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Cuando una historia de amor da vida a una propuesta hotelera

Anne, de Alemania, y Alex, de Chile, han hecho realidad su más grande sueño: "Ayca La Flora", un hotel boutique ubicado en cerro Concepción. A la vez, han recuperado un terreno virgen en Olmúe, "El Cornelio". Acá su historia.
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Francisca Palma Schiller

El amor con el que Anne habla de Valparaíso hace emocionar a cualquiera. "Tiene carácter", nos dice con cariño, "como ninguna otra ciudad del mundo".

Es que quizás esa personalidad, muchas veces no valorada por quienes vivimos en el Puerto, cautiva a quienes ven en esta ciudad una oportunidad para ver nacer sus más grandes anhelos… esos sueños que son difíciles de cumplir, pero que Anne-Charlotte Schöllhorn, de Alemania, junto a su pareja Alex Lagos, de Chile, han logrado sacar adelante.

Hablamos del hotel boutique "Ayca La Flora", una propuesta hotelera que llegó al cerro Concepción hace tan solo dos años luego de sobrevivir el estallido social y la pandemia, hechos que no detuvieron la idea que germinó en Perú, país en donde nació también una linda historia de amor.

"Alex trabajó por más de 30 años en el Amazonas, en Perú, justamente haciendo turismo. Yo fui para allá junto a mi hijo de vacaciones y ahí nos conocimos. El último día hubo cruce de miradas", nos cuenta Anne desde lo más íntimo, quien asegura que tras regresar a Alemania, "le escribí" y nos revela entre risas: "Necesité dos computadores. Con uno escribía, mientras que en el otro tenía abierto el traductor… yo no hablaba español y él no hablaba alemán, pero no fue impedimento".

Una casa de 1945

Arriesgándolo todo, pero con el amor de por medio y un sueño bien definido, Anne y Alex se embarcaron en este desafío: conseguir una antigua casa de Valparaíso para convertirla en un espacio especial para los turistas que visitan la comuna.

"La idea fue juntar dos sueños, dos vidas; nosotros ya tuvimos nuestra profesión, nuestra vida y queríamos un hotel chico, donde se pueda brindar la experiencia de sentirse en casa, con mucho cariño, con mucha cercanía; algo lindo, no grande, pero muy especial", adelanta Anne.

"Tuvimos la suerte de encontrar esta casa, que tiene un terreno grande y la convertimos en un jardín. Para nosotros es un paraíso en el centro de Valparaíso: la gente viene, se relaja, se puede desconectar, es una zona de confort. Esta casa es de 1945, pero fue renovada completamente en el 2020 sin perder su encanto histórico", añade.

Recopilando aún más antecedentes de estos inicios, la propulsora nos cuenta que la casa se compró en el año 2016, fecha en la que comenzaron a convertirla en un hotel, sin embargo, ante la necesidad de sumar más piezas -13 en total en la actualidad-, la pareja optó por una moderna, pero respetuosa construcción en el mismo terreno.

La impresionante y a la vez recatada extensión combina el hormigón con vigas de acero, el mismo moderno estilo industrial que también caracteriza al casco antiguo de Valparaíso y que simula, según nos contó la pareja, al ascensor que se emplazó en cerro Concepción hace más de 100 años: el ascensor Esmeralda, funicular que no volvió a recuperarse tras un voraz incendio, pero al que estos hoteleros quisieron homenajear.

"Compramos la casa en el año 2016 y empezamos a convertirla en un hotel. Decidimos hacer una ampliación, un edificio nuevo y eso se demoró por los permisos… Cuando tuvimos la construcción más o menos lista, empezó la pandemia, pero aprovechamos el tiempo para darle el toque que nosotros queríamos", precisa Anne.

En cuanto al nombre, explica que "quisimos darle un nombre internacional, que se entendiera, pero que se relacionara, entonces nació rápidamente la idea, relacionado también al jardín: La Flora; pero para darle un toque más personalizado, pusimos el Ayca: una araucaria, por Chile, y una flor de chagual -puya chilensis-, una planta endémica de la V Región".

Por otro lado, al consultarle por el público objetivo, la dueña nos asegura que "es apta para todos los que vienen con el corazón abierto", sin embargo, "hasta ahora hemos trabajado mucho con turistas extranjeros, pero se puede adaptar para todos; lo único es que no es para fiestas, ya que es un lugar tranquilo", aclara.

El cornelio

Luego de ver erguido el proyecto hotelero y el término de las restricciones sanitarias que trajo el COVID-19, Alex y Anne decidieron ir a pasear hacia Olmué, específicamente al sector de Las Palmas.

Explorando, un terreno los cautivó. Su bosque esclerófilo, el sonido de las aves y unas lajas que parecen ser los mismísimos toboganes naturales del valle de Cochamó, en el sur de Chile, terminó por enamorarlos, sin embargo, "recién comenzábamos con la inversión del hotel, entonces no era momento de comprarlo", nos relatan.

Escondidos unos de otros, sin decir absolutamente nada, Alex, en silencio, tomó una foto del cartel que decía "SE VENDE". Momentos más tarde, Anne hizo lo mismo.

De vuelta en Valparaíso, ambos no pudieron sostener el secreto y decidieron comprar "El Cornelio", un terreno de más de siete hectáreas y que hoy están buscando reforestar, como también convertirlo en una propuesta: visitar el hotel, pero también explorar Olmué con el apoyo de un guía.

Así, con un inmueble hecho de barro en el centro, embellecido con particulares ventanas que simulan ser ruedas de las carretas que transitaban justamente por La Dormida en los tiempos antiguos del país, el parque ofrece una exquisita caminata en medio de flora y fauna... trekking que, a juicio de Anne y Alex, merece ser disfrutado por todos.

"Quisimos hacer un negocio lo más sostenible posible, esto para dejarles un mejor mundo a nuestros hijos. Así nació también la idea de tener un terreno donde podríamos reforestar un bosque nativo y justo, cuando se terminó la pandemia, se nos dio la posibilidad de tener un terreno; más que nada nos enamoramos de un terreno en Olmúe: el terreno nos buscó a nosotros y compramos las siete hectáreas para que no se loteen. En estos 60 años, nadie lo ha trabajado, es 100% virgen", nos menciona Anne.

Y agrega: "Estamos haciendo una sala de barro, que luego será una sala de interpretación; haremos una cava de vinos, por lo tanto, hay proyectos, planes en ese lugar, pero el proyecto apunta a traer gente durante el día, que puedan hacer excursiones para que conozcan la naturaleza. Esa es la idea".

La apuesta

Y esa es la gran apuesta para el futuro: lograr ofrecer su estadía en "Ayca", pero también visitas a "El Cornelio", propuesta que hoy está en evaluación junto a conversaciones con agencias de viaje.

"Queremos hacer ese enlace. Si viene gente, por ejemplo, dos o tres días a Valparaíso, puede en dos conocer la ciudad y uno dejarlo para conocer el terreno, ver la naturaleza de la V Región, porque es algo muy especial en el mundo el bosque esclerófilo, ya que queda solo un 3% a nivel mundial, pero la mayor parte está en Chile, por lo tanto, es una joya bien escondida, única en el mundo. Ese es quizás un elemento diferenciador de nosotros, el poder ofrecer distintas experiencias, hacer este nexo", destaca.

Finalmente, al consultarle a Anne cuál es el balance que hacen de estos dos años, nos dice:

"Nos tocó un momento interesante para el turismo, porque empezamos, como todos, de cero después de la pandemia y eso nos hizo bien, porque nos aceptaron bien. Si bien ha sido lento, sabemos que es normal, ya que el turismo se ha ido recuperando poco a poco, pero ya tenemos experiencias maravillosas con la gente que viene a la casa".

Para los interesados en conocer más de este proyecto hotelero, pueden visitar su sitio web www.laflora-valpo.com o el Instagram @ayca.laflora.valparaiso.

7 hectáreas tiene "El Cornelio", un terreno emplazado en la comuna de Olmué, en el sector de Las Palmas.

2016 se embarcaron en el sueño de construir un hotel boutique para los turistas que visitan Valparaíso.