Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Tiempo Libre
  • Estrellas

Ocho días con Romeo

E-mail Compartir

por Felipe Acuña Lang, escritor

Por la socorrida aplicación Airbnb llego a mi piso alquilado a una mujer madrileña. Doy vueltas por los alrededores de la calle Olmo 12 antes de registrarme. Hace bastante calor pese a que el otoño ha llegado a Madrid. Me entero por mi casera que es el viento caliente del norte de África. Mientras dejo mis cosas en unas repisas, un simpático perrito me mira expectante. Me olisquea y, luego de pedir aprobación, entra a mi habitación.

Según María, a Romeo (así se llama) lo recogió de un canil. El perrito ya tiene sus años y se alimenta preferentemente con guisos especiales. Me entero de que el estofado de conejo le sienta de maravillas. Lo increíble del asunto es que al segundo día Romeo entra ya sin permiso a mi cuarto. "No seas cotilla", le reclama su ama, y yo le doy la bienvenida.

Hacemos buenas migas con Romeo, tanto así que María me pide el favor de que le de un paseíto, ya que el perrito es de rutinas. "Él te llevará a donde quiera ir por el barrio", me dice mi casera, pasándome la correa. De la noche a la mañana ya soy un paseador de perros por las calles del barrio de Antón Martín. Madrid es así, espontánea como su gente, que en cada esquina hace de la cotidianidad una tertulia.

Romeo se detiene en una esquina y yo aprovecho de mirar los periódicos. Leo en El Mundo que el escritor Arturo Pérez Reverte reclama por los bajos índices de lectura en España. Nada nuevo bajo este sol que está para bañarse en agua fría. Romeo me mira como si me dijera que debemos continuar con nuestro paseo. Yo pienso que la internet y las plataformas digitales han capturado la atención de las nuevas generaciones. Los libros son leídos, pero creo que por una minoría silenciosa. Sin exagerar, en Europa ya no se ve gente leyendo, en las plazas o en los cafés. O son muy pocos los lectores. Es evidente que la gente agachada sucumbe a las pantallas de sus móviles. La vida ya no ocurre afuera, sino que adentro de los celulares. Me arrimo a una mesita en la terraza del café y Romeo se toma su descanso. Leer es un acto cada vez más anacrónico en los espacios públicos; me refiero el acto de abrir un libro. Para mí Madrid son sus librerías y con Romeo visitados una que quedaba cerca de nuestro barrio.

El perrito parecía feliz de dar vueltas por la cuadra. El tiempo de un perro es circular, la repetición de los actos lo pone feliz. En la novela de Milan Kundera, "La insoportable levedad del ser", el autor checo se refiere a que la felicidad de un perro se constituye en los actos repetitivos. En cambio, los seres humanos se verían defraudados de la repetición de los actos cotidianos, ya que el tiempo para nosotros correría continuo, hacia adelante. En tanto, la felicidad en el hombre y la mujer es una utopía, ya que siempre estaremos reclamando por la novedad.

Romeo carga con la levedad. No se cuestiona la pesadez existencial y es atento a cada estímulo sensitivo que le llame la atención. Le hice caso al perrito: estar en el mundo, sin expectativas, aceptando el presente. El paseo, algo tan simple, llevando un animal, es suficiente para disfrutar el día. Y Romeo, como un perfecto caballero, me lleva a un ritmo lento y sostenido. En los días posteriores vamos estrechando nuestra amistad, me pide que lo saque a pasear y para mí resulta estupendo que le guste tanto que me siente en la terraza de un café y me disponga leer un rato.

"Queremos establecer presencia humana en la luna"

La Nasa ve la misión Artemis I como el desafío que marcará el desarrollo tecnológico del futuro.
E-mail Compartir

Por Alfonso Rodríguez | Agencia Efe

La NASA contempla la misión Artemis I como el inicio de un gran desafío técnico y punto de partida para una investigación de la luna con presencia humana que marcará el desarrollo científico futuro, dijo a EFE Rey Díaz, supervisor de tecnología aeroespacial del Centro Espacial Kennedy.

"Es una misión muy importante que continuará la exploración lunar", destacó Díaz sobre Artemis I, que busca abrir camino para el conocimiento del satélite de la Tierra.

"Queremos establecer presencia humana en la luna, de donde se utilizará el material de su suelo para investigaciones científicas", señaló este puertorriqueño doctor en ingeniería industrial con carrera en la NASA desde 1983 y que apoya la misión Artemis I desde el desarrollo de programas de la agencia.

Artemis I es una misión no tripulada que supone la primera del programa Artemisa, el cual tiene como objetivo establecer presencia humana en la Luna como un paso previo para llegar a Marte.

El objetivo de esta misión, que se espera dé comienzo la madrugada del miércoles, es poner a prueba las capacidades del sistema de lanzamiento espacial (SLS) y de la nave Orión antes de un viaje tripulado.

EL REGRESO A LA LUNA

"Artemis I significa la primera oportunidad de regresar a la luna", dijo el técnico de la NASA sobre la misión, un paso más en el objetivo de la exploración humana del satélite a través de su polo sur.

La NASA ha determinado que las características de esa región pueden llevar a descubrimientos científicos importantes para conocer mejor el lugar de la tierra en el universo.

Díaz dijo que el camino ha sido largo desde que la primera misión tripulada del programa espacial estadounidense conocido como Apolo diera sus primeros pasos hace más de medio siglo con el objetivo de un alunizaje tripulado sobre la Luna.

"Se trabajó poco a poco, destacando la labor de la Estación Espacial", dijo sobre el largo camino de la NASA, cuya última misión en la que sus astronautas pisaron la Luna se remonta a Apolo 17, que se llevó a cabo entre el 7 y el 19 de diciembre de 1972.

"La presencia humana en la Luna es muy importante a nivel científico", sostuvo, después de destacar que el programa Artemisa quiere sentar las bases para una presencia lunar a largo plazo y servir como trampolín para el envío de astronautas a Marte.

La prueba de vuelo Artemis I de la NASA desplegará dos satélites para avanzar en la búsqueda de recursos lunares y un vehículo de detección de agua.

Las tripulaciones de Artemis llevarán a cabo investigaciones geológicas sobre el terreno y recolectarán muestras para comprender los procesos planetarios y los volátiles, que son elementos o compuestos químicos en estado sólido que se funden o vaporizan a temperaturas moderadamente cálidas.

OTRAS DOS MISIONES EN EL HORIZONTE

A la misión que saldrá el miércoles le seguirá, en 2024, primera misión tripulada, la Artemis II, que hará el mismo trayecto, y se espera que con Artemis III, previsiblemente en 2025, se toque tierra en el satélite terrestre con la primera mujer y hombre de color que viajen a la Luna.

"Pero también hay que destacar la contribución de los latinos a la NASA, que es por parte de miembros de esta comunidad sustancial e importante", aclaró.