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A pesar del último temporal persiste la sequía en Valparaíso

El balance post temporal de Esval revela que, pese las lluvias, los embalses y la acumulación de nieve siguen siendo insuficientes para aliviar la escasez hídrica. Expertos advierten soluciones basadas en procesos naturales.
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Mauricio Toledo - La Estrella de Valparaíso

El alivio que nos dio el último temporal a más de alguno sacó una sonrisa pensando en que toda el agua caída algo aportaría al hoy árido Peñuelas. Lamentablemente, y a pesar de las lluvias registradas, la sequía que azota a la Región de Valparaíso seguirá siendo un desafío persistente, de acuerdo con el balance post temporal presentado por Esval.

El gerente de la sanitaria, Alejandro Salas, destacó que si bien las lluvias contribuyeron a mejorar la condición de las fuentes subterráneas, no hubo un avance significativo en la acumulación de nieve y en los embalses: "Este frente se caracterizó por concentrar gran cantidad de agua caída en pocas horas y con una isoterma alta, lo que provocó un inédito aumento de turbiedad y crecidas históricas en los cauces, pero no un gran avance en la acumulación en nieve y embalses", resumió el gerente .

De acuerdo con el balance presentado, las precipitaciones registradas en las principales ciudades de la región han estado por debajo de los niveles normales para esta época del año. Valparaíso, por ejemplo, ha recibido 127 mm de lluvia, lo que representa un déficit del 28,4% en comparación con un año normal. En San Antonio, el déficit alcanza el 68,5%, con solo 65,3 mm de precipitación. San Felipe registra un déficit del 83,6%, con tan solo 17,4 mm de lluvia, mientras que en Petorca el agua caída apenas alcanza los 4,1 mm, reflejando un déficit del 95,4%.

Ante este escenario, expertos académicos se pronunciaron sobre la situación actual de la sequía en la Región de Valparaíso y las posibles medidas que podrían implementarse. El académico Freddy Saavedra, de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas e investigador del HUB Ambiental de la Universidad de Playa Ancha, expresó su preocupación.

"Por muy bendecida que haya sido la lluvia, estamos lejos de estar en niveles normales. Se sabe desde hace un par de meses que estamos entrando en un Niño y que es particularmente fuerte, por tanto se espera que sea un año más lluvioso. Pero se requieren varios buenos años lluviosos para volver a los niveles que teníamos décadas atrás", señaló el académico.

Embalses

Saavedra también destacó la necesidad de buscar soluciones más sostenibles y basadas en la conservación de los procesos naturales.

"El tema de los embalses para el abastecimiento es una solución que hemos practicado los últimos 50 años que tienen un impacto ecológico relevante, por lo tanto, cada vez son más cuestionables. Hay otro tipo de soluciones más de base natural, como mejorar la reforestación en las zonas altas para que en la medida que hay más bosque donde está cayendo la lluvia, cambie la capacidad que tiene el suelo de absorber esa agua y filtrarla", sugirió Saavedra.

Por su parte, el profesor Andrés Moreira, del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, evaluó las medidas que podrían implementarse en zonas altas como Los Andes y en los embalses de los valles de Valparaíso.

"En Los Andes, definitivamente se debió haber regulado hace mucho tiempo el suministro de agua que se desvía a los cultivos de paltas en laderas, situación que parece irreversible. En Valparaíso, aún se puede aprovechar el subsuelo para realizar obras de infiltración que permitan contar con 'embalses' subsuperficiales que liberen el agua lentamente hacia el verano", añadió Moreira.

Lamentablemente, la acumulación de recursos hídricos en napas subterráneas se vería afectada por el excesivo uso de suelo agrícola y ganadero, impidiendo así el almacenamiento de agua bajo tierra.

"A nivel de superficie también hay un efecto por la sobreexplotación del ganado que hace que se elimine toda esa vegetación. Más allá de que la zona agrícola no sea tan intensa en altura, la sobreexplotación de pastoreo hace que ese suelo sea más susceptible a no filtrar y que el agua pase por encima", explicó Saavedra.

La preocupación para el académico de la Upla pone su atención en el cambio de isoterma que, según nos cuenta, no es para nada alentador.

"Los estudios indican que se está subiendo la línea de nieve al menos unos 30 metros por año. El Aconcagua es un río de régimen mixto que se alimenta por lluvia y hielo. Podemos ver los mayores caudales en invierno, pero también un segundo peak en noviembre por el derretimiento de la nieve. Eso cambiará completamente la ecología del río", agrega Saavedra.

Cada vez más cerca del desierto

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"Todos los modelos indican que vamos hacia un clima mucho más árido del que teníamos, y este tipo de lluvias en menos tiempo pero más intensas será lo que se nos viene. Esos son los pronósticos que se dan a nivel mundial de todos los modelos para los próximos 50 años, lo cual significa que debemos adaptarnos, mitigar y buscar alternativas para vivir en un clima distinto, y no solo pensar en tratar de hacer alguna acción, porque la verdad es que son muy pocas las cosas que el hombre puede hacer para revertir el cambio climático. Lo que queda es adaptación y mitigación al nuevo estado del clima.", indicó el investigador del HUB Ambiental UPLA, Freddy Saavedra.