Con la inminencia del próximo Panamericano Chile 2023, en el que tendremos el privilegio de ser anfitriones, quisiera plantear la importancia de que nuestro país reciba, una vez concluido el evento, las felicitaciones merecidas por el impecable desarrollo de este encuentro deportivo, al igual que lo logró Lima 2019, donde se desarrolló el último Panamericano.

Tuve la oportunidad de expresar mis felicitaciones al presidente del Perú, señor Martín Vizcarra Cornejo, por la excelente organización de ese evento, en una misiva de fecha 12 de agosto de 2019, la cual adjunto. Por lo tanto, es nuestra responsabilidad superar esas expectativas y ser anfitriones ejemplares.

Sin embargo, deja un mal sabor lo que sucedió en el reciente compromiso deportivo en el estadio La Bombonera, Argentina. Un grupo de compatriotas provocaron desmanes en las calles y lanzaron billetes desde las tribunas del estadio a nuestros vecinos, enclavados en una lamentable crisis económica.

Nosotros como anfitriones de los Panamericanos Chile 2023 no podemos permitirnos que algo así suceda en nuestro evento. Llamo, por tanto, a nuestros compatriotas a cuidar esta hermosa manifestación del deporte panamericano.

Por último, quisiera transmitir por este prestigioso medio mis sinceros deseos de éxito a todo el comité organizador para que los Panamericanos Chile 2023 sean un triunfo, y que seamos reconocidos por todo el mundo por el gran ambiente de armonía y el respeto ejemplar hacia nuestros huéspedes.

Gastón González Rodríguez

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Estamos en pleno Mes del Orgullo, en que se llama a concientizar sobre las diversas perspectivas de género, desde una mirada inclusiva. Es una declaración simple, pero particularmente en los colegios es difícil de implementar, considerando que se trata de la formación de menores de edad y que existen proyectos educativos vigentes.

La Ley Antidiscriminación establece un marco y garantiza derechos, pero al ponerla en práctica mediante los reglamentos de convivencia interna, es fundamental saber ponderar correctamente distintos elementos además de la ley, como por ejemplo las visiones, tradiciones y realidades -todas válidas- que puedan tener los distintos miembros de la comunidad, quienes han apostado por un proyecto educativo con características específicas.

Este debate cobra todavía más fuerza en estos tiempos, en que existe una línea muy delgada entre inclusión y adoctrinamiento de género, teniendo en cuenta el reciente material educativo con ejemplos explícitos distribuido por la autoridad, y que ha generado críticas desde diversos sectores.

La inclusión es un valor fundamental en la sociedad actual, pero es necesario implementarla respetando las diversas miradas de los proyectos educativos vigentes, y que la formación de un menor de edad en temas tan de fondo no debe ser exclusiva de los establecimientos, sino que también de sus familias.

Pamela Docmac

abogada y Socia Fundadora de Sostiene