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"¡Pégale, culero!"

El Rayo visitó el Arena México para vivir el ambiente que mueve a miles de personas semana a semana y donde una chilena es protagonista. Acá el relato de una noche de acción, marketing, completos sin palta y cerveza en vasos de Pepsi.
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por Juan Riquelme Díaz

El ambiente es ideal para disfrutar un espectáculo y, de paso, sacarse el estrés del fin de semana. El Arena México ha sido el espacio en donde las estrellas de la lucha libre local han dado sus primeros pasos; no por nada es conocida como la catedral de la lucha libre mexicana.

Por estos días todo gira entorno a Místico, un atleta de máscara blanca y que, con sus piruetas, se ha ganado no solo los premios en el cuadrilátero sino que también el cariño de la gente.

De hecho, su pelea triple -compiten con dos luchadores más en cada equipo- fue el broche de oro para el "Encuentro Estelar". El escenario tiene en el fondo una bandera chilena, señal inequívoca de que esa noche una chilena estará también sobre el cuadrilátero.

Pero, antes de llegar ahí, no podemos dejar pasar los detalles de este espacio que alberga a 16.500 personas y que en su pórtico, en la entrada principal, exhibe el mural del artista plástico mexicano Miguel Valverde titulado "A 2 de 3 caídas". La propuesta, única en el mundo, relata la historia de la lucha del hombre por sobrevivir como especie hasta llevarnos de la mano a la lucha moderna que conocemos, entrelazando los eventos más significativos de este deporte.

un poco de historia

El Arena México -con más de 58 años de vida- es la sede del Consejo Mundial de Lucha Libre y fue recinto de los Juegos Olímpicos de 1968, donde México consiguió dos medallas de oro y dos de bronce. Como era de prever, el origen del espacio tiene que ver con el boxeo y fue en el decaer de esta actividad que el promotor de lucha libre Salvador Lutteroth decidió darle este uso.

Desde ese 21 de septiembre de 1933 la lucha libre se instaló en el lugar. Hoy el espectáculo no solo convoca a los mexicanos, es también un atractivo turístico para los extranjeros y el marketing lo ha adaptado a los nuevos tiempos. Las luchas se transmiten por señal de radio, plataformas de streaming como Twitch, redes sociales como TikTok, Instagram, y se genera contenido para Facebook y Twitter: es decir, se modernizó.

"Pégale, Culero"

Al llegar a la arena enfrentamos una fila en donde abunda la venta de boletos fuera de las taquillas oficiales. En el medio, se ofrecen máscaras y cintillos. Este último elemento es la forma en que las personas muestran su cariño y fanatismo por uno de los luchadores. Luego el marketing avanza hasta llegar a las máscaras, hoy las más cotizadas en el mercado. Como es de esperar, también hay desde llaveros hasta almohadas con el rostro de los ídolos, muñecos y todo lo que se pueda imaginar.

Para entrar a la Arena hay una regla: solo se puede ingresar con cintillos o máscaras. No se pueden llevar pancartas ni tampoco entregar apoyo agitando las bufandas. Son las exigencias raras de una lucha donde se permite, por ejemplo, el consumo de alcohol mientras ves el espectáculo. Tampoco se puede ingresar con cámaras profesionales de fotografía, ni menos poder levantarse del asiento para tomar un registro. Pero el registro de imagen ya no parece ser un problema; de hecho, las imágenes de este artículo las tomamos con un Huawei P60 Pro, cuyo principal atractivo es justamente la fotografía.

Un mexicano nos explica que la cerveza le venden en vasos de Pepsi para hacer la transmisión de video más sencilla. La TV, o el streaming, no puede mostrar a las personas bebiendo alcohol.

Y en ese ambiente, en medio de Pepsi, aguas frescas, micheladas, papas fritas y completos sin palta y con básicamente una vienesa en medio de un pan con mostaza, mayonesa, ají y cebolla con tomate picado, comienza la acción.

Sin elementos sonoros, los aplausos y el ruido de los pies golpeando el piso es lo que anima a los luchadores, a los que no se les puede tocar bajo ningún punto de vista. Y ahí, el mexicano se desestresa. "Ya pégale, culero", "dejen de toquetearse", "bombazo", "te pegaste en la pierna, comecarne", "chinga tu madre, culero", fueron algunas de las frases que este periodista logró apuntar.

Sobre el cuadrilátero, acción desmedida pero bien actuada. Piruetas en el aire, golpes en la pierna para simular un golpe real en el rostro y una clase de actuación ejecutada con maestría. Discursos de rabia, odio, desafíos y todo lo necesario para enfadar al público o al contrincante.

Y en ese contexto aparece Místico, admirado por los niños, idolatrado por los adultos. Una lucha de tres tiempos donde, tras perder el primero, hace uso de sus piruetas en el aire para controlarlo todo con Volador Jr. y Soberano Jr., sus compañeros de equipo.

Esa noche, como tantas, se fue siendo el rey, el ídolo, el responsable de mantener la lucha libre mexicana en lo alto.