El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza se instaló el 17 de octubre de 1987, cuando en la ciudad de Paris miles de personas denunciaron que esta condición constituía una violación de los derechos humanos.
En nuestro país, la pobreza se monitorea a través de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica (Casen), midiéndola por ingreso y también desde el año 2015, con un enfoque multidimensional que considera otros factores, como los accesos y restricciones a los servicios y bienes fundamentales para la calidad de vida: salud, educación, trabajo, vivienda, entorno y cohesión social. Desde los años 90 en adelante estos indicadores han mostrado una favorable tendencia a la disminución de las pobrezas.
Pero más allá de indicadores y tendencias, hoy la invitación está en reflexionar respecto del impacto desigual que presentan en las personas fenómenos sociales macro como, por ejemplo, pandemias, crisis económica y cambio climático, los cuales son fenómenos que afectan a todos, pero mucho más a quienes se encuentran en situación de pobreza, agudizando su condición y favoreciendo los efectos negativos con mayor intensidad y prontitud en relación a quienes se encuentran en mejor posición socioeconómica.
Respecto a la vulnerabilidad climática, Chile presenta al menos 7 de los 9 criterios señalados por Naciones Unidas, con ello se prevé que la pobreza puede agudizarse en el corto plazo con el aumento de riesgo de desastres, necesidades básicas insatisfechas, crisis productivas y vulneraciones de derechos, todas circunstancias que afectarán directa o indirectamente a los más pobres.
En este escenario, se instala la urgencia de implementar políticas de Estado que vengan a mitigar estos efectos, especialmente en esta población, considerando además políticas de redistribución de la riqueza en vista que Chile es una de los más desiguales del mundo.
Jessica Candia
directora Carrera de Trabajo Social
Universidad de Las Américas