Pareciera ser que en muchos aspectos Chile es un país de extremos, algo que seguramente gran cantidad de sus habitantes han comprobado en diversas ocasiones.
En cuanto al tiempo atmosférico dicho axioma se cumple claramente, pasamos de una dura sequía a grandes precipitaciones que afectan amplias zonas y a una gran cantidad de habitantes.
En ambos casos, la respuesta para mitigar sus consecuencias por oportuna que sea, siempre será considerada por los afectados como insuficiente, algo que es lógico, dada la sensación de desamparo que se siente ante la pérdida de vidas humanas o de bienes materiales.
La respuesta a la pregunta de cómo enfrentar los efectos de los desastres naturales es compleja, pero existe, no solo de parte de organismos pertenecientes al Estado, sino además de organizaciones privadas y de los propios habitantes del país.
Cada uno desde su propio nivel y perspectiva puede enfrentarlos, donde la sumatoria de esfuerzos potencia sin duda los resultados.
Antonio Yakcich Furche