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Locales de Higuerillas tras socavón: "No sé si podremos aguantarlo"

Restaurantes del borde costero de Concón temen un desastre económico luego del deslizamiento de tierra que cortó la avenida Borgoño. Acusan que nadie del municipio o del gobierno se les ha acercado ni " a darnos una aspirina".
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Belén Velásquez - La Estrella de Valparaíso

La pandemia, los arreglos interminables del camino costero de Concón y ahora el socavón de la avenida Borgoño son algunas de las vicisitudes que han tenido que pasar los locatarios del sector Higuerillas de dicha comuna, donde temen la debacle económica luego del deslizamiento de tierra que cortó el camino costero, el más utilizado por los turistas que van en búsqueda de las exquisiteces del mar.

En el lugar, cuentan los dueños de los restaurantes y sus trabajadores, desde el fin de semana las ventas se fueron a pique, pues aseguran que bajaron entre un 80 y un 100% y la esperanza de que mejore es escasa, más aun cuando acusan que ni el alcalde de Concón ni el gobierno se han preocupado de ellos: "No somos picadas, así que no nos pescan", cuenta afligido Brian Mallet, dueño del restaurante Vista al mar.

"Cada día es pérdida"

"Es terrible, es un pozo sin fondo, cada día es una pérdida", aseguró el locatario.

Mallet sostuvo que "este fin de semana vendí el 20% y no sé si podremos aguantarlo. Además la pérdida se incrementa porque hay mala señalética, la gente que no es de acá no sabe llegar abajo. Los locales de arriba han aumentado mucho sus ventas, están saltando en una pata en perjuicio de nosotros y es dramático y no veo una luz al final del túnel porque nunca para: el estallido, la pandemia, las obras del borde costero y ahora el socavón... Estamos prácticamente quebrados", contó el dueño de Vista al mar, quien aseguró que actualmente mantiene 14 trabajadores, pero "éramos como 40, los tuve que despedir y te diría que aún me sobra personal pero no los puedo despedir porque no tengo ni uno para pagarles".

De esta manera, el comerciante sostuvo que "nadie hace nada". "Más encima este domingo hay una maratón y nos cierran el camino, tuvimos que pagar las patentes -que subieron- y nos amenazaban con que iban a caducar. De la muni no hay ayuda de nada, en su momento nos ayudaron diputados y todo quedó ahí. Son puras promesas", se lamentó Mallet, quien además confesó estar viviendo un drama judicial a propósito de un crédito Fogape: "Tenían que darme 150 millones, me dieron 11 que usé en finiquitos y como no lo pude pagar, el Banco Estado me demandó. Ahora tengo amenaza de embargo, entonces el mismo Estado te perjudica, te pone el balazo en la cabeza".

Autoridades no llegan

María Verónica Fonseca, administradora del restaurante Stella Maris, ubicado a solo metros del socavón, antes de llegar a él, imploró que "ojalá nos dejen trabajar aunque sea el fin de semana", pues Carabineros cortó el tránsito unos 100 metros antes del local.

"La clientela ha bajado prácticamente un 100%. estamos esperando que dejen entrar a la gente hasta el local porque necesitamos trabajar y nadie de las autoridades se nos ha acercado a hablar. Teníamos reservas, cumpleaños, todo eso lo vamos a perder", dijo Fonseca.

Marcela Verdejo, dueña del restaurante Novellino que lleva más de 60 años en ese lugar, se sumó diciendo que "nadie nos ayuda". "Yo creo que la venta va a bajar más del 50%, si con toda la desgracia del sur capaz que la gente salga menos. Y el alcalde de acá, la alcaldesa de Viña deberían poner indicaciones para llegar acá, pero no lo hacen. La autoridad no hace bien su trabajo", comentó la propietaria.

Pero la mala racha no toca solo a los dueños de los locales, pues todos en el sector aseguran que esto "es una cadena. No solo los restaurantes dejan de vender, los garzones dejan de ganar propina y pregúntele a los proveedores porque no venden nada", cuentan en el lugar.

No hay fe

Mabel, una trabajadora del restaurante Calipso, contó que "la semana pasada tuvimos 10 a 12 mesas diarias y ayer (jueves) tuvimos dos mesas porque la gente anda por arriba. Ya estuvimos dos años con la calle cerrada y estuvimos pésimo porque la gente no venía porque había barrial, la gente no podía pasar. Y cuando la calle se arregló un poco, pasa esto del socavón".

"Aquí se gana propina y vamos a ver cómo estará el fin de semana, pero no le tengo fe porque capaz que la gente tenga miedo de que eso se vuelva a derrumbar. Además arriba hay un montón de restaurantes y poca señalética así que todos se quedan arriba y en la costa somos los más afectados siempre", se lamentó Mabel.

En el restaurante Albatros, el dueño Gustavo Verdejo, señaló que el socavón "es un problema gigante porque el acceso a Concón es el borde costero, por la parte alta a la gente de afuera le cuesta, pero seguimos vendiendo rico, tenemos buena vista, buena atención y estaremos encantados de recibir a la gente con un sabroso pescado y un rico pisco sour".

Agregó, eso sí, Verdejo que "de nuestro municipio no hemos visto personas que nos vengan a ver, que nos venga a dar una aspirina. Nada de nada".

2 mesas tuvo el restaurante Calipso el jueves, siendo que -en promedio- atienden entre 10 y 12, según cuentan.