Liguano Nicolás Basáez es N°1 de Chile en tenis adaptado
Deportista hoy se está preparando para disputar el torneo Open Dallas en USA el próximo mes.
Camila Rojas vargas
Nicolás Basáez tiene 30 años y es el primero de Chile en el ránking de tenis adaptado y quinceavo de lista mundial. Su meta en el corto plazo es triunfar en el torneo Open Dallas que se hace anualmente en Estados Unidos, que tomará lugar desde el 9 hasta el 11 de diciembre. Por lo pronto se alista en su comuna natal de La Ligua donde entrena si no està de viaje dentro de Chile de región en región compitiendo.
Una de sus herramientas más preciadas para alcanzar lo alto del podio dice, es jugar tenis convencional, porque va adquiriendo práctica con distintos oponentes, aunque la exigencia es la misma. "Todos creen que el tenis adaptado es un poco más lento o que la cancha es más chica, pero no, es completamente igual al tenis normal, entonces los golpes de los tenistas que juegan conmigo son muy fuertes y esa tenacidad para adaptarme a ambos me ha servido bastante", declara el atleta.
Basáez ha observado a través de los años que algunas personas piensan que el deporte es más fácil, pero no es así. "A mí me cuesta el triple jugar y aún así mantengo en nivel de una persona que no tiene ningún tipo de discapacidad. Si le llamamos adaptado es por las categorías en que uno entra a jugar, son tres tipos, A, B y C, que están separadas por temas de movilidad. En la primera entran jugadores que les falta un solo brazo y tienen las piernas buenas. En la segunda a la mayoría les falta una pierna pero ellos juegan con prótesis entonces no se nota mucho. Y en la C la cancha es más chica porque se mueven más lento y no pueden desplazarse tanto", explica el número uno.
Su fuerte es el físico porque corre a gran velocidad y además es zurdo, "en general a los tenistas le cuesta jugar con una persona zurda", dice entre risas. Aunque la práctica lo hace todo y eso lo evidencia el, pues donde hay un partido Nicolás está presente, los costos y financiamientos a lo largo de su carrera los ha tenido que llevar él mismo, sin grandes ayudas extras. "Hace poco tuvimos un fin de semana interclubes con Illapel y ahora tenemos uno en La Ligua para juntar recursos para Estados Unidos, resulta que para poder participar representando al país tengo que tener dinero yo, a mi no me ayudan", comenta el tenista.
Entrena y trabaja
Si no está en la cancha entrenando o en su trabajo como guardia en una reserva natural en su comuna natal, está dando clases de la disciplina a jóvenes con síndrome de down, de hecho enseñar siempre fue una de sus metas, "llevo siete años con ellos. A mí toda la vida me fue bien en el deporte y me gusta mucho entonces uno de mis objetivos estaba claro, yo sabía que iba a integrar a más y más personas para que se sientan parte de esto", declara el deportista.
Nicolás se quedó con el tenis profesional por gusto pero practica balonmano, básquetbol, fútbol, equitación, snowboard y hace poco quiso poner a prueba su talento tras el volante en las pistas de carreras, aunque siempre ha manejado.
"Me inscribí en una prueba de automovilismo en la Villa Olímpica en Quilpué y fue chocante para la gente, lo pude percibir cuando me vieron hacer ese tipo de maniobras en un auto. Les demostré a ellos que nada es imposible que todo se puede y que a veces la gente se queja por cosas mínimas. La verdad es que enseñar que las metas se alcanzan es muy gratificante para mí", revela el multifacético tenista.
Complicada infancia
Atrás en el tiempo, el jugador creció en un ambiente complejo para un niño que está en etapa de autoconocimiento y descubriendo sus gustos. "Antes incluso al ir caminando por la calle, algo tan normal, era escuchar "oh el niñito, tiene una discapacidad, pobrecito, que pena", y es muy chocante que te traten así". Aunque eso le dio más fuerza, de hecho el motor que le dio energía suficiente para ir incursionando en varios deportes a la vez fue probarle a la gente que estaba bastante equivocada.
"Había un taller de tenis en mi colegio y nadie quería que participara porque me podía frustrar, porque me podía pasar algo y puros peros. Mi mamá fue a la inspectoría y les dijo que yo tenía que experimentar, que de alguna manera yo me las iba arreglar, y así partí. Literal partí haciendo lo que me impedían", cuenta Basáez.
Hoy por hoy comparte su pasión con su hijo de cinco años a quien enseña que tiene distintas opciones para jugar, aprender y descubrir, siempre respetando a los demás.
"A él le encanta andar conmigo, me acompaña a los torneos acá en Chile. Él me ha demostrado muchas cosas, él me cambió todo, desde que era muy pequeño me ha demostrado con hechos que está orgulloso de mí, el otro día me acompañó a una exhibición y andaba para todos lados "él es mi papá, juega tenis y maneja, vengan a conocerlo".
Emocionado por las actitudes de su pequeño, todavía cuenta incrédulo todas las incertidumbres que fueron aflorando con su llegada. "Yo en un minuto pensé ¿cómo lo voy hacer con un niño?, ¿seré capaz de hacerlo, estaba destinado yo a ser padre? Y él se fue adaptando a mí, fue maravilloso, siempre pude mudarlo, jugar con él, acompañarlo y ahora verlo crecer. Les digo que todo se puede lograr", cerró Basáez.
"Había un taller de tenis en mi colegio y nadie quería que participara porque me podía frustrar".
Nicolás Basáez, N° Chile
La Esrella de Valparaíso