En gratitud a sus vecinos armó centro de acopio y olla común en su casa
Jose Aravena Oyanedel aún intenta entender racionalmente cómo el fuego no arrasó con la casa en la que vive con su familia hace 22 años.
"Sin ayuda de mis vecinos no habría salvado nada", así lo afirma sin atisbo de duda José Aravena Oyanedel al consultarle porqué decidió, desde el primer día post incendio en la parte alta de Forestal, en la población Vista Las Palmas, abrir su casa para quienes lo perdieron todo, facilitándoles algo tan básico y esencial como el baño y habilitar su casa como centro de acopio y para la preparación de alimentos.
Y es que este trabajador que se desempeña como jefe de reparto para la empresa El Mercurio de Valparaíso sólo por fortuna y como él mismo dice, gracias a la solidaridad de sus vecinos, logró combatir el fuego con éxito evitando así que las llamas arrasaran con la propiedad.
Por lo mismo, desde el viernes 23 de diciembre, horas después del violento siniestro que arrasó con decenas de viviendas en Nueva Aurora, Viña del Mar Alto y Forestal, comenzó a ayudar con lo que tenía a mano: al comienzo facilitando las instalaciones de su casa y luego como centro de acopio para desde allí distriuir ayuda para sus vecinos damnificados.
"Al momento mismo del incendio no llegaron los bomberos porque se saturó la avenida principal con vehículos, algunos bomberos llegaron a pie (...) El fuego salía entre las dos casas, no sé cómo no se quemó (...) Desde el momento en que sucedió todo nosotros con mi familia tomamos la decisión de abrir las puertas de nuestra casa porque mis vecinos salvaron la casa, porque yo sin la ayuda de mis vecinos no habría salvado nada", aseguró reiterando sus agradecimientos.
Mirador de sus sueños
José cuenta que soñaba con vivir en este lugar; vista panorámica del borde costero hasta el campo dunar y del palmar El Salto.
Por eso en medio de las huertas y plantaciones que tenía en su patio, dejó un lugar privilegiado como mirador. Allí se sentaba a apreciar la inmensidad del palmar y al fondo el oceáno Pacífico.
Desde el mismo lugar, hoy arrasado por el fuego, se logra dimensionar el enorme impacto no sólo social que dejó este voraz incendio, sino que también el daño ecológico que implica la pérdida de las palmas chilenas, especie en peligro de extinción.
En esta propiedad de dos pisos José vive junto a su esposa, sus dos hijas, su yerno y el regalón: su nieto de sólo 7 años que aún no procesa bien la pérdida de la huerta con la que su abuelo lograba entusiasmarlo para que no estuviera siempre conectado.
Acopio y alimentos
En su casa ubicada en calle La Colina N°74, Vista Las Palmas, Forestal, José tiene habilitado un centro de acopio y con la ayuda de vecinas, preparan a diario alimentos para sus vecinos. El domingo prepararon cerca de 600 raciones y ayer ya avanzaban en los prepartivos del menú del día: porotos.