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Sombra, vida y longevidad: los icónicos gomeros de Valparaíso

Los grandes árboles que podemos ver a diario en Av. Brasil, por ejemplo, se encontrarían pronto a cumplir un centenario. Existen 3 más en la comuna y otro en la provincia de Quillota. Doctor en botánica habla de sus características y beneficios.
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Mauricio Toledo - La Estrella de Valparaíso

Con grandeza, los icónicos gomeros de plaza Simón Bolivar y Av. Brasil han sido testigos silentes de los cambios estructurales y culturales que Valparaíso ha tenido tras las muchas generaciones de paso, asombrando tanto a visitantes como ciudadanos locales, con su imponente majestuosidad natural.

Los mitos entorno a estos verdaderos abuelos porteños se comparten entre los niños que allí juegan, llevando su creatividad a inmensos escenarios que, para ellos, podrían tener sentido; que son nativos, que tienen mil años, que compartieron con los dinosaurios , y hasta que sirvieron de escondite para los piratas. A sus respuestas, y en pos de conocerlos con detalle, consultamos a expertos fitólogos e historiadores locales.

Cristian Atala Bianchi, doctor en ciencias biológicas, área botánica, de la Universidad de Concepción, y docente del departamento de Biología en la PUCV, nos compartió una cátedra personalizada sobre la especie ícono del centro social porteño.

"El árbol efectivamente es un Gomero, del género Ficus. Esta especie en particular es tropical, y se caracteriza por estas hojas grandes bien lustrosas, parientes de las higueras. De hecho, sus frutitos, son como unos mini higos, pero que no son comestibles", explica.

En busca de algún registro histórico, Lautaro Triviño, historiador y archivista de material gráfico porteño, certifica que, según sus antecedentes, el gomero de plaza Simón Bolivar se plantó posterior a los años 20, dado que allí, el 29 de junio de 1923, se inaugura la primera cancha de básquetbol de Valparaíso, bajo el gobierno comunal del alcalde Carlos Rodríguez Alfaro.

Durante esa época, en la tercera alcaldía de Rodriguez Alfaro, el Jardín Suizo de Valparaíso tenía a disposición 13 hectáreas en el cerro San Roque, donde se produjo y vendió esta especie de Ficus. Su actual director, Thierry Dardel Pümpin, bisnieto del fundador y cuarta generación de jardineros profesionales, ubicado hoy en Orrego Arriba, Casablanca, nos compartió sus valiosas memorias.

"Ambos gomeros son Ficus Australis, originario de Australia, una planta de un gran y veloz crecimiento. Esos dos árboles deben tener entre 80 y 100 años. Antiguamente, en el catálogo del Jardín Suizo por los años 20, se ofrecía esa planta en el listado común de árboles, y en la costa, se da muy bien porque, como no hiela, el clima le favorece mucho", expresa.

Desde la academia, el profesor Cristian Atala explica su tamaño y fuerza, señalando que "este tipo de plantas crecen de forma indefinida, pero en general, llegan a una altura máxima y de ahí comienzan a morir, o rebrotan desde abajo por problemas biofísicos, o cómo mueven su agua por dentro".

A esto, el profesor de la PUCV suma que "esta especie en particular tiene una madera que es relativamente blanda, a diferencia de un Roble, por ejemplo, que es más dura. Por eso, generalmente, abajo tiene las ramas y un tronco muy grueso, porque, como la madera es blanda, para soportar su copa debe ser mucho más ancho que un árbol de madera dura".

Consultando sobre la especie, nuestros entrevistados comentaron y señalaron otros Ficus Australis en la ciudad y la región: Lautaro Triviño, indicó que "de esos también hay uno en el Parque Italia (por los juegos infantiles) y la Plaza Rubén Darío (en Av. Altamirano camino a Las Torpederas)"; mientras que Thierry Dardel, agregó que "en el jardín en San Roque, también hay uno que debe tener unos 80 años o más. Y otro ejemplar magnífico aquí en la Quinta Región está en la Escuela de Caballería de Quillota. Me parece que ese ejemplar es bastante más antiguo que los de Valparaíso, y una vez escuché que a la sombra de ese árbol podían llegar a caber 400 personas", compartieron.

El valor de la arboleda urbana ha de notarse con la crisis climática, y el profesor de la PUCV, Cristian Atala, comparte su conocimiento sobre los beneficios de tales magníficos ejemplares.

"Esto vale para cualquier árbol, y especialmente para los que no botan la hoja. Primero, proveen sombra que reduce la temperatura del suelo, manteniendo más fresca la plaza. Eso se llama servicio ecosistémico. Segundo, los árboles también interceptan material particular que hay en el aire. Como todas las plantas, hacen fotosíntesis, tranformando parte del CO2 en Oxígeno. y también que es súper importante, provee belleza escénica", agrega.