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Los secretos arqueológicos de Valparaíso

No tenemos grandes monumentos del pasado remoto pero la arqueología en Chile tiene mucho que decir de aquella historia que está en las profundidades de la tierra y el mar.
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Juan Guillermo Prado - La Estrella de Valparaíso

El subsuelo y las aguas del litoral porteño guardan secretos que aún están por descubrirse. Solo como ejemplo, la remodelación de la plaza O'Higgins, situada frente al edificio del Congreso Nacional, reveló que allí había vestigios de diversas culturas aborígenes, como la aconcagua, diaguita e inka, además rastros de la llegada de los padres mercedarios a la zona, en el año 1715, e indicios del horrible terremoto que afectó al puerto y a la zona central del país el año 1906.

En las zonas rurales cercanas a Valparaíso hay piedras tacitas que son restos arqueológicos característicos de la zona central de Chile; no se sabe qué pueblo las hizo y su antigüedad es un misterio. Estas piedras tienen concavidades de poca profundidad en forma circular u oblonga. También es una incógnita su uso. Algunos investigadores señalan que estaban asociadas a rituales y otros que se utilizaron para moler las semillas.

Hay piedras tacitas en el frontis del Museo Fonck de Viña del Mar, en Reñaca, en Quilpué, en Casablanca, en el valle de Marga Marga y en el fundo Las Cenizas de Placilla. En general, están dispersas por toda la Región de Valparaíso.

Tesoro nacional

En conformidad a la Ley de Monumentos Nacionales, "por el solo ministerio de la ley, son monumentos arqueológicos de propiedad del Estado los lugares, ruinas, y yacimientos y piezas antropo-arqueológicas que existan sobre o bajo la superficie del territorio nacional. Para los efectos de la presente ley quedan comprendidas también las piezas paleontológicas y los lugares donde se hallaren". Esto es, si en su propiedad se encuentra un tesoro arqueológico no es suyo, es del Estado.

Para saber más sobre este tema conversamos con la arqueóloga Catalina Soto Rodríguez, quien es consejera en el Consejo de Monumentos Nacionales, en representación del Colegio de Arqueólogas y Arqueólogos de Chile

-En Valparaíso, ¿qué es más valioso: lo que está bajo las aguas de mar o bajo tierra?

-Valparaíso es uno de los primeros puertos instalados para el avance de la colonización hispana en América y el más antiguo puerto principal de Chile. A los registros de épocas de data histórica, se suman las incontables e invaluables evidencias arqueológicas de pueblos indígenas vinculados al mar, que se han documentado en toda la extensión de la costa de la Región de Valparaíso, en especial en las zonas de desembocadura de quebradas y los grandes ríos, como el Aconcagua y el Maipo. Con esto quisiera señalar que el patrimonio arqueológico ubicado en las zonas costeras da cuenta de una integración entre las actividades de tierra y mar. Así, la ciudad de Valparaíso en particular y la costa chilena en general son una especie de valioso archivo arqueológico, y en su preservación y cuidado radica la posibilidad de reconstruir en el futuro hechos no contados por la historia escrita.

-¿Cuál es la situación de la arqueología nacional?

-La arqueología en Chile es una disciplina relativamente joven en las universidades, respecto de otras como el derecho, la medicina o la arquitectura. Aunque existieron muchas y muchos profesionales de otras disciplinas, como la ingeniería, que se preocuparon por la protección y estudio del valioso patrimonio arqueológico que tenemos en el territorio chileno, recién en la segunda mitad del siglo XX hay señales en el ámbito universitario de una profesionalización del campo de estudio. Sin embargo, Chile es uno de los países latinoamericanos con altos índices en publicaciones científicas en el área de la arqueología y de avanzada en la investigación de contextos arqueológicos sin grandes monumentos, como las pirámides, lo que nos permite discutir sobre otras realidades y otro tipo de sociedades. También de problemas que son de interés de toda la humanidad, como el poblamiento americano, con sitios como Quebrada Maní, en Tarapacá; Tagua Tagua, en O'Higgins; y Monte Verde, en la Región de Los Lagos.

-¿Cuál ha sido su mayor hallazgo?

-Para mí la felicidad en una excavación llega con el hallazgo de rasgos y elementos que sin el trabajo acucioso, inteligente y dedicado no podrían ser identificados. He sentido orgullo al trabajar sitios de gran importancia, como la iglesia de San Francisco de Santiago, donde tuve la oportunidad de hacerme cargo de una pequeña excavación. El objetivo fue conocer las fundaciones de nave central construida a fines del siglo XVI, en el marco del proyecto de investigación de la arquitecta Natalia Jorquera. Ahí pudimos identificar un estrato casi intacto de fines del siglo XVI, al que aparecieron materiales asociados a las poblaciones locales como una punta de proyectil y cerámica, entre ellos un fragmento pequeñito con decoración típica incaica. Es decir, la excavación nos permitió identificar que la nave central construida con grandes bloques de piedra se instaló sobre un asentamiento indígena que tuvo relación con el imperio inca. Además, descubrimos que los cimientos de la edificación no eran iguales a los de otros de Santiago colonial, develando una técnica que posiblemente se asocia a grupos de la zona central del actual Perú. Algo no extraño pensando que la mano de obra utilizada por los españoles era trasladada desde distintos puntos de los Andes para cumplir tareas especializadas como la construcción de un edificio importante.