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Demoledor informe: más de 500 mil niños trabajan en Chile

De este total, según evidencia encuesta del ministerio de Desarrollo Social, el 11,2% (366.678) realiza trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y peligroso: en su mayoría, esta tarea recae en las niñas.
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Francisca Palma Schiller

Once años tuvieron que pasar para que el ministerio de Desarrollo Social y Familia volviese a aplicar la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA), análisis que, gracias a la colaboración de las carteras de Trabajo y de la Mujer, como también al apoyo de la Organización Internacional del Trabajo y Unicef, tiene por objetivo principal estimar la magnitud y las principales características del trabajo infantil en Chile, un tema que lejos de estar extinto, sigue presente en territorio nacional.

Así lo explicita la radiografía que logra sacar esta encuesta realizada el año 2023: actualmente más de 500 mil niños -507.833 para ser exactos- trabajan en nuestro país, ya sea de manera remunerada o no.

En detalle, según el estudio al que pudo acceder este medio de comunicación, hay 3.270.700 niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años en territorio nacional. De ellos, y como refiere la cifra anterior, el 15,5% trabaja: el 5,4% de este total (es decir, 177.971 menores) realiza trabajo infantil en la ocupación y otras actividades económicas, mientras que el 11,2% (366.678 puntualmente) realiza trabajo infantil por trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y peligroso.

Participación en actividades

Puntualizando en las distinciones, cabe señalar que el trabajo infantil en la ocupación y otras actividades económicas considera el participar de actividades en algún negocio o puesto de comida, tales como ordenar, vender, cocinar, atender personas o limpiar. Asimismo, considera actividades en algún puesto en la feria y en el campo, como por ejemplo, alimentar y cuidar animales e incluso limpiar sus corrales o cosechar.

En este apartado, es importante indicar que se observan importantes brechas de género, con una tasa de 6,6% en hombres y 4,2% en mujeres.

De igual manera, las mayores diferencias se observan según área geográfica, donde el trabajo infantil en la ocupación en áreas rurales es casi tres veces mayor que en áreas urbanas.

Sobre las razones detrás de ello, la encuesta refiere que a nivel nacional, los niños de entre 15 a 17 años declaran que trabajan "para tener su propio dinero", mientras que entre 9 a 14 años, lo hacen "para ayudar con los gastos de su casa" y, finalmente, entre 5 a 8 años, aseguran que es "porque le gusta o entretiene".

Doméstico y de cuidados

El apartado de trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y peligroso, en tanto, considera toda aquella actividad que signifique ordenar o limpiar, como también lavar, planchar o cocinar. De igual manera, se integra el concepto del cuidado, lo que significa cuidar a otras personas, como un hermano, por ejemplo, o un abuelo.

Bajo esa caracterización, vale precisar que, tanto a nivel nacional como por áreas geográficas, las mujeres realizan este tipo de trabajo infantil en mayor proporción que los hombres: 12,3% vs 10,1% a nivel nacional.

Y ojo: los niños, niñas y adolescentes de 9 a 14 años realizan este tipo de trabajo infantil en un porcentaje mayor a las otras edades, con una tasa de 15,5%, cuestión que hace presumir que las tareas de cuidado comienzan a los 9 años. Estremecedor.

Intentando hacer una bajada de estas duras y reveladoras cifras, la seremi de Desarrollo Social, Claudia Espinoza, contextualiza, en primera instancia, que "esta encuesta lo que hace es poder identificar cuáles son las actividades centrales que realizan niños, niñas y adolescentes", pero "sobre todo", subraya, "identifica factores de vulneración de derechos de niños de entre 5 a 17 años".

En cuanto al cuidado, cuestión que podría intervenir, por ejemplo, en las trayectorias educativas de los pequeños, la autoridad regional asevera que el análisis se consigna cuando "son más de tres horas para esta tarea, las tareas domésticas, del hogar y del cuidado del otro, entonces es una situación a la que hay que poner alerta".

Sobre cifras locales, Espinoza precisa que aún no se ha reportado el desglose por región, sin embargo, el llamado desde la cartera es al poder avanzar "en la conciencia de que como sociedad debemos saber que todos y todas somos garantes de derechos y eso implica que todos tenemos que hacer el máximo de nuestros esfuerzos por una buena vida de niños y niñas y eso no significa que queden al margen de vías productivas que pueda tener la familia, por ejemplo, sino que lo que significa es que esas actividades no les impidan que puedan tener instancias de recreación o tener acceso a su educación, es decir, que sus derechos fundamentales no se vean perjudicados".

Cultural

Desde la mirada experta, Lillian Loeza, psicóloga especialista en Neuropsicología y Neurociencias Cognitiva y académica de la Universidad de Playa Ancha, refiere que detrás de esta radiografía hay también fenómenos culturales, en particular en la arista relacionada a los cuidados.

"Los latinoamericanos, en general, delegamos el cuidado en las niñas, ya que tenemos muy afianzado el concepto de los roles: el hombre es el que trae las cosas y las mujeres son las que se quedan en la casa (…). A eso hay que sumarle, en términos de hoy, que desde que la mujer se incorpora al mundo laboral cada vez más plenamente, sí está esta especie de con quién dejo a los niños, entonces los niños después de que salen del colegio efectivamente se van a sus casas y el problema es que hay un autocuidado negligente", examinó la experta.

Mismo punto que compartió el psicólogo Gonzalo Lira, magíster en Psicología Social y director de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso (UV).

"No nos debiera sorprender tanto que las labores de cuidado sean asumidas en términos tan tempranos y mayoritariamente por niñas y más tempranamente por adolescentes y mujeres. Esto nos muestra la invisibilidad que hay en el país, en nuestra cultura en general, sobre las necesidades y el desempeño de las labores de cuidado (…) es evidente que esta asimetría en estas labores tienen fuerte componente de género", comentó.

Bajo esa línea, "esto nos muestra", subrayó el académico UV, "una sociedad que organiza las labores de cuidado con un sello fuertemente feminizado, con un elemento que está asociado fuertemente a la socialización temprana para la reproducción de los roles de género".

Cuidar el desarrollo

Finalmente, a modo de mensaje y dejando de lado el análisis cultural que esconden estas cifras, Loeza hizo un llamado a "cuidar el desarrollo del niño", esto porque "un niño herido, es un adulto herido: los traumas tempranos te acompañan el resto de tu vida".

"Para que se desarrolle un cerebro, del que vamos a tener después a un ser humano potencialmente completo a nivel cognitivo y motor, es fundamental que el niño desarrolle estrategias de aprendizaje asociados al juego, al pasarlo bien, sin embargo, el concepto del manejo del dinero, de la transacción, de la presión, los horarios o de que me tomen preso si es que estoy en el comercio informal… es estar adultizando a niños y niñas que debiesen estar, para su desarrollo personal, en pleno apogeo del juego y el de experimentar cosas bajo el cuidado", observó la profesional.

"Al estar trabajando, en una labor de adultos, lo están sacando de su ser y lamentablemente el ser niños es solamente una vez en la vida, entonces ese proceso lo estás destruyendo y a tu cerebro lo estás llenando de estrés", añadió.

Para los interesados en el estudio, pueden encontrarlo en el sitio web de la cartera de Desarrollo Social.