Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Tiempo Libre
  • Estrellas

El maestro del bonsái

En Quilpué, Patricio Parraguez se dedica a desarrollar y enseñar el arte oriental de cultivar distintas especies en pequeñas macetas.
E-mail Compartir

por Javiera Narváez

En el jardín de Patricio Parraguez hay varios tipos de árboles con diferentes hojas y troncos; algunos dan frutos, otros florecen, pero todos ocupan apenas un pequeño espacio en una mesa o una estantería. De hecho, se podría tener un bonsái en cualquier balcón de un departamento o en un jardín con poco lugar para plantar.

El bonsái es un arte de la jardinería oriental, especialmente china y japonesa, que fue desarrollada por los monjes que viajaban por las montañas y no podían sembrar árboles para alimentarse y tener salud. Así nació esta disciplina que se trata de cultivar árboles y plantas controlando su tamaño para que sean más pequeños, con técnicas y macetas especiales para su porte.

Patricio Parraguez es diseñador, pero actualmente se dedica a la jardinería y ambientalismo en Quilpué. Además de preparar y vender bonsáis, también hace clases sobre esta disciplina de la jardinería de árboles en macetas o jardín en vasija.

Su conexión con la jardinería viene de familia, desde su bisabuelo, que trabajaba en el tradicional Jardín Suizo de Valparaíso, y su abuela, que lo motivó a seguir interesado en las plantas. De manera autodidacta empezó a podar los primeros bonsáis a los 18 años; luego hizo investigaciones, leyó libros, se interesó en la historia y el proceso que conlleva esta técnica.

Parraguez también ofrece clases donde enseña sus conocimiento: "En lo que se diferencian mis clases es que en la primera clase se hace un árbol, se le da forma y después lo vamos cambiando con el tiempo, pero ya se recupera el precio de las clases haciendo un bonsái".

el secreto está en la raíz

Se pueden hacer y comprar todo tipo de árboles bonsái. De hecho, todos los árboles se pueden adaptar a esta técnica. Hay árboles de peras, cerezas, duraznos, almendros, avellanos, pinos, ginkgo biloba, prunus, berberis, maitenes, especies chilenas y orientales, entre otros.

Los que más se venden son los de árboles de cerezo, por la forma en la que florecen y por que son los preferidos de los amantes de la cultura asiática.

Hay técnicas para sembrar estos árboles pequeños en macetas; por ejemplo, por semillas, esquejes, acodo aéreo, entre otras. "Lo que se hace es cortar la raíz pivotante, que es la que agarra al suelo; como lo vamos a poner en un macetero, no lo necesitamos", explica Patricio Parraguez.

Al igual que cualquier árbol y planta crecen, algunos entregan frutos y florecen, pero se adaptan al tamaño pequeño, todo cumple un ciclo natural. Tienen la misma durabilidad que cualquier árbol, pero cada cierto tiempo se tienen que podar al gusto del dueño.

por toda la vida

Un bonsái puede durar a lo largo de toda la vida de su dueño o más. Pero Parraguez enumera otros beneficios: "La energía de la naturaleza y también limpia el ambiente, oxigena como un árbol común, pero con poco espacio. A parte hay árboles que simbolizan muchas cosas", añade.

Dependiendo de cada bonsái, hay ciertos tipos de cuidados. Usualmente se recomienda que se dejen en el exterior, son muy pocos los que son apropiados para interior; siempre tienen que tener alguna fuente de luz natural, agua (al menos tres veces por semana, pero depende de la estación del año) y aire.

El proceso incluye mantención al menos una vez año, aunque depende del estado en que se encuentre. Si hay alguna duda o requerimiento, el dueño tiene la garantía de acudir a los cuidados del jardín, porque ya existe una conexión con el árbol y con la persona.

"La energía que tiene esto es diferente, por eso a la gente le gusta. Cuando vienen yo me doy todo el tiempo de atenderlos, a quien le gusta esto tiene algo afín conmigo", afirma Parraguez.

Patricio y su padre hicieron un bonsái del árbol ginkgo biloba, actividad que repitió con su hijo Lukas Parraguez que. a los cuatro años, ya había hecho su primera plantación del mismo tipo de especie. Hoy tiene 16 años y ha visto crecer su árbol.