El día después del terror vivido en galería Cristal: claman por seguridad
Locatarios de centro comercial viñamarino piden vigilancia y presencia policial. Administrador comenta sobre asalto a joyería a plena luz del día.
Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso
Priscilla Hernández es la dueña de la joyería Cartier de la galería Cristal, en calle Valparaíso. El mismo local que en la mañana del lunes pasado, a vista y paciencia de locatarios, clientes y transeúntes, sufrió un violento asalto en manos de un grupo de encapuchados que sembró el miedo en pleno corazón del centro viñamarino y que involucró intercambio de fuego entre la policía civil y antisociales.
Un día después, la propietaria saca cuentas, mientras su vitrina, carente de vidriera alguna, es mudo testigo del atraco. Reconoce que aún no tiene claro cuánto fue el monto en especies sustraídas, ni lo recuperado. Que todo está en materia de inventario -e investigación- y asegura estar "cerrando un tema de cotización por seguridad". Lo de instalar rejas e irse fuera del país, sigue latente.
A pocos metros de allí, otro colega de establecimiento se muestra concentrado: lee La Estrella. "Lo de ayer acá no se lo doy a nadie", dice. Las palabras son de Julio Vega, dueño de Joyería Dharma, ubicada en la primera planta de esta galería que desde el año 1985 marca presencia. "Y yo la llevo desde 2013", agrega.
Vega cuenta que ha sufrido un solo asalto del tipo lanzazo en una década a cargo del establecimiento. Reconoce que hoy se ve difícil la seguridad, pero no se anima a poner rejas.
"Requerimos más resguardo, presencia de Carabineros o policías de civil: la sensación es para peor, sobre todo ahora que se viene el verano", dice.
Confidencia que no sabe qué hará en la temporada estival, si atender "a los clientes abriendo la puerta o afuera del local por seguridad".
Administrador
Eric Martínez Letelier es el administrador de la Galería Cristal. Dice que lleva recién tres meses en este trabajo, pero que en el rubro de vigilancia y seguridad ya son 24 años. Al momento del delito, narra que conversaba con locatarios en el segundo piso.
"Estaba en el pasillo. Sentí golpes de vidrio. Presentí que podría ser un robo. Al llegar, me encontré con la escena: cuatro sujetos armados, tres estaban rompiendo los cristales, mientras otro tenía encañonada a una dependienta del local. Un PDI de civil disparó y gracias a eso los tipos arrancaron", evoca al hecho.
Martínez acota que la única seguridad pasa por los guardias que, en esta galería, por turno, "son tres en total", además del "plan cuadrante de Carabineros". No obstante, desliza un dardo: "Esto debe partir por el local, no puede exhibir todo el oro en vitrina y menos con precios: tienta a los patos malos".
El administrador comenta que habrá "una reunión con el comité para analizar este caso: solicitar quizás más refuerzos o proponer una reja o blindarse". Hoy, a juicio de Eric Martínez, un guardia de seguridad está de manos atadas y brazos cruzados: "No pueden portar bastón ni esposas y, con los delincuentes armados, resulta complicado".
Sandra Bravo atiende hace 12 años la tienda de tejidos S y S. "En la galería siempre se escucha de robos. Pero el tiroteo que hubo fue de proporciones. Pasamos un gran susto. Necesitamos más rondas de protección y vigilancia. Nos vemos expuestos".