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[Cultura Urbana]

"Me interesa esa Viña que no estaba en otros libros"

El escritor Diego Armijo presenta su cuarta novela, "Ampliaciones", donde relata la historia de una pareja en Reñaca alto que construye una vivienda.
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Marcela Küpfer C.

"Artículo I. No somos propietarios de nada. El terreno es de los papás de Felipe. En caso de que vendan o desaparezcan, esto se divide entre su hermana y él. Este cielo donde nuestra casa flota también podría ser cortado. Aunque igual cumplimos con ciertos requisitos:

a) Construimos con la plata de Felipe. Algo de la mía. Hubo un pequeño préstamo de su papá, el cual pagaremos.

b) Nos ubicamos dentro del terreno y sobre el living comedor, pero tenemos nuestra entrada propia, baño, cocina, y dividimos los gastos de agua y luz. A lo demás estamos colgados.

c) No tenemos plata constante para arrendar, esto es lo único.

d) Nuestra casa es una minúscula porción, pero es nuestra casa, nuestro pequeño corazón compartido representado en el material de construcción armado.

e) Nadie ha alegado. Aún".

Este fragmento forma parte de una versión propia de la "Ley del mono" con que Andrea legitima la construcción de una ampliación en la que habitará con Felipe y su primer hijo. Como miles de chilenos, Felipe y Andrea son jóvenes, no tienen recursos para pagar un dividendo o un arriendo, enfrentar un embarazo no planificado y deben recurrir a la casa de los padres para armar una construcción precaria donde vivir.

Es lo más cercano al sueño de la casa propia que se vive en las poblaciones en Chile y que, en esta ocasión, el escritor viñamarino Diego Armijo relata en su más reciente novela, "Ampliaciones" (editorial Kindberg, 2023).

La novela se ambienta, al igual que los libros anteriores de Armijo, en una población de Viña del Mar: Reñaca alto.

Se trata de un relato de escritura experimental, no lineal y que transita libremente entre distintos estilos y estructuras narrativas. Al igual que en su anterior novela, "Ropa", Armijo echa mano aquí de los materiales que conforman el tema para darle forma a su novela. Si en "Ropa", que hablaba sobre la venta de prendas en una feria libre, recurría a pilchas, hilachas y etiquetas para armar sus capítulos, en "Ampliaciones" organiza el texto con estructuras, despuntes, terminaciones y muebles de distinto tipo y origen.

"La escritura fue mediante módulos, no los fui trabajando correlativamente. Como es una historia lineal -el embarazo, la construcción y cómo se arma la casa-, me concentré más bien en lo que pasa alrededor de esa historia, los hechos en la población, los muebles, las leyes, cada capítulo va rellenando un espacio de la historia principal, no necesariamente va avanzando en la historia", cuenta Armijo, quien plantea al lector una visión íntima del espacio, reparando en detalles como las junturas de las planchas, la ubicación de las ventanas, la densidad de los visillos o el origen de las sillas.

-¿De dónde salen tus historias? ¿Cuál es tu materia prima?

-En el caso de esta última novela, son dos amigos que vi en su relación de pareja, que fui viendo por redes sociales. La base es que yo los conocí, sabía cómo eran más o menos, y lo otro fue complementar la historia de cómo llevaban un embarazo no deseado, la construcción de una casa, cómo la armaban y se construían ellos mismos. En el centro de la historia hay algo que es real, pero en los alrededores busco complementar lo que no sé o inventar cosas.

Novelas de viña

Las novelas de Diego Armijo se ambientan siempre en Viña; más bien, en la periferia de la ciudad, en los cerros que son menos protagónicos del imaginario que se relaciona habitualmente con la Ciudad Jardín.

Glorias Navales, Gómez Carreño y ahora Reñaca alto son sus escenarios, lo que ha hecho que algunos tilden a Armijo de algo así como el nuevo cronista de Viña del Mar. El calificativo no le incomoda, señala, pero aclara que lo suyo no es hacer una literatura centrada en la denuncia de la vulnerabilidad, sino mostrar a sus habitantes en su humanidad.

"Me interesa esa Viña que no había encontrado en otros libros, de los cerros, de las ferias, de las poblaciones, del viñamarino que tiene que vivir estas situaciones como construir una casa desde cero", añade. "No es una novela de denuncia, como Nicomedes Guzmán, no se trata de mostrar la miseria desnuda; me interesan más las relaciones humanas que se construyen y los espacios que estos personajes ocupan. Me interesa sacar al ser humano del personaje más que sus lamentaciones", concluye Armijo.

El policlínico de los libros

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por Joaquín Escobar Cataldo

"Cien Cuyes"

"Cien cuyes" de Gustavo Rodríguez es el premio Alfaguara 2023. A medio camino entre la ironía y la tragedia, asistimos a una novela que muestra la vejez con dureza y decepción, pero también con potentes dosis de humor negro. Acá hay mezcla, hibridez y conexión, acá hay una novela posmoderna en toda regla.

En las sociedades que habitamos, los ancianos son vistos con desprecio. Ya lo dijo Serrat en una memorable canción: "A los viejos se les aparta después de habernos servido bien". Esta frase funciona como bandera del texto, pues los diferentes rostros que dan voz al paso del tiempo, siempre son vistos con desdén por el poder político, social y familiar. Si bien en los ritos de lo público el discurso es otro, en las esferas de lo íntimo (la praxis de lo cotidiano) son observados como desechos que es mejor esconder en la oscuridad.

Es curioso que en sociedades cada vez más longevas, los abuelos no representen un tótem de sabiduría y respeto. Ahora que, producto de la ciencia, las estimaciones de vida son cada vez más prolongadas, las políticas públicas no logran estar a la altura. No se condice medicina y progreso tecnológico con desarrollo social, de hecho, las mismas redes sociales, con sus filtros y negaciones de realidad, invitan a construir artificios en torno a una imagen de juventud que resulta efímera.

Eufrasia Vela es una joven que recorre toda la ciudad de Lima para cuidar a unos abuelos que viven en una casona. Su labor, que, en una primera instancia consiste en hacer aseo y brindar compañía, va mutando y desembarcando hacia otras latitudes. Debido al contexto político-emocional que embarga a los ancianos, opta por tomar decisiones y les enseña a mirar de otra forma los procesos de muerte, ausencia y dolor. Por lo mismo, sin cuestionamientos ni falsedades morales, practica la eutanasia a quien lo pida y/o necesite. En su proceder no hay épica forzada, más bien, hay una ejecución laboral y humana. Para algunos conservadores puede ser la banalidad del maldad en su condición posmoderna (también vista como asesina serial), mientras que para otros observantes, Eufrasia actúa por amor y respeto a la vida, en un espacio en el cual el Estado no llega ni quiere llegar.

La de Rodriguez es una novela contemporánea en la que vemos las aristas de las sociedades latinoamericanas. Más allá de que el texto ocurra en Lima (pudo haber sido en Santiago o Quito), hay un composición que huye de la localidad y se presenta como una temática actual que, las generaciones más jóvenes, observamos en nuestros padres y abuelos.

Más allá de este gesto a lo universal, el texto está narrado con un lenguaje peruano en toda regla (el dialecto de las calles y las urbes), por ende, hay una territorialización que ubica y sitúa a los personajes en una esfera particular.

El premio Alfaguara 2023 entretiene, gusta y problematiza. Una lectura de otoño que las alicaídas sociedades en las que vivimos, se lo van a agradecer.