Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Tiempo Libre
  • Estrellas

Sobrevivientes de Queronque recuerdan el terrible accidente

Hoy se conmemoran 37 años del trágico episodio que dejó 58 muertos y más de 500 heridos. A las 10.30 horas saldrá un tren desde estación El Belloto, que se detendrá en Queronque, para la liturgia conmemorativa.
E-mail Compartir

Adita González Martínez - La Estrella de Valparaíso

"Mi mamá nos dijo que cerráramos los ojos, pero nosotros miramos igual, eramos niños... para llegar al tren que nos sacaría de ahí, tuvimos que pasar por entre medio de todos los muertos, tuvimos que pasar por donde los trenes habían chocado", así comienza su relato Susana Concha, quien tenía sólo 11 años cuando ese día, como muchos otros, viajaba en dirección a Santiago, luego de haber pasado un día en la playa.

El 17 de febrero de 1986 marca un antes y un después para muchas personas de nuestra región y la capital. Era un día de verano, un día de vacaciones, un día que nadie esperó que terminara con más de 60 muertos y sobre 500 heridos. Quienes estuvieron ahí hablan de 100 fallecidos. Eso fue lo que pasó cuando a las 19.45 hrs. a cuatro kilómetros de la Estación Limache, justo en el centro de una curva de la antigua estación Queronque, dos trenes impactaron de frente.

La historia es conocida. Había sólo una vía, la comunicación era pésima, alguien se robó los cables de cobre y el resultado fue una herida que hasta el día de hoy se recuerda en nuestra zona.

Susana Concha, tenía 11 años. Ella venía de vuelta después de haber pasado un día entero en la playa en Viña. "Nosotros íbamos al Puerto, pero estando allá, mi mamá nos llevó a Viña, a la playa. Después nos fuimos a Valparaíso a tomar el tren de regreso. En un principio nos íbamos a ir en el primer vagón, pero mi mamá dijo que estaba muy lleno y nos quedamos en el penúltimo, esa decisión nos salvó la vida" relata Susana.

Del accidente, lo que ella recuerda es que estaba peleando con su hermano, por quien iba al lado de la ventana. "Yo estaba de pie, cuando de pronto siento como tres frenadas muy bruscas, y un estruendo que me sacó volando. Después de eso solo recuerdo que estaba con la mitad del cuerpo afuera y mi hermano tirando de mi para que no me cayera" .

"Fue terrible, porque se escuchaban gritos, llantos, pero lo peor fue cuando nos llevaron en el tren a Santiago, con personas muy muy heridas, otras que murieron en ese trayecto y se escuchaban los llantos de los familiares" continúa la sobreviviente.

Pesadilla

"Mi marido, la noche anterior, me dijo que fueramos al Puerto. Él sabía lo que me gustaba Valparaíso. Esa noche soñé con una tormenta, con gritos, con helicópteros, entonces cuando llegamos al otro día a Valparaíso y mis hijos querían ir a dar una vuelta en bote, me acordé de la pesadilla y les dije que no, y me los llevé a Viña" cuenta Nancy Zagaglioni, otra sobreviviente del accidente, quien viajaba con sus tres hijos en dirección a Santiago.

Al igual que Susana, su hija, el destino, quiso que sobrevivieran."Como mamá fue muy fuerte, porque el tren choca, y yo quedo atrapada en el baño con mi hija más chica y no sabía cómo estaban mis otros dos hijos. Esa desesperación es terrible, porque se escuchaban gritos, llantos, no sabía la magnitud de todo lo que había pasado" revive.

A Nancy, por su ubicación le correspondía el baño del penúltimo vagón, pero decidió ir al último, El único que no terminó aplastado.

"Cuando llega mi hijo y me grita que me agache que van a romper la ventana, sentí un alivio. Él tenía 12 o 13 años, y actuó de una manera que me sorprendió, ayudó a su hermana, a nosotras".

La primera ayuda que llegó al lugar, fue como una hora después de ocurrido el accidente y lo hicieron en monorrieles manuales.

"Ellos me quería llevar a un hospital, porque tenía un corte en la cabeza importante, sangraba, pero no podía dejar a mis hijos y a ellos no los podía llevar, así que nos tocó esperar, hasta que casi dos horas después, llegó un tren que nos llevaría a Limache y de ahí a la Estación Mapocho. Eso fue terrible, porque para llegar al tren, nosotros teníamos que pasar por entre todos los muertos y heridos graves. Si para mi fue terrible, me imagino para mis niños, era mucha gente la que estaba tirada en el suelo, vi gente aplastada de la cintura para abajo, personas que perdieron sus piernas, sus brazos, fue terrible", cuenta y se entristece al recordar.

Han pasado 37 años y Susana tiene problemas para andar en metro y a trenes no se ha subido. Su madre Nancy, no puede entrar a baños de buses, por ejemplo, porque le recuerdan la angustia del accidente.

"Es más, los 17 de febrero, prefiero quedarme en casa" afirma Nancy.

Misa conmemorativa

Para Adriana Cáceres, el 17 de febrero le arrancó parte de su alma. Su hijo mayor, de 22 años, recién egresado de Ingeniería Electrónica, iba en el primer vagón del tren con rumbo a Santiago. Iba junto a su prima de 14 años.

"Yo reconocí de él la ropa y de mi sobrina, el color de sus uñas. Fue terrible, porque además, yo trabajaba en el Hospital Naval, y pese a todo mi sufrimiento, tuve que seguir atendiendo gente, porque eso hubiese querido mi hijo"

Adriana, cada año, sin parar, con pandemia incluida, se las ha arreglado para celebrar una misa en el lugar y este año no será la excepción.

"El tren saldrá a las 10.30 desde El Belloto, nos dejará en el sector, donde el diácono Guillermo Azola, hará una liturgia". Con sus 79 años Adriana seguirá con estas misas, hasta que pueda, y agradece a EFE que da las facilidades para ello.

"Cada vez somos menos, pero mientras yo pueda, ahí estaremos, ahí estaré recordano a mi hijo, a mi sobrina y a todos quienes perdieron la vida en Queronque" concluye Adriana.