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El pesebre, símbolo navideño

La periodista María Eugenia Vargas cuenta con una colección de más o menos 400 belenes. Esta es una selección de algunos de los más representativos.
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Por Juan Guillermo Prado

Es tiempo de Navidad y en todas las latitudes se ven árboles de Pascua y pesebres. Estos están desde la Plaza de San Pedro al Parlamento Europeo. Este año es primera vez que se instala en ese lugar, y no hay iglesia y capilla de cualquier lugar del mundo que no los tenga.

La tradición del pino de Navidad se inicia en Alemania por san Bonifacio, en el siglo VIII, considerado el apóstol de dicho país. Lo instauró para reemplazar un rito pagano que consistía en la muerte de un niño. El santo aseguró a quienes lo escuchaban que el amor que Dios sentía hacia los seres humanos jamás se acababa, al igual que el verde de las hojas del abeto.

La tradición del pesebre la inició San Francisco de Asís en la ciudad de Greccio, Italia, en el año 1223. El santo deseaba explicar a sus habitantes el misterio del nacimiento del Niño Dios de manera didáctica. Puso un pesebre, paja, un buey y un borrico y convocó a dos pobladores que hicieran el papel de la Virgen y San José y pidió que le trajeran una imagen del Niño Dios.

Cuenta la tradición que al momento en que San Francisco tomó entre sus manos la imagen de Jesús se produjo un milagro. Ante la mirada atónita de todos, la imagen cobró vida y sonrió a Francisco, quien lo abrazó y lo recostó en la paja del pesebre. Los presentes se arrodillaron impresionados por el milagro, mientras el Niño Jesús sonreía una vez más y daba una bendición a todos los que estaban allí postrados a sus pies. Después volvió a ser una imagen inanimada; sin embargo, el recuerdo perduró en la memoria de todos.

Desde ese día, los habitantes Greccio montan sin falta el llamado Pesebre de San Francisco, anhelando que el milagro se repita. A partir de ese pueblo la tradición se ha extendido por todo el mundo y hoy existen de todos los tamaños, formas y materiales en casi todos los países del mundo.

La periodista María Eugenia Vargas tiene en su residencia de Antofagasta quizás la colección más representativa de pesebres o belenes del país. Recuerda: "Cuando egresé de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, en 1976, trabajaba en La Nación y me mandaron a hacer una nota sobre la Feria de Artesanía de la Universidad Católica, que en esa época se hacía en el Parque Forestal. Allí compré uno peruano, a pesar de mi precaria situación económica. Años después compré un segundo, luego alguien me regaló otro y así fue creciendo. Después mi esposo impartió clases a una universidad en Paraguay me trajo otros. Más tarde, estuvimos en España haciendo un doctorado y agregamos varios más, y actualmente la colección se compone de unos 400 conjuntos entre nacimientos, sagradas familias, huidas a Egipto, todos en diferente tamaños. Tengo belenes de todos los continentes".

-¿Cuáles son los pesebres más representativos de nuestro país?

-Uno de los más significativos procede de Talagante, es de cerámica policromada y representa la típica imagen de nacimiento de la zona central, con la particularidad que este incluye la ofrenda de dos cuasimodistas. También es notable un conjunto de Quinchamalí, localidad que recientemente ha recibido el reconocimiento de la Unesco como patrimonio inmaterial cultural de la Humanidad. Este pesebre no tiene reyes magos pero sí un conjunto de guitarreras que hacen la ofrenda al Niño.

-¿Cuál es el pesebre más valioso?

-Tengo un conjunto de porcelana Lladró de Barcelona, que es el más caro de la muestra ya que su valor comercial es de más de dos millones de pesos y su precio aumentará ya que la empresa Lladró cambió de dueño y su fabricación se descontinuará ya que la empresa pasara a tener otro enfoque comercial.