Vecinos de Barrio Puerto y su visión de Valparaíso Patrimonial
Desde aquel 2 de julio de 2003, la ciudad Puerto ha estado en la mira: en 2022, una misión técnica de la Unesco hizo recomendaciones al Estado o caería en Lista de Patrimonio Mundial en peligro. Ciudadanos cuentan su realidad diaria.
Guillermo Ávila Nieves - La Estrella de Valparaíso
Una brisa invernal sopla por las calles del Casco Histórico. El bullicio porteño no ha logrado espantar a las pocas parejas de turistas que caminan sobre los viejos adoquines tomando fotos. Los flashes de sus cámaras rebotan contra el espectro de una pintoresca arquitectura que crea la atmósfera del lugar. Uno especial.
También cohabitan en la postal emblemáticos bares, restoranes, el Mercado Puerto, iglesia La Matriz, Plaza Echaurren y edificios patrimoniales que parecen haberse detenido en el tiempo. Aquí, donde se pasa del transparente cielo para los turistas al oscuro de las páginas policiales, se empina, como sus escalinatas y cerros, Valparaíso, la ciudad Puerto declarada hace dos décadas, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Hablamos del tercer sitio chileno protegido por el organismo internacional. Pero, en este nuevo aniversario de la declaratoria, ¿cuál ha sido su impacto? Vecinos del Barrio Puerto dan sus puntos de vista a una distinción que, como contraparte, la han querido inscribir en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro...
Vecinos al habla
A pesar de tener un aire claramente porteño, José Thompson siente que aquí en La Matriz podría pasar como europeo. Algo de eso asoma en el entorno, corrobora. "Esto es lindo, pero a su suerte". Agrega molesto: "Como Patrimonio de la Humanidad no pasa ni se ve nada. Estamos abandonados". Si en sus manos pudiera cambiar algo, dice sin titubeos: "Sería bueno que hermosearan las viviendas. Y con la pila de rucos botados, se podrían hacer casas".
Camina como si fuera parte de la tierra.Tamara Briones vive en calle Clave, cerro Toro. Va al hueso: "Es difícil cuantificar el beneficio para Valparaíso: el dinero llega a Santiago. La plata del Patrimonio no se ve acá". A su juicio, "las platas son las que el alcalde ha recuperado e invertido en la ciudad", justifica.
Rose Vera habita en calle Chorrillos hace cinco años. Observa espacios en abandono. Olfatea la suciedad a tope. "Es antiguo y hermoso, pero no hay tachos donde botar la basura. Los años que llevo no he visto ningún cambio".
Y así, decía el escritor T. S. Eliot, "se acaba el mundo. No con un estallido, sino con un sollozo". Felipe Tripailas es estudiante de ingeniería electrónica de la PUCV. Reside en el complejo San Francisco. "Valparaíso es una ciudad histórica. Que sea Patrimonio es bonito pero está en riesgo: tras el estallido social y la pandemia hubo una decadencia". Sin embargo, cree que apunta a un tema más cultural. "Sé que hay proyectos para limpiar calles, pero todo dura un día. Un amigo lo sufrió".
Su cabello cenizo cortado en capas lo hacía ver como una especie de George Clooney. Y algo de artista en sus gestos hay en él. Tras setenta años de vivir en calle Severín, Rodolfo Reverer es dueño de su minimarket. Dice que el único cambio que ha visto "ha sido para peor. No hay plata para reparar edificios patrimoniales". Congojado, señala hacia el suelo: "Ve esos adoquines... hace siete años los pusieron, ¡se salieron todos!".
Avanza a paso seguro. Como los jóvenes de hoy. Ayrton Pereira, diseñador, es de Rancagua. Tiene tres meses de vivir en cerro Santo Domingo. Le impacta el abandono en que está el imponente edificio Centro de Neurociencias cuya sombra cubre su espalda. "Los barrios gentrificados se llevan la atención mientras los demás quedan estigmatizados". No es todo: "Si Valparaíso cae como Patrimonio en riesgo sería terrible para nuestra historia", lamenta.
Con la mirada puesta en la grabadora, Makarena Alquinta es de calle Sócrates, cerro Cordillera. Se acerca. "Es buena la comunidad en este cerro. Pero las casas se están cayendo a pedazos, falta más ayuda patrimonial. La Echaurren sigue siendo lo mismo".
Suspiró, como quien va a decir algo importante, "¡y el importante aquí es él!", corroboran parroquianos a coro en el corazón de Plaza Echaurren. Julio Olivares García lleva 56 años como suplementero. "Los edificios tienen dueños particulares. Pero ninguno quiere arreglar, están esperando plata del Patrimonio. Todos se tiran la pelota: dueños, municipalidad, gobierno…", dispara frases mientras observa al edificio patrimonial resquebrajado del frente. Eso sí, reconoce que la plaza tuvo sus arreglos. "Antes era del pueblo, ahora es de ciudad".
Exequiel Cárdenas era residente de la Población Márquez. Ahora vuelve ocasionalmente porque vive en Sao Paulo, Brasil. Su visión: "Antes todo funcionaba, ahora todo es ruina. Esos edificios patrimoniales tenían movimiento, el puerto funcionaba". Su conclusión: "La verdad no sé en qué ha beneficiado lo del Patrimonio a Valparaíso: le mataron el alma".
A pesar de todo, este 2 de julio es la fecha. Una que supone celebrar el secreto mejor guardado, de esos que sólo Valparaíso puede atesorar... La primera ciudad en Chile declarada Sitio de Patrimonio Mundial por la Unesco.