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Todo sobre la anafilaxia

La anafilaxia es una reacción alérgica grave que puede poner en riesgo la vida. Puede ocurrir en cuestión de segundos o minutos luego de la exposición a algo a lo que eres alérgico, como por ejemplo un maní o la picadura de una abeja.
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La anafilaxia causa que el sistema inmunitario libere una avalancha de sustancias químicas que pueden provocar que el cuerpo entre en estado de choque: la presión arterial disminuye de repente y las vías respiratorias se estrechan, lo cual impide la respiración. Los signos y síntomas comprenden pulso débil y acelerado, sarpullido y náuseas y vómitos. Los desencadenantes frecuentes comprenden determinados alimentos, algunos medicamentos, el veneno de los insectos y el látex.

La anafilaxia requiere una inyección de epinefrina y un traslado de seguimiento a la sala de emergencias. Si no tienes epinefrina, tienes que ir a una sala de emergencias de inmediato. Si la anafilaxia no se trata de inmediato, puede ser mortal.


Síntomas

Los síntomas de anafilaxia habitualmente se manifiestan dentro de los minutos posteriores a la exposición a un alérgeno. No obstante, en ocasiones, la anafilaxia puede manifestarse media hora después de la exposición o más tarde. En casos aislados, la anafilaxia puede retrasarse varias horas. Los signos y síntomas incluyen los siguientes:

-Reacciones cutáneas, incluidos urticaria y picazón y piel pálida o enrojecida

-Presión arterial baja (hipotensión)

-Constricción de las vías respiratorias e inflamación de la lengua o garganta, que pueden causar sibilancia o dificultad para respirar

-Pulso débil y rápido

-Náusea, vómitos o diarrea

-Mareos o desmayos


Cuándo consultar al médico

Busca asistencia médica de urgencia si tú, tu hijo u otra persona con la que estés tiene una reacción alérgica grave. No esperes a ver si los síntomas desaparecen.

Si tienes un ataque y llevas un autoinyector de epinefrina, adminístratelo de inmediato. Incluso si los síntomas mejoran después de la inyección, aún es necesario que vayas a la sala de emergencias para asegurarte de que los síntomas no vuelvan a ocurrir, incluso si no te expones más al alérgeno. Esta segunda reacción se llama anafilaxia bifásica.

Solicita una cita médica con el proveedor de atención médica si tú o tu hijo tuvieron un ataque de alergia grave o signos y síntomas de anafilaxia en el pasado.

El diagnóstico y el tratamiento a largo plazo de la anafilaxia son complicados, por lo que probablemente necesites ver a un médico que se especialice en alergia e inmunología.


Causas

El sistema inmunitario genera anticuerpos que te protegen contra las sustancias extrañas. Esto es bueno cuando una sustancia es dañina, por ejemplo, algunas bacterias o virus. Sin embargo, el sistema inmunitario de algunas personas reacciona exageradamente a ciertas sustancias que normalmente no provocan una reacción alérgica.

Los síntomas de la alergia no suelen ser mortales, pero una reacción alérgica grave puede provocar anafilaxia. Incluso si tú o tu hijo tuvieron una reacción anafiláctica leve en el pasado, existe el riesgo de que sufran una anafilaxia más grave luego de una nueva exposición a la sustancia que causa la alergia.

Los desencadenantes más comunes de la anafilaxia en los niños son las alergias alimentarias, como a los cacahuetes y los frutos secos, el pescado, los mariscos, el trigo, la soja, el sésamo y la leche. Además de la alergia a los cacahuetes, los frutos secos, el pescado, el sésamo y los mariscos, entre los desencadenantes de la anafilaxia en los adultos se incluyen los siguientes:

-Ciertos medicamentos, como los antibióticos, la aspirina y otros analgésicos disponibles sin receta médica, y el contraste intravenoso que se usa en algunas pruebas por imágenes

-Las picaduras de abejas, avispas, avispones y hormigas coloradas

-El látex

Aunque no es común, algunas personas padecen anafilaxia por el ejercicio aeróbico, como correr, o incluso por una actividad física menos intensa, como caminar. Ingerir ciertos alimentos antes de hacer ejercicio o ejercitar cuando hace calor, frío o hay humedad también se asoció a la anafilaxia en algunas personas. Habla con tu proveedor de atención médica sobre las precauciones que debes tener al hacer ejercicio.

Si no sabes qué desencadena un ataque de alergia, ciertas pruebas pueden ayudar a identificar el alérgeno. En algunos casos, no se identifica la causa de la anafilaxia (anafilaxia idiopática).


Factores de riesgo

No se conocen muchos factores de riesgo de anafilaxia, pero algunos podrían aumentar el riesgo, entre ellos:

-Anafilaxia previa. Si alguna vez tuviste anafilaxia, el riesgo de tener esta reacción grave aumenta. Las reacciones siguientes podrían ser más graves que la primera.

-Alergias o asma. Las personas que tienen cualquiera de estas afecciones se encuentran en mayor riesgo de tener anafilaxia.

-Otras afecciones determinadas. Entre ellas, se incluyen la enfermedad cardíaca y una acumulación irregular de un tipo específico de glóbulo blanco (mastocitosis).

Una reacción anafiláctica puede poner en riesgo la vida ya que puede detener la respiración o los latidos del corazón.


Prevención

La mejor forma de prevenir la anafilaxia es evitar las sustancias que causan esta reacción grave. Hay otras cosas que pueden ayudar, como las siguientes:

-Usa un collar o una pulsera de advertencia médica para indicar a qué eres alérgico.

-Ten disponible un kit de emergencia con medicamentos recetados en todo momento. El proveedor de atención médica puede aconsejarte sobre el contenido. Si tienes un autoinyector de epinefrina, comprueba la fecha de caducidad y asegúrate de renovar la prescripción antes de que caduque.

-Si eres alérgico a los insectos que pican, ten cuidado con ellos. Usa camisas de mangas largas y pantalones largos, no camines descalzo por la hierba, no uses colores llamativos, no uses perfume, colonias ni lociones perfumadas, y no bebas de latas de gaseosa abiertas al aire libre. Mantén la calma cuando estés cerca de un insecto que pica. Aléjate lentamente y no aplastes al insecto con las manos.

Si eres alérgico a alimentos, lee atentamente las etiquetas de todos los alimentos que compres o consumas. Los procesos de elaboración pueden cambiar, por eso es importante que vuelvas a controlar periódicamente las etiquetas de los alimentos que consumes habitualmente.

Cuando salgas a comer, pregunta cómo se prepara cada plato y averigua qué ingredientes contiene. Incluso una pequeña cantidad del alimento al que eres alérgico puede causarte una reacción grave.

FUENTE: www.mayoclinic.org