París enlaza una inauguración llena de historia, glamour y épica
A través del Sena, y con Céline Dion recordando a Edith Piaf desde la Torre Eiffel, los Juegos Olímpicos tuvieron su comienzo formal.
Nicolás Labra/EFE
Zinedine Zidane aparece en las pantallas gigantes portando la antorcha olímpica en un video y el aplauso permite sentir que se dio el inicio a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024, una de las más ambiciosas jamás vistas en este apartado, que inició su cierre con el propio histórico exjugador francés, el que apareció nuevamente para recibir el primero de la última serie de relevos de la antorcha y entregárselo a Rafael Nadal, casi un parisino más al conquistar 14 veces Roland Garros, y que tuvo un final que puso los pelos de punta con una emocionante interpretación del tema de Edith Piaf "El himno a la amor" ("Hymne à l'amour") a cargo de la canadiense Céline Dion.
Fue el broche de una ceremonia que presenciaron unas 320 mil personas y que giró entorno a seis kilómetros del río Sena, sus canales y puentes y la historia de la ciudad con lugares como el Louvre, la Notre Dame, Trocadero, el Palacio Real o la Isla de la Cité, donde en el capítulo centrado en la libertad apareció una María Antonieta decapitada que dio el paso a la banda de metal Gojira, un viaje que no solo recorrió la historia, sino que apeló a otros símbolos como la moda, la libertad, el amor, la aceptación y el diseño.
Solo la lluvia opacó en parte una ceremonia que empezó a tener su clímax en la Torre Eiffel, iluminada en un juego de luces mientras Nadal, Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis transportaron el pebetero en un bote para dárselo a la extenista Amelie Mauresmo.
Más temprano, Grecia y el equipo de refugiados comenzaron el desfile de las delegaciones en más de 90 embarcaciones. La ceremonia tuvo intermedios, un cambio respecto a lo que se ve cuando desfilan en el estadio, donde pasan una tras otra por la pista atlética hasta terminar ese proceso.
Explotaron fuegos artificiales con el color de la bandera de Francia desde el puente de Austerlitz y tras eso Lady Gaga salió de una estación de metro típicamente parisina, construida para la ocasión junto al Sena, para ofrecer la primera gran actuación musical. La intérprete y actriz estadounidense se atrevió con el francés para versionar 'Mon truc en plumes' de Zizi Jeanmaire, un clásico de los años sesenta.
Vestida de negro, la acompañaron una decena de bailarines que portaban pompones rosas y que se encargaron de ocultar la identidad de la artista. Después de eso se pudo ver el paso del Team Chile dentro del segmento 'La vie en rose', incluido en una embarcación junto a Camerún, Canadá, República Centroafricana y China, y con los abanderados Nicolás Jarry y Antonia Abraham flameando la bandera, vestidas ellas de blanco en un traje de dos piezas y los varones con una polera con cuello color rojo y un short blanco.
Fueron pasando los países y los segmentos, la revolución francesa y María Antonieta, el Instituto de Francia y un homenaje a los múltiples autores galos, de ahí la cantante Aya Nakamura, quien estuvo en la polémica por la reticencia de sectores de ese país en que se presentará. Pasaron los conceptos de la fraternidad y la sororidad, con homenaje a las grandes mujeres francesas de la historia, hasta que en un caballo blanco apareció la bandera de los JJ.OO para ser izada al revés, tal vez el único error en la propuesta del director Thomas Jolly.
Al final vinieron los discursos y el encendido del pebetero que se elevó en un globo aerostático de 30 metros.


