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El Municipal vuelve a levantar el telón tras 13 años cerrado

Sacar adelante el proyecto de restauración costó casi tanto más que su construcción. A fines de la década del 20, Viña del Mar recibió el respaldo del Estado para ejecutar obras que fomentaran el turismo; entre estas, el teatro y el casino.
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Marcela Küpfer C.

"Un brillante acontecimiento social constituyó la inauguración del Teatro Municipal de Viña del Mar": así titulaba el diario El Mercurio luego de la apertura de la principal sala de espectáculos de la Ciudad Jardín, inaugurada el 11 de octubre de 1930, con la presencia del Presidente Carlos Ibáñez del Campo.

Una ópera de moda en las primeras décadas del siglo XX, "Thaïs", del francés Louis Gallet, cuya interpretación estuvo a cargo de la Compañía Lírica Italiana, fue la elegida para dar el vamos al teatro viñamarino. La construcción del edificio, frente a la plaza de Viña, se había iniciado cinco años antes, de acuerdo al diseño de los arquitectos Renato Schiavon y Aquiles Landoff.

Por siete décadas, el Teatro Municipal de Viña funcionó ininterrumpidamente y, si bien no consolidó una cartelera estable de ópera y ballet, como los grandes teatros del mundo, sí ofreció espectáculos diversos y se convirtió en la casa del destacado Concurso Internacional de Ejecución Musical Izidor Handler durante casi cuarenta años.

El terremoto de febrero de 2010 obligó a bajar la cortina del teatro, debido a los daños registrados en el edificio, y solo luego de trece largos años de tramitación y obras de restauración, este viernes 1 de diciembre volverá a abrir sus puertas.

Apoyo estatal

En 2009, el teatro viñamarino fue declarado Monumento Histórico por parte del Consejo de Monumentos Nacionales. En el decreto de la declaratoria se lee que "el Teatro Municipal de Viña del Mar fue una iniciativa para dotar a la sociedad viñamarina de un teatro monumental equivalente a los teatros europeos conocidos por doña Mercedes Álvarez, esposa de don José Francisco Vergara, quien en 1889 donó los terrenos para su construcción". Y agrega que "don Gastón Hamel, alcalde en los períodos 1923-1924 y 1927-1929, fue precursor de este proyecto que contó con el apoyo de la sociedad viñamarina, autoridades, comerciantes y personalidades, quienes en un trabajo conjunto lograron concretar el proyecto".

Más allá del entusiasmo, de la comunidad este apoyo se manifestó en algo muy concreto: la promulgación de la ley N° 4.283, dictada en febrero de 1928, que autorizaba a la municipalidad de Viña del Mar a contratar un préstamo por 14 millones de pesos de la época para la ejecución de diversas obras urbanas; además, creaba una junta de adelanto del balneario y autorizaba el funcionamiento de un casino de juegos.

"Gracias al crédito, la Junta Pro Balneario podrá hacer realidad este y otros proyectos. En dicha junta participan destacados vecinos quienes cumplieron su cometido durante los períodos alcaldicios de los señores Gastón Hamel de Souza y Manuel Ossa Saint Marie", explica José Miguel Gil Zabala, licenciado en Historia PUCV, en su texto "Historia general de Viña del Mar".

El periodista e historiador Piero Castagneto, autor del libro "Una historia de Viña del Mar: la hija de los rieles", apunta que el apoyo de Ibáñez del Campo fue esencial no solo para la construcción del Teatro Municipal sino que para la ejecución, alrededor de 1930, de diversas obras emblemáticas en la Ciudad Jardín y la consolidación de su vocación como ciudad turística.

"Carlos Ibáñez del Campo se ocupa especialmente de potenciar a Viña como balneario, con una ley que la favorecía y le daba fondos para obras y edificios; entre estos, el Teatro Municipal, el palacio del Cerro Castillo (1930), el Casino (1930-31) y el hotel O'Higgins, que se inaugura el año 1935", explica.

El objetivo de esta ley era, señala Castagneto, "potenciar a Viña como plaza turística, sobre todo porque Viña había surgido sola, en el sentido de que había crecido por la iniciativa de particulares que habían elegido trasladarse desde Valparaíso a Viña después del terremoto del año 1906, pero no había obras o políticas públicas de fomento al turismo, que por esa época ya surge como concepto. Se crean, por ejemplo, una oficina de turismo y el balneario Las Salinas en el año 29".

El éxito de esta política de fomento al turismo en Viña se vería reflejada, añade el autor, en la proliferación de "hoteles más pequeños en Viña, tanto así que se hizo insuficiente la disposición de habitaciones de cierta categoría, lo que llevó a la construcción del hotel Miramar del 42 al 46. En cosa de 10 años se evidenció que la demanda turística hacía que hubiera un déficit en la capacidad hotelera, y después vino el otro fenómeno de departamentos de verano para quienes podían costearlo, desde los años 50 en adelante".

Centro social

Desde la fundación de la ciudad, en 1870, el centro simbólico de la ciudad estuvo marcado por la estación de ferrocarriles, lo que se fue ampliando luego con la construcción de la plaza principal (José Francisco Vergara) y el Club de Viña del Mar. En ese contexto urbano, escoltado además por los chalets y casonas que se extendían por el actual par Viana-Alvarez y otros sectores del plan, el Teatro Municipal se irguió como un centro de reunión social para viñamarinos y visitantes.

Castagneto cita al pianista y cronista Mario Alvarado, quien destaca que hasta los años 60 del siglo pasado el Teatro Municipal de Viña vivió su época de mayor esplendor, "tanto por los espectáculos que ofrecía como por ser un centro social de las capas altas de Viña. Alvarado también decía que Viña fue una ciudad de pianistas, tanto profesionales como aficionados, conocedores con muy buen oído y juicio crítico".

"El escritor Hernán Poblete Varas, en sus memorias de juventud en Viña, también habla del esplendor del teatro a fines de los 30 y los 40, en parte por la presencia de artistas europeos exiliados de sus países por la guerra, que daban vueltas por Sudamérica", añade.

Y si bien la cartelera de espectáculos fue variada e intensa durante el siglo XX, Piero Castagneto apunta que, a diferencia de lo que ocurre con el Teatro Municipal de Santiago u otros teatros célebres del mundo, en Viña no se consolidó una temporada de ópera estable, "que es lo máximo del espectáculo musical, por el atractivo de la puesta en escena, el costo monetario de la producción, etc. En Valparaíso se dio mucho más la ópera, previo al terremoto de 1905, y tanto en el Aula Magna de la Santa María como en el Teatro Municipal de Viña ha habido presentaciones esporádicas, pero nunca ha habido una temporada de ópera comparable, por ejemplo, al Municipal de Santiago. Tampoco ha contado con una orquesta estable, como es la Orquesta Filarmónica de Santiago".

1925 se inició la construcción del Teatro Municipal de Viña, que inaugurado el 11 de octubre de 1930.