Un paseo por Sicilia

La sátira social es un género que, bien desarrollado, puede dar a luz obras maestras. La clave está en no caer en discursos obvios ni maquetas extremas, sino en dibujar relaciones y personajes como un fresco social realista, donde podamos identificar los visos de aquellos pecados que todos, de una u otra forma, compartimos.

Un ejemplo de esto es la gran miniserie "The White Lotus", de HBO, que en dos temporadas (independientes entre sí){ ya ha conquistado al público y la crítica, con su inteligente y original guión, que transita libremente entre el drama y la comedia, con un fino humor negro y una permanente sensación de incomodidad por la forma en que se comportan sus personajes.

En la notable primera temporada, vemos a un grupo de turistas de clase alta que llega al resort The White Lotus en Hawai. En el segundo ciclo, algo inferior que el primero pero igualmente muy atractivo, la acción se traslada a un resort en la hermosísima ciudad de Taormina, en Sicilia.

A bordo de un barco, llegan nuestros personajes. Está un grupo familiar compuesto por abuelo, padre e hijo, todos norteamericanos que buscan sus raíces en un pequeño pueblo siciliano. El viejo (un impecable F. Murray Abraham) es un vividor que ya viene de vuelta y que poca cabida tiene en el mundo actual; su hijo es un productor de Hollywood obsesionado con el sexo, que enfrenta la disolución de su matrimonio; y el nieto es un chico tan políticamente correcto y sensible que pasa por ingenuo. Junto a ellos viene Tanya (la maravillosa Jennfier Coolidge, ganadora del Emmy por su papel), una mujer rica, muy sensible e intuitiva, casada con un canalla. Se suman a ellos dos parejas de amigos: uno es el matrimonio supuestamente exitoso y feliz, ambos guapísimos y apasionados; y el otro sufre la pérdida del erotismo, aunque su relación pretende ser más profunda. No pueden ser más distintos, pero han decidido hacer este viaje en pareja.

Durante los siete días en Sicilia, vemos cómo estos caracteres generan extrañas relaciones entre sí. El engaño y la apariencia parecen ser la máxima que los cruza a todos, porque nadie es lo que parece ni lo que dice ser. A medida que pasan los días, las caretas se van cayendo y vamos descubriendo las motivaciones ocultas de los personajes. Como en la temporada anterior, hay una muerte que impacta en estos turistas, pero no se trata de un enigma policial, sino que en una especie de corolario absurdo e inevitable de unas vacaciones que terminan siendo para el olvido.

Mike White, creador de la serie, anota otro punto alto con esta producción, un inteligente, agudo y divertido fresco social que, además, va acompañado de una exquisita música popular italiana y los deslumbrantes paisajes de Sicilia.