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Exposición revive exitosa historia de la editorial estatal de la UP

La muestra "Quimantú 50 años: la memoria y los libros", que se exhibe en el Centex, revisa los hitos, la gráfica y el contexto de una iniciativa que masificó la lectura en Chile y que se vio truncada tras el Golpe Militar.
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Marcelo Macellari - La Estrella de Valparaíso

Libros con tirajes semanales de hasta 100 mil ejemplares, de autores como Gabriela Mistral, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Nikolái Gogol y Stefan Zweig, con colecciones dirigidas a niños, jóvenes y adultos, al precio de una cajetilla de cigarros y que se vendían en quioscos. Hace medio siglo irrumpió en Chile la editorial Quimantú, que correspondía a una política pública, inédita hasta entonces, que buscaba promover la lectura en todo el país, abarcando todos los estratos sociales, con especial énfasis en los más desfavorecidos, en una época donde la educación media cubría sólo al 43% de la población y el analfabetismo alcanzaba un 11%. El proyecto, iniciado el 22 de agosto de 1972, originalmente vinculado a una iniciativa estatal que debía autofinanciarse, lo logra gracias a que se volvió de alcance masivo a nivel nacional.

La exitosa y breve historia de la editorial revive en la exposición "Quimantú 50 años: la memoria y los libros", que se inauguró en el Centex, por iniciativa de Puerto de Ideas 2023, la cual presenta una selección de aquellas colecciones que cautivaron a miles de lectores, pero también los hitos y el contexto de este sueño literario que finalizó abruptamente con el golpe de Estado de 1973.

Pablo Chiuminatto, curador de la muestra, detalla que el objetivo principal de esta exposición, donde se exhiben alrededor de 300 libros y revistas publicados por la editorial, es "recuperar la historia de una iniciativa surgida en Chile hace 50 años y que como otras cosas se vio quebrada a partir del golpe de Estado. La editorial estatal Quimantú fue un proyecto breve pero que tuvo efectos centrales para la cultura del libro y la lectura en el país. Junto a Macarena Murúa, como curadores de esta muestra, nos enfocamos en la recuperación de algunas de las principales investigaciones que se han hecho sobre el proyecto editorial, que convergen en esta exposición".

"La sala -agrega- es un recorrido por las distintas colecciones, tanto a nivel gráfico como en términos del contexto que permitió que surgiera esta iniciativa del Estado respecto de impulsar, hace 50 años, el libro y la lectura entre las personas sin importar edad ni nivel social. Quimantú propuso un modelo de acceso desde la creación de una necesidad real, como es la lectura por entretención, la que por cierto además forma. Cabe señalar que esta iniciativa se autofinanció porque la editorial era una imprenta y mantuvo colecciones que venían de Zig-Zag, empresa que fue comprada por el Estado, y porque además prestaba servicios de impresión para otras publicaciones, no solo chilenas sino que también circulaban por la región".

El legado

Quimantú alcanzó tirajes impensables en la actualidad y Chiuminatto advierte que "debemos considerar la fuerza de una iniciativa estatal. Siempre es así y esto tiene aspectos complejos, porque representa muy directamente la ideología del propio gobierno. De ahí que cuando llegan los militares, inmediatamente le cambian el nombre, pasa a llamarse Gabriela Mistral, y por supuesto cambian los contenidos de las publicaciones, que era de entretención, pero también de formación política. Echaron a muchas personas, sobre todo a los directivos y a los equipos intelectuales y periodísticos que integraban las colecciones. También hay que decir una cosa muy importante y para eso tenemos una sala que lo recuerda en esta exposición: hubo personas que trabajaron en Quimantú que fueron víctimas de violencia de Estado, asesinados, desaparecidos y torturados".

A la hora de hablar del legado de la editorial Quimantú, el curador de la muestra indica que "dio la posibilidad de acceso al libro en un momento en el que era mucho más precario su disponibilidad. Hoy tenemos una red de escuelas, bibliotecas públicas y la biblioteca pública digital que cumplen esa tarea de manera eficiente. Hay también un legado gráfico y de una manera de pensar la distribución, así como el valor y el contenido de los libros"

Sobre la posibilidad de que en la actualidad se implementara algo similar a Quimantú, el artista visual explica que "sería imposible, porque el modelo ha cambiado y se estaría destruyendo el mercado. La realidad es que habría que cerrar editoriales y se produciría una crisis".

La exposición "Quimantú 50 años: la memoria y los libros" permanecerá abierta en el Centex (Sotomayor 233) hasta el 28 de febrero, en los siguientes horarios: martes a viernes de 10.00 a 18.00 horas y domingos y festivos de 11.00 a 18.00 horas.