Junto con saludar le escribo para comentar sobre el titular de la página 12 del diario del pasado lunes 20 de marzo 2023, que dice: "Abuelitos tuvieron su campeonato de atletismo en el Sporting".
Como atleta de la región de Valparaíso, le agradezco por visibilizar la práctica deportiva regional en su amplitud y diversidad, y por la completa descripción del circuito de atletismo que incluye a deportistas a partir de los 30 años de edad.
Como todo deportista, los atletas mantenemos una rigurosa disciplina de entrenamiento, cuidamos de la alimentación y el descanso, manejamos responsablemente nuestras lesiones, y cumplimos con la correspondiente certificación médica de nuestra condición apta para la práctica deportiva (certificación que se exige a deportistas de toda edad).
Como bien describe su nota, la práctica de atletismo por sobre los 30 años de edad es regulada por la Federación de Atletismo Master de Chile, que no se llama "federación de atletismo de abuelitos de Chile". Esto nos invita a reflexionar sobre el titular en comento.
La expresión abuela o abuelo alude a una relación familiar. En general se refiere a los padres o madres de la madre o padre de una persona. Si nos atenemos al hecho que el deporte es una práctica social y no una práctica regida por la estructura familiar, no resulta adecuado llamar a los deportistas abuelitos o abuelitas, así como tampoco hijitas o hijitos, mamitas, papitos, hermanitos o hermanitas, etcétera.
Además, el uso de diminutivo, que generalmente evoca ternura, en este caso tiende a reducir el significado social del deporte.
En nuestro país, con una epidemiología compleja en relación a enfermedades crónicas producto de la falta de actividad física, la práctica deportiva en personas mayores de 30 años podría ser algo más que tierna. A personas de toda edad le trae beneficios físicos, sociales y afectivos; y también beneficia a la sociedad en cuanto promueve a sujetos saludables, activos, responsables y participativos.
El concepto adultocentrismo se usa para referirse a la idea de que sólo los adultos en edad productiva y reproductiva son sujetos plenos de derechos y deberes sociales y civiles. En consecuencia, se ubica socialmente a niñeces y personas mayores en una posición ciudadana disminuida por no estar en aquel segmento reconocido como sujetos que participan plenamente de la sociedad. Así, quedan reducidos a hijit@s, abuelit@s, dependientes, no-productiv@s. Es para evitar este reduccionismo, que se prefiere hablar de personas mayores, y en el deporte, de atletas senior o master.
Le agradezco nuevamente posibilitar el espacio para estas conversaciones. Atentamente.
Patricia Junge Cerda
Doctora en Antropología
Académica Facultad de Medicina Universidad de Chile y
Escuela de Periodismo Universidad de Santiago