba llenar el espacio con mi obra y sacar de contexto el formato, unas telas de 68x45 cm, donde una o dos no tienen sentido, pero sí diez. En el fondo, me estoy reinventando todo el rato. Llevo 30 años pintando y me he demorado 30 años en llegar a ese personaje. No es que haya partido con él, sino que se ha demorado 30 años en llegar".
La Estrella de Valparaíso