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Reviviendo la tragedia del estero Minte

El escritor José Miguel Huerta recrea, en clave de novela histórico, este suceso que cobró la vida de 27 personas que cayeron al vacío luego de que un trozo de carretera cediera antes las copiosas lluvias.
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por Marcela Küpfer C.

"Fui el antepenúltimo en caer, y el primer impacto de mi vehículo fue de frente contra el muro oriente del socavón, por lo que el motor me protegió. Tuve la tranquilidad para romper el vidrio del automóvil en que me desplazaba, logrando así evacuar la mortal cabina que comenzaba a llenarse de agua. Con alguna dificultad, por la oscuridad reinante y el agua que barría mi rostro, vi entonces a una mujer que intentaba sacar a unos niños y a un hombre, que resultó ser su cuñado, desde una camioneta Chevrolet Luv blanca, yo le gritaba que primero se salvara ella y luego sacara a los niños por la ventana. Nada de ello ocurrió. Después me enteré que el cuñado estaba atrapado en el interior y allí quedó. Estaba en eso cuando un gigantesco camión con acoplado repleto e troncos cayó al despeñadero. ¡El estruendo fue espantoso!".

Ludwig Codjambassis fue el único sobreviviente de la tragedia del estero Minte.

La tarde del domingo 7 de mayo de 1995, en medio de uno de los días más lluviosos de ese año (192 mm de agua cayeron en solo 48 horas en la zona), Ludwig conducía por la ruta 225 que conecta Puerto Varas con la localidad de Ensenada, en la Región de Los Lagos. A la altura del kilómetro siete de la carretera, un abismo esperaba a los desprevenidos conductores que transitaban por el lugar.

Producto de las copiosas lluvias, la pequeña alcantarilla que drenaba las aguas lluvias por debajo de la ruta colapsó, provocando que el terraplén que sostenía el camino cediera. En medio de la oscuridad, un boquete de 15 metros de largo y 15 de profundidad se abrió como una trampa mortal. 27 personas fallecieron -15 de ellas, niños- al caer dentro del socavón con sus vehículos, en la que es considerada una de las peores tragedias carreteras ocurridas en el país.

El relato de Ludwig forma parte del libro "Estero Minte y puente Cancura: dos tragedias, dos amores", del escritor José Miguel Huerta, que recrea, en clave de novela histórica, el desastre del estero Minte y la triste repetición que esta tragedia tuvo en junio de 2018, cuando un segmento del puente Cancura cayó sobre el río Rahue, en Osorno, provocando la muerte de un joven conductor.

Ambos accidentes sirven de ejes temporales a José Miguel Huerta para insertar la historia de un periodista de un medio regional quien tiene la misión de reportear las dos tragedias.

Autor de otras novelas históricas, como "Hijos de dos guerras" y "Agonía en el mar. El calvario de la Janequeo" -que relata el hundimiento del escampavía de la Armada en 1965, en las cercanías de Corral, que cobró la vida de 52 hombres de mar-, Huerta ha desarrollado su carrera de escritor al alero de la reconstrucción novelada de hechos reales.

"Aprender historia en forma de novela es mucho más ameno y, finalmente, se cumple el objetivo de aprender". cuenta. "Desde muy niño fui muy lector y, durante mi adolescencia, me fasciné con Jorge Inostroza y sus 'Adiós al Séptimo de Línea', 'Los Húsares trágicos', 'El ministro Portales' y una infinidad de obras escritas en este género de la novela histórica. Hoy día, acabo de terminar una saga de Santiago Posteguillo, sobre algunos hitos de la historia de Roma. Este tipo de relato, creo, despierta la curiosidad del lector en cuanto a seguir investigando sobre cualquier periodo de la historia en un estilo más ameno".

-¿Cuál es su cercanía o vínculo con la historia de la tragedia del estero Minte? ¿Por qué eligió este tema para escribir?

-La temática de mis tres libros publicados ha llegado a mí prácticamente por el azar. En efecto, por diversas circunstancias, me he encontrado con los temas y mi natural curiosidad me ha llevado a adentrarme en ellos y a tomar la decisión de llevarlos a la novela. En el caso del estero Minte, dado que yo vivo en la zona (Osorno) y conozco a algunas de la familias afectadas, siempre me causó una fuerte impresión la situación allí ocurrida. Lo más fuerte es enterarse de la cantidad de niños (15) que sufrieron y murieron en ese accidente. Yo soy muy sensible al sufrimiento de la infancia. También siento que me revelo ante hechos que fueron perfectamente evitables, en este caso, la irresponsabilidad del Estado para con nosotros, los ciudadanos.

-En su libro usted refleja testimonios de sobrevivientes, ¿qué impresión le dejaron estos testimonios acerca de la tragedia?

-En efecto, los testimonios de algunos protagonista lo van insertando a uno en la historia. En este caso, tuve el privilegio de contactar y conversar por más de cinco horas con el único sobreviviente del estero Minte, Ludwig Codjambassis, un escalador y rescatista profesional que cayó al precipicio y, en algún momento, tuvo la disyuntiva de ayudar a las personas que estaban en el fondo del barranco o, intentar trepar el muro de barro de más de 20 metros para detener en tráfico de vehículos y evitar que siguieran cayendo. Optó por lo segundo y fue una atinada elección, ya que evitó que hubiera muchas más víctimas. Su relato fue muy sincero, impresionante, fuerte y desgarrador. Me impactó muy profundamente. Desde luego, el texto que se refiere a su testimonio fue chequeado y aprobado por él.

-¿Qué lecciones se pueden sacar acerca de la tragedia del estero Minte, considerando que años después ocurrió un suceso similar en el puente Cancura?

-La clave de lo que se puede aprender de estas dos tragedias es, precisamente, lo que ocurre con el puente Cancura, 23 años después, y por las mismas razones: la falta de servicio de Estado. Cae un puente viejo y en malas condiciones y muere otro compatriota. Lo patético, después de lo del puente Cancura, el MOP, a través de su Dirección de Puentes, hace un catastro nacional y concluye que en Chile hay aproximadamente 100 puentes más que podrían colapsar. Y uno se pregunta: ¿qué se está esperando, otra tragedia? ¿Será falta de presupuesto? Pero simultáneamente se constata que el fisco sí gasta en materias que no denotan tanta urgencia y que parecen no derivar en el beneficio directo de los chilenos.