Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Deportes
  • Tiempo Libre
  • Estrellas
[Cultura Urbana]

Santos Chávez: acuarelas y el mito del paraíso perdido

Dos interesantes exposiciones del maestro mapuche se exhiben Valparaíso.
E-mail Compartir

Redacción - La Estrella de Valparaíso

Poco más de veinte años han pasado desde el fallecimiento, en Viña del Mar, del artista de origen mapuche Santos Chávez, uno de los grabadores más importantes. Y su vasta obra, reconocida principalmente por sus grabados xilográficos, sigue siendo no solo reconocida sino que también revisitada, gracias al trabajo de preservación y difusión que realiza la fundación que lleva su nombre, con asiento en Valparaíso.

Es así como, en los últimos días, dos interesantes exposiciones de Santos Chávez han abierto sus puertas en la ciudad puerto: una de ellas, en la sede de la propia fundación, en el Barrio Puerto, recoge la conexión entre la obra del maestro y el mito del paraíso perdido; la otra, en el Museo de Bellas Artes Palacio Baburizza, exhibe por primera vez los trabajos realizados por Santos Chávez en la técnica de acuarela.

Acuarelas

"Él era un campesino, con las manos para hacer grabados y, con su desarrollo de artista, es capaz de hacer estas cosas veladas, transparentes", señala Juan Pablo Scarella, presidente de la Fundación Santos Chávez, sobre la muestra "De la tierra al agua", inaugurada esta semana en la sala de exposiciones temporales del Museo Baburizza.

Scarella recalca que "es primera vez que se exponen, nunca han sido vistas, por eso ver esta faceta de Santos es realmente lindo, distinto y novedoso".

En efecto, el trabajo del artista de Tirúa es reconocido principalmente por sus xilografías, es decir, grabados tallados en madera donde emergen los elementos de la naturaleza que caracterizan su obra. Temáticas similares aparecen en estas delicadas acuarelas, de gran colorido, que podrán ser vistas en el Baburizza hasta diciembre, con entrada liberada.

"Queremos que la comunidad conozca a Santos Chávez el grabador, pero también al Santos Chávez acuarelista", añade Rafael Torres, director del museo.

Paraíso perdido

En la sala Kallfu Mapu, ubicada en la sede de la fundación Santos Chávez, en la calle Cajilla del Barrio Puerto, se exhibe otra exposición titulada "El paraíso perdido". Se trata de una colección de grabados de Chávez que tienen un hilo conductor: el mito del paraíso perdido.

El curador de esta muestra es el artista porteño Gonzalo Ilabaca, quien identifica este tema cultural universal en distintas obras del grabador mapuche.

"En la obra de Santos Chávez -una vida viajera pero aferrado a su infancia mapuche- aparece como tema central el mito universal del paraíso perdido, habitado por sus arquetipos: la doncella, el guerrero, el hombre sencillo, los amantes, todos ellos en íntima unión con la naturaleza; las flores, aves, peces y animales, la semilla y la espiga, los volcanes, los bosques de la cordillera de Nahuelbuta, el viento, el río y el mar de su Canihual (Tirúa) donde nació y creció como niño pastor y niño trabajador de la tierra. Pero es un paraíso que va más allá del regreso a la aldea, porque comprende no solo el retorno a un lugar ancestral -el Jardín del Edén- sino también a un tiempo perdido, la Edad Dorada", señala Ilabaca en la presentación de la muestra, que puede ser visitada los viernes y sábados de 11:00 a 18:00 horas.

En Serie

E-mail Compartir

por Marcela Küpfer

Atrápame si puedes

"El mantequilla: maestro de la estafa", recientemente estrenada por Star+, es algo así como la versión mexicana de "Atrápame si puedes", aunque con menos glamour, claro está.

Emiliano Escamilla es un pillo natural con talento para engañar. En la Ciudad de México de los años 80, el escurridizo chilango trabaja como un anodino vendedor en una compañía de seguros y es el opaco marido de una mujer con la que siempre está al debe. Pero su otra faceta es mucho más interesante: con una habilidad asombrosa para ocultarse bajo cualquier disfraz, Escamilla se hace pasar por abogado, vendedor de arte, militar, cantante de rancheras, peón y lo que sea necesario con tal de ejecutar sus golpes delictuales.

La diferencia con otras películas y series de estafadores es que Escamilla no solo quiere el dinero, sino que anda detrás de algo mayor.

Para dilucidar el misterio, la serie nos va a aportando datos del pasado de Escamilla y de "El mantequilla", un delincuente que lleva 20 años en la cárcel y que es considerado el mayor estafador y villano de México.

Los golpes que ha dado Escamilla llevan a que muchos piensen que se trata ya sea de un nuevo "Mantequilla" o bien del verdadero delincuente que se hizo célebre en los 60.

Dos personajes se proponen resolver el misterio: Pablo Garduño, un joven e inexperto periodista, con muchas ganas y poca ética, que consigue buenos datos con la policía; y Elena Robles, una detective que carga con el peso de ser la hija de un reconocido oficial y que trata de abrirse paso en una institución absolutamente machista. Ambos, periodista y policía, se ponen tras la pista del "Mantequilla" y en el camino van descubriendo los vínculos entre Escamilla y el célebre delincuente.

Planteada como una comedia de acción, con capítulos de corta duración, "El mantequilla" nos habla del buen nivel de las producciones hechas en México y la originalidad del toque latinoamericano dentro de un género ya bastante visitado. Así, junto con mostrarnos la clásica persecución policía-ladrón, vemos cómo se despliega la corrupción tan naturalizada en nuestras instituciones, nos divertimos con los arquetipos y estereotipos tan propios de nuestras sociedades y, de paso, descubrimos una trama de fondo que bien parece la letra de un bolero.

Mención aparte merecen las actuaciones de talentos emergentes como Mayra Batalla, quien encarna a a la detective Robles y a quien ya vimos en la película de terror mexicana "Huesera"; y el carismático Alberto Guerra, cubano residente en México, quien se roba la película con su interpretación de Escamilla. Muy recomendable.

título: "El mantequilla"

temporadas: 1 (8 episodios)

dónde verla: Star+