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Salvaguardando los barrios patrimoniales

A través del tiempo, sus inmuebles han logrado resistir terremotos e incendios; hoy enfrentan otros desafíos para preservar su legado cultural.
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Juan Guillermo Prado - La Estrella de Valparaíso

Muchos barrios y zonas patrimoniales fueron visitados por miles de personas en el pasado Día de los Patrimonios. Pero ¿quién los protege cuando el Estado no cumple su rol? Hace más de un siglo, en 1907, en el cerro Alegre de Valparaíso se formó el Comité Unión de Vecinos de Cerro Alegre que, según sus estatutos, tenía como objetivo "propender y velar por el adelanto del barrio, interponiendo su influencia a fin de conseguir de las autoridades el arreglo de las calles, caminos, quebradas, limpieza, desagües, empedrado, vereda, luz y todo lo que sea necesario para el adelanto y conservación del barrio…".

Con fines parecidos, en 1909, se constituyó una junta de vecinos en la Población Vergara y Santa Inés de Viña del Mar. Fueron instituciones pioneras pues solo en 1968 se promulgó la ley N° 16.880 de juntas de vecinos y organizaciones comunitarias.

Sobre el tema de los barrios patrimoniales y sus desafíos conversamos con José Osorio, consejero del Consejo de Monumentos Nacionales, en representación de la Asociación Chilena de Barrios y Zonas Patrimoniales, quien señala: "Somos una organización en la que participan personas e instituciones que defienden el patrimonio cultural de los diversos territorios del país. Somos una organización que agrupa a 231 asociados, 161 socios y socias a título individual y 70 organizaciones de distinto tipo, como juntas de vecinos, organizaciones funcionales, ONGs, corporaciones o fundaciones. En agosto cumpliremos 14 años acompañando y apoyando los procesos de patrimonialización en todo el país, usando como soporte la ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales; generando propuestas de política pública, tres proyectos de ley; y realizando todos los años un Congreso. Acabamos de finalizar el duodécimo Congreso, con la asistencia de 150 delegados de todo el país, en San Pedro de Atacama, y en abril del próximo año estaremos en Temuco".

-¿Qué relación tiene con las juntas de vecinos y otras organizaciones comunitarias?

-Nuestra relación tiene que ver principalmente con aquellas juntas de vecinos y organizaciones comunitarias que defienden su patrimonio local y han dado pasos importantes en alguna de las cinco categorías de protección que define la ley de Monumentos Nacionales, generando los procesos para declarar Zonas Típicas, Monumentos Históricos, Santuarios de la Naturaleza, Monumentos Públicos o Sitios Arqueológicos. Somos expresión de las necesidades de las 70 organizaciones que participan de este espacio con objetivos comunes.

Los Barrios Playa Ancha y Yungay

-Con su conocimiento del país, ¿qué zona o barrio de Valparaíso es el más auténtico?

-Definir un barrio como el más auténtico tiene que ver con que cumpla el sentido de ser barrio, por tanto que pueda tener vida de barrio, que la comunidad siga viviendo en el sector y haga perdurar su memoria, su identidad y su propia historia. Valparaíso tiene una belleza única en sus cerros, una arquitectura de gran valor, pero no en todos esos cerros la comunidad sigue viviendo, y se han producido fenómenos de gentrificación, donde los habitantes originales se han ido, que le hacen perder la autenticidad. Para nombrar un sector que cumple con los valores de autenticidad como barrio, me inclino por varios, siendo un buen ejemplo Playa Ancha.

-Usted vive en el barrio Yungay, en Santiago, ¿ha sido beneficioso o perjudicial que allí resida el Presidente de la República?

-Es una pregunta que se responde de acuerdo al contexto y la temática. El barrio Yungay ha dado una lucha de casi 19 años por defender su estilo de vida, su identidad y su memoria. Eso llevó a que en 2009 y luego en 2019 realizamos la declaratoria y posterior ampliación de la Zona Típica en 230 hectáreas amenazadas por el gran capital inmobiliario. Que el Presidente haya elegido ese barrio para vivir es positivo, en la práctica hace un reconocimiento a la lucha que hemos dado por defender el patrimonio. En los temas de seguridad hay problemas importantes desde 2013 en que hicimos las primeras protestas por la inseguridad. Las ocho manzanas del anillo presidencial hoy viven mucho más tranquilas que el día anterior en que llegó el Presidente en marzo del 2022. El espacio que no está en el anillo presidencial ha vivido los problemas de todo el país, de malas políticas públicas, que se arrastran desde hace diez años y ninguna alcaldía, ni las policías, ni el Gobierno Regional, ni presidencias han tomado con la seriedad que corresponde.