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Andrea Vera, la matemática porteña que va al Congreso Futuro

La académica de la Universidad de Valparaíso será parte del encuentro internacional que arranca hoy. Además de a matemática, se interesa por el feminismo y la sociología. "Esto es una búsqueda de nunca acabar. Uno piensa que por tener un posdoctorado tiene la vida resuelta y la verdad es que no; entre más estudio, me hago", dice.
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Francisca López - La Estrella de Valparaíso

En su biblioteca tiene libros como "Feminismos populares. Pedagogías y políticas", de Claudia Korol, y "Retratos de matemáticas", del Colectivo de Mujeres Matemáticas, entre otros títulos que danzan entre la sociología, el género y los números.

En su pizarra tiene anotados apuntes para su charla en la previa del Congreso Futuro 2023, que arranca hoy en todas las regiones del país. El viernes, Andrea Vera-Gajardo estuvo en una conversación sobre el género en la ciencia, la epistemología feminista y las matemáticas, realizada en la estación Los Leones del metro de Santiago; y este jueves formará parte del programa del congreso, en el bloque "Emociones compartidas", que se realizará de 15.00 a 17.00 horas en el Teatro Oriente de la capital.

Su oficina, que da hacia el patio de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Valparaíso, es pequeña; allí tiene una mesa redonda con libros, papers y lápices, un librero mediano, una pizarra y un escritorio.

Andrea Vera-Gajardo tiene un amplio currículum: es licenciada en Matemáticas por la Pontificia Universidad Católica de Chile; Doctora en Ciencias mención Matemáticas por la Universidad Chile; Posdoctorada en Matemática pura por la Durham University de Reino Unido; Diplomada en Estudios de Género por la Universidad de Chile; y trabaja en el Instituto de Matemática de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valparaíso.

Andrea se emociona cuando recuerda su pasado. Ama el conocimiento, posiblemente porque vivió toda su vida rodeada de grandes estímulos. Su padre fue un científico, su madre una profesora de inglés y sus hermanas mayores, sus ejemplos. Ellas, desde otras disciplinas, también se dedican a la academia.

Es crítica de su entorno, reflexiva, analiza cada detalle pero, al mismo tiempo, tiene una pasión por aprender, por llevar lo teórico a la práctica. "Es difícil, porque la matemática es abstracta, sin embargo, hace que uno desarrolle un pensamiento súper crítico. En ese sentido, creo que eso me atrae de estas ciencias, el poder explorar" dice.

Diferentes conocimientos

Vera-Gajardo está en una búsqueda por el conocimiento, un viaje en torno a las mixturas de lo interdisciplinario. "Me ha costado mucho. Parece que Chile aún no está preparado para esto, para hablar de diferentes tipos de conocimientos. Todo se relaciona, pero en las universidades se cree que todo debería estudiarse por separado y no es así. A veces siento que no soy de aquí ni soy de allá. Me incomoda que el conocimiento esté en cajitas", señala.

Su viajé empezó a los 18 años, cuando entró a estudiar Sicología; luego se salió para estudiar Matemática. "En matemática siempre me había ido bien, había ido a las olimpiadas cuando estaba en el colegio. Y entré a estudiar y me di cuenta que era una disciplina que no estaba terminada, que no estaba cerrada", cuenta.

El feminismo y la matemática

En su estancia en la carrera de pregrado, descubrió que su disciplina era muy masculinizada. Cuando estaba por la mitad empezó a ser activista en un colectivo feminista, sus hermanas la ayudaron a entrar.

Desde ahí se dio cuenta de una cultura en donde a las mujeres científicas les era muy difícil poder conseguir grandes puestos en la academia.

"Tuve por años esas dos áreas muy separadas de mi vida: el feminismo por un lado y la matemática por el otro. Poco a poco las empecé a juntar, porque hay un tema ahí, la mujer en la ciencia y cómo nos vemos, valoramos y cómo la sociedad es con nosotras", dice la académica.

El 2014 forma con varias colegas el Colectivo de Mujeres Matemáticas por Chile, con la intención de visibilizar, de crear una red de académicas.

Al principio no tenía el objetivo de investigar, sino de apoyarse mutuamente, compartir experiencias, hacer actividades en colegios. Después de tres años empezaron a hacerse muchas preguntas y nació la necesidad de investigarlo más sociológicamente.

"Esto nos llevó a muchas a estudiar diplomados de Género en la Universidad de Chile, a problematizar todo el tiempo nuestro campo de estudio. En ese sentido, esto es una búsqueda de nunca acabar. Uno piensa que por tener un posdoctorado tiene la vida resuelta y la verdad es que no, sino que entre más estudio, entre más comparto con otras mujeres, más preguntas me hago", reflexiona.

Para Andrea, el conocimiento es una herramienta, una maquinaria que entrega una serie de experiencias para habitar el mundo. Es libertad. "Si hay un espacio en donde somos realmente libres, es poder aprender", dice.

Por otra parte, expresa que viene el segundo momento, en donde hay mucha nobleza humana: "Pensemos todo lo queremos, pero ¿cómo hacemos con nuestras herramientas para mejorar las condiciones de la humanidad y de la Tierra?".

Vera-Gajardo se emociona al recordar su pasado, al mirar todo lo que ha tenido que vivir para llegar a donde está. Le dice a su yo del pasado que ponga atención a la diversidad de intereses, que no abandone sus otras inquietudes "No te enfrasques en otras disciplinas, tómale tiempo a otras", dice.

Su rutina de investigadora

Andrea se levanta todos los días muy temprano, toma café, revisa los correos. A veces va a la universidad a buscar sus libros, otras se queda en casa. Lee, participa en proyectos Fondecyt. A veces trabaja con su ayudante. Posiblemente, si le hubiesen contado a los 18 años, cuando estudiaba Sicología, que se dedicaría horas y horas a reflexionar, a pensar, seguramente no se lo hubiese creído.