Desazón por baja en ventas de cotillón tras suspensión de fuegos
Comerciantes establecidos y también informales lamentan menor interés de las personas a un día del Año Nuevo. "Pasan pero no compran", dicen.
Mirian Mondaca Herrera - La Estrella de Valparaíso
Todavía en shock y sin lograr aceptarlo se encuentran los vendedores de cotillón que cada fin de año esperan con ansias la llegada del espectáculo pirotécnico Año Nuevo en el Mar, luego que la tarde del jueves y a solo 48 horas del inicio del 2023, se confirmara su suspensión. Tras ese balde de agua fría, las calles de Valparaíso parecieron resentir la no realización del tradicional evento, lo que se notó en el comercio asociado a este tipo de elementos.
Un recorrido por las principales calles del plan de la ciudad bastó para percibir, a simple vista, que la efervescencia observada en la misma fecha de años anteriores a la pandemia está ausente. Ni siquiera el colorido de los sombreros de cotillón, los antifaces, pelucas, cornetas o serpentinas, o el entusiasmo de los comerciantes para ofrecer sus productos, logró convencer del todo a los transeúntes: "Pasan pero no compran", se lamenta María Angélica Llancamil, quien trabaja de manera informal en Pedro Montt.
Muy cerca de ahí, en avenida Argentina, en el local Las Novedades, María Teresa Pizarro, tiene la misma percepción en relación a que la suspensión del espectáculo de fuegos pirotécnicos en la bahía de Valparaíso, tendrá de todas formas un efecto negativo en el comercio. "Sí, hay menos venta. Uno estaba entusiasmada, todos los turistas que vienen para acá, es la alegría de Año Nuevo (...) a Valparaíso lo están matando, porque día a día aquí no hay ninguna entretención (...) Años atrás aquí se llenaba, era una locura", comenta.
Esta afectación por la suspensión del icónico espectáculo pirotécnico que se prevé en las calles porteñas también incluye al comercio informal. De hecho, durante el recorrido se vuelve evidente que son pocas las personas que se detienen a mirar los productos o preguntar sus precios.
En ese sentido y de manera coincidente con la jornada siguiente a la cual se confirmó la suspendión, María Angélica LLancamil, asegura que "se nota una baja en las venta. Es una fiesta el tema de los fuegos artificiales, que pena que a última hora todo quedó en nada (...) Hay que tirar para arriba Valparaíso. Valparaíso está en una depresión tremenda, necesita turistas, necesita que el mercado se mueva, no tan solo nosotros, los locatarios que producen trabajo, es una noche donde se produce trabajo aparte de las fiestas, entonces queda todo triste", remarca la vendedora.
Con la esperanza de tener aunque sea una pequeña mejoría en las ventas, que les permita recuperar lo invertido, los comerciantes de cotillón esperan que este último día del año el entusiasmo por celebrar regrese pese a que no habrá espectáculo pirotécnico. Eventos como "La mejor fiesta de Chile", que se finaliza hoy en la plaza Sotomayor de Valparaíso o privados, siempre pueden necesitar de una que otra serpentina, challa, sombrero gracioso o corneta para animar los festejos.