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Cuando la nobleza del caballo se convierte en terapia

A través de este sensible animal, la Fundación Trekán busca centrarse en diversas necesidades de las personas, desde motoras a sicológicas y emocionales. Hoy trabajan con alrededor de 50 niños en Viña del Mar.
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Francisca Palma Schiller

Un gesto tan simple como subirse a un caballo saca lágrimas de emoción a María Cecilia Schulz, educadora diferencial, fundadora y directora de Fundación Trekán. Es que ella, más que nadie, sabe todo el esfuerzo que hay detrás de esta pequeña pero valiosa acción.

La nobleza del caballo y las ganas de ayudar y desarrollar habilidades en quienes lo requieran motivaron a esta profesional a apostar por la equinoterapia en el año 2011. A través del animal, quería entregar las herramientas necesarias para que las personas pudiesen desarrollarse.

Hoy, con tres sucursales en la región -La Granja, Canal Chacao y Los Pinos-, la fundación ya atiende a cerca de 50 niños.

"Los beneficios son de múltiples áreas. Principalmente la gente lo asocia a beneficios físico-motores, es decir, me subo al caballo, mi cuerpo se activa y trabajo coordinación, equilibrio, la musculatura se activa y puedo desarrollar habilidades desde esa área, pero va más allá de eso. Arriba del caballo también se pueden trabajar aspectos cognitivos, sensoriales, comunicativos, sicológicos, sociales; es mucho más amplio que lo netamente físico", detalla la educadora.

"Cuando uno va arriba del caballo, hay tres principios fundamentales: el calor corporal, el ritmo y los movimientos que se transmiten desde el caballo a la persona", explica desde el punto de vista físico.

Los movimientos, la velocidad y el calor se logran transmitir a la persona; sin embargo, está también lo sicológico y lo comunicativo.

"La motivación de estar en contacto con el caballo y la sensación de estar en la naturaleza produce una sensación de bienestar y cuando uno se sube al caballo, lo que nosotros hacemos de manera intencionada es regular los niveles de actividades. Por ejemplo, si un chico o chica viene con sus niveles elevados, nosotros lo que hacemos es llevar al caballo a un paso más lento, para que se regule un poco y se calme; y, al revés, si un chico viene con sus niveles de actividad muy bajos nosotros apuramos al caballo, aceleramos el paso, para que estos estímulos lleguen con mayor intensidad a la persona, es decir, regulamos los niveles de actividad para que así la persona que esté arriba esté en un estado más óptimo para recibir los estímulos del entorno, los que pueden favorecer el aprendizaje", indica.

"El caballo, el entorno y las acciones intencionadas y profesionales de los terapeutas hacen que se produzca un entorno óptimo para aprender, realizar actividades y desarrollar habilidades", agrega la profesional.

Efecto espejo

Pero ¿por qué el caballo? "Al ser un animal de presa tiene que leer las cosas que pasan en el entorno para protegerse, ya que todo es de vida o muerte para ellos. El caballo actúa en relación a eso, por lo tanto, a lo largo de los años aprendió a leer el lenguaje corporal de las personas y, al hacerlo, actúa en concordancia a ello", precisa.

Este noble animal también reacciona con una especie de "efecto espejo". "Aparte de reaccionar, lo que hace es espejar eso: la persona se acerca al caballo, el caballo lo imita para contarle al resto de la manada qué es lo que está ocurriendo. Eso hace, por ejemplo, en sicoterapia con caballos, donde el caballo pueda espejar estas emociones o actitudes de la persona que está asistiendo a la terapia para poder trabajar con mayor profundidad", destaca.

Diagnóstico

¿Quiénes pueden participar? "La equinoterapia es para todos y todas, a lo largo de todo el ciclo vital. Generalmente podría ser a partir de los seis meses o un año, hasta lo más que se pueda. La otra vez se subió una persona de 67 años", relata Schulz, quien también aclara que no se necesita tener un diagnóstico asociado.

"Pueden venir personas en situación de discapacidad física, autismo, síndromes genéticos en general, pero también, al ser un trabajo con un animal y profesionales, se pueden trabajar distintas áreas, por lo tanto, no es necesario tener un diagnóstico asociado. Nosotros hemos trabajado positivamente con niños y niñas que después de la pandemia se vieron afectados y quieren desarrollar habilidades como la tolerancia a la frustración, la relación con otras personas, la comunicación, el manejo de las emociones, la atención, o la implicancia en las tareas", clarifica.

La Fundación Trekán dispone de más información en su sitio web y su cuenta de Instagram @fundaciontrekan.equinoterapia. "Estamos haciendo un llamado a empresas o personas que quieran cooperar con la fundación a que también se contacten con nosotros", agrega su directora.