"Los hinchas del fútbol somos muy melancólicos"
Joaquín Escobar, DT de la antología de cuentos "Premier Chilean League", habla sobre este volumen que reúne catorce relatos inspirados por el amor a diversas camisetas.
Marcela Küpfer C.
marcela.kupfer@estrellavalpo.cl
"En estos cuentos no hay clubes más grandes que otros, no hay títulos ni estrellas, todo lo referente a números y estadísticas (la praxis sin alma de las tablas Excel) está obsoleto. En estas páginas hay escritores que quieren a sus clubes y que buscan retratarlos con honestidad, literatura y verosimilitud".
Así introduce el escritor Joaquín Escobar la antología de cuentos "Chilean Premier League" (Los Perros Románticos, 2022), volumen que catorce relatos contados desde el tablón, desde la calle o desde la memoria, e inspirados por el club de los amores de los autores y autoras invitados.
Joaquín Escobar es el DT de esta selección literaria, donde aparecen cuentos de Everton, Wanderers, Colo Colo y la Universidad de Chile, pero también sobre el Club Atlético General Velásquez, Rangers y Deportes Antofagasta. Entre sus estrellas figuran Rodrigo Ramos Bañados, Rodrigo Carvacho Alfaro, Vanessa Vargas y Cristian Brito.
Escobar, el DT, es también un hincha. De la UC. Lleva dos libros inspirados por el club cruzado ("Las cosas que hice por la UC" y "Diario del tetracampeonato") y otros dos que, sin ser de fútbol, están cruzados de principio a fin por el amor a la pelota ("Se vende humo" y "Cotillón en el capitalismo tardío"). Siendo ya un especialista en literatura y fútbol, Joaquín Escobar fue el llamado a convocar y comandar esta selección, que debutó hace solo unos días en la Furia del Libro 2022.
-¿De qué escriben mayoritariamente los autores cuando son convocados a hablar de fútbol? ¿Qué sentimiento prima?
-Lo que prima es la nostalgia. Los hinchas del fútbol somos muy melancólicos. Vivimos hablando de cosas que se fueron, de partidos o jugadores que quisiéramos recuperar, todo ambientado en una niñez vista desde lejos y con interferencia. Por lo mismo, en esta antología hay ídolos regionales, borrachos y perdidos que son parte del imaginario cultural del fútbol chileno. Me interesa el balompié en su expresión humana y mundana, sin edulcorantes forzados, sin la estética del superhéroe.
-¿Cuánto pesa la experiencia personal y qué espacio tiene la ficción a la hora de escribir sobre tu club de fútbol favorito?
-Sí, hay espacio para imaginar y ficcionalizar. Y eso mismo es lo que busca esta antología: hacer literatura sobre clubes del fútbol chileno. No me interesa el registro histórico, me da igual el archivo o el rigor de los datos, hay periodistas e historiadores que hacen muy bien ese trabajo y no me interesa entrar allí. Lo mío es la literatura y la antología es un botón de un proyecto mayor. Los lectores se encontrarán con cuentos y momentos tan dispares como el gol de Miralles a Colo Colo el 2008, un penal atajado por Viana con el hígado perforado, unos VHS robados que esconden la historia de Rangers de Talca, un lateral derecho del General Velásquez, es decir, nuestra Chilean Premier League sin maquillaje.
-Como escritor has desarrollado bastante la relación entre fútbol y literatura, ¿cuál es tu apreciación sobre este vínculo?
-Es un vínculo que hay que seguir reformulando. En Chile aún es muy incipiente, y eso que hay mucho material sobre el cual desarrollar conceptos e ideas. Además, la escritura de fútbol no puede estar solamente en manos de los periodistas deportivos, hay que abrir ese espectro a otros lugares y disciplinas. Se hace urgente y necesario problematizar las formas y el lugar desde el cual narramos el balompié criollo.
-Como fanático de la Católica, ¿qué sientes al editar y leer cuentos de otros clubes?
-Es complejo, sobre todo con los cuentos de los clásicos rivales, jaja... Más allá del folclor y de las bromas (tan necesarias, por cierto), lo que buscaba en todos los cuentos de la antología era literatura y verosimilitud. Acá no hay tablas de Excel, acá hay narraciones. Todos los clubes poseen el mismo nivel de interpretación y complejidad, cada uno esconde su espacio arquitectónico, pues en el fondo es una forma de hablar de la ciudad a la que pertenecen.