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Crumble de narajanas

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INGREDIENTES:

Para el relleno de naranja:

- 4 naranjas grandes

- 2 cucharadas de azúcar

- 1 cucharadita de maicena

Para la cobertura crujiente:

- 1 taza de harina

- 1/2 taza de azúcar

- 1/2 taza de mantequilla fría, cortada en cubos

- 1/2 taza de avena

- 1/4 de cucharadita de sal

- 1/2 cucharadita de canela en polvo

PREPARACIÓN:

1. Precalienta el horno a 180 °C.

2. Para el relleno de naranja, exprime el jugo de 2 naranjas en una olla pequeña. Agrega el azúcar y la maicena, y mezcla bien.

3. Pela las otras 2 naranjas y córtalas en gajos o rodajas finas. Agrega los gajos de naranja a la olla con el jugo.

4. Cocina el relleno a fuego medio-alto, revolviendo constantemente, hasta que espese y las naranjas estén suaves y jugosas. Esto tomará alrededor de 5-7 minutos. Retira la olla del fuego y reserva.

5. En un tazón aparte, mezcla la harina, el azúcar, la avena, la sal y la canela para hacer la cobertura crujiente.

6. Agrega la mantequilla fría en cubos a la mezcla de harina. Con las manos o un tenedor, mezcla la mantequilla con los ingredientes secos hasta obtener una textura arenosa y desmigajada.

7. Vierte el relleno de naranja en un molde apto para horno y esparce uniformemente.

8. Cubre el relleno con la cobertura crujiente, asegurándote de cubrir toda la superficie.

9. Hornea en el horno precalentado durante aproximadamente 25-30 minutos, o hasta que la cobertura esté dorada y crujiente.

10. Retira el crumble del horno y deja enfriar durante unos minutos antes de servir.

INGREDIENTES:

- 1 lámina de masa para tarta

- 4 manzanas, peladas, descorazonadas y cortadas en rodajas

- 2 cucharadas de azúcar

- 1 cucharadita de canela en polvo

- 1 cucharada de jugo de limón

- 2 cucharadas de mermelada de albaricoque (opcional)

PREPARACIÓN:

1. Precalienta el horno a 180 °C.

2. En un tazón, mezcla las rodajas de manzana con el azúcar, la canela y el jugo de limón, asegurándote de que todas las rodajas estén cubiertas.

3. Estira la lámina de masa para tarta en un molde para tarta y presiona ligeramente en los bordes.

4. Coloca las rodajas de manzana sobre la masa en capas, asegurándote de cubrir toda la superficie.

5. Dobla los bordes de la masa hacia adentro para formar el borde de la tarta.

6. Hornea la tarta en el horno precalentado durante aproximadamente 30-35 minutos, o hasta que la masa esté dorada y las manzanas estén tiernas.

7. Si deseas, calienta la mermelada de albaricoque en el microondas durante unos segundos y pincela suavemente sobre las manzanas para darles brillo.

8. Deja enfriar un poco antes de servir. Puedes acompañarla con helado de vainilla si lo deseas.

INGREDIENTES:

- 4 peras maduras, peladas, descorazonadas y cortadas en trozos

- 2 cucharadas de azúcar morena

- 1/2 cucharadita de canela en polvo

- 1/4 cucharadita de nuez moscada

- 1/4 cucharadita de jengibre en polvo

- 1/4 taza de agua

- Jugo de medio limón

PREPARACIÓN:

1. En una olla mediana, coloca los trozos de pera, el azúcar morena, la canela, la nuez moscada, el jengibre, el agua y el jugo de limón.

2. Cocina a fuego medio-alto hasta que la mezcla hierva.

3. Reduce el fuego a medio-bajo y deja cocinar a fuego lento durante unos 15-20 minutos, o hasta que las peras estén tiernas y se hayan formado una compota espesa.

4. Si prefieres una textura más suave, puedes triturar la compota con una licuadora de inmersión o un procesador de alimentos.

5. Deja enfriar antes de servir. Puedes disfrutarla sola, con yogur o como relleno para tartas o pasteles.


TARTA DE MANZANAS Y CANELA


COMPOTA DE PERA Y ESPECIAS

Estilos de apego infantil

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Implicancia en el vínculo de pareja

Un tema muy recurrente en nuestra sociedad actual es el ámbito "pareja". Muchas personas se quejan o culpan por tener reiterados fracasos al establecer una relación. Otras se preguntan ¿por qué no resultan?, ¿qué hice mal?, etc.

El terreno vincular nos pone cara a cara con nuestros miedos y nuestras heridas, por eso es un terreno complejo, es donde podemos modificar nuestro patrón de apego inseguro por uno seguro.

El estilo de apego es una forma de funcionar aprendida que en alguna forma fue adaptativa en el entorno en el cual nos desarrollamos en nuestra infancia, el tener un escenario inseguro o historias vinculares inseguras va a impactar en cómo nos desarrollemos en el terreno vincular y el vínculo pareja inevitablemente nos hace volver a encontrarnos con nuestras heridas no sanadas, nos muestra nuestra historia y lo que tenemos que trabajar. El vínculo pareja nos permite observarnos y conocernos por eso es un espacio donde pueden aparecer dudas e incertidumbre.

Existe el apego seguro, que es donde tenemos la sensación de que nuestra necesidad emocional está satisfecha, marcada por la seguridad e incondicionalidad. Sin embargo el patrón de inseguridad va a fluctuar entre dos variables, la variable evitación y la variable intimidad, es así como el apego ansioso se caracteriza por una ausencia en la certeza con respecto a la disponibilidad emocional de nuestras figuras de apego, es decir, aunque racionalmente sabemos que mi pareja y las personas que son significativas me quieren, de igual manera dudamos de cuanto podemos confiar respecto a la consistencia y condicionalidad de ese amor, no es que dudemos del amor, sino de la disponibilidad de éste, por eso ante cualquier distancia se siente la amenaza a la conexión emocional. A su vez en el apego evitativo no hay esperanza de que el otro va a responder a mi necesidad por eso lo evito, a diferencia del ansioso, que insiste y protesta. Por último, aparece el patrón de apego desorganizado, el cual se caracteriza por patrones mixtos, se experimenta al mismo tiempo lo ansioso y lo evitativo.

El apego no es algo rígido, lo podemos modificar y para ello es esencial que logremos desarrollar autoconocimiento y autoconciencia, es decir, lograr mapear nuestra activación ansiosa o evitativa. También es fundamental poder integrar nuestra propia historia, es decir, lograr mirar los aspectos positivos y negativos de nuestro continuo vital, cambiar la perspectiva de nuestros cuidadores y nuestras necesidades emocionales. De esta manera apodemos generar habilidades de regulación emocional, en definitiva, poder regularme en el contacto con el otro, ser capaz de reconocer y expresar lo que sentimos y así poder sostenernos por sí mismos.