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Adriana Muñoz y la paridad política:

"La cuota (de género) hace una cirugía civilizatoria para lograr un cambio"

Fue la primera mujer en asumir la presidencia de la Cámara de Diputadas y Diputados, y la segunda en dirigir el Senado. Pero la experiencia la lleva a decir sin tapujos que se ha "desciudanizado" a la población.
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Fue protagonista de la recuperación de la democracia para después convertirse en la primera mujer en asumir la presidencia de la Cámara de Diputadas y Diputados, y la segunda en dirigir el Senado. y que aquello influye en la baja credibilidad que hoy tiene la política.

Su nombre probablemente ya quedó inscrito en los libros de historia. Lleva más de medio siglo en política y fue una de las pocas mujeres en asumir cargos de liderazgo al regresar la democracia. Adriana Muñoz D' Albora es todo un referente para una generación en la que ocupar las palabras mujer y política en la misma frase, era tan extraño como poco valorado.

Pero ella parece llevarlo en el ADN, pues a sus más de 70 años, se mantiene en la primera línea: fue fundadora del PPD; estuvo más de 30 años en el Congreso, fue la primera mujer en dirigir la Cámara de Diputadas y Diputados, y la segunda en liderar el Senado. Y en agosto de 2024 fue nominada parte del Consejo Nacional de Televisión (CNTV).

De profesión socióloga, es también magíster en la misma disciplina por la Universidad de Viena, en Austria, donde vivió el exilio hasta que regresó a Chile en 1982, para dedicarse fundamentalmente a la investigación académica centrada en el feminismo y el liderazgo de las mujeres. Esa trayectoria es precisamente lo que le da la posibilidad de analizar la realidad de las mujeres en política hoy desde un "gran angular" que pocos tienen.

Valor histórico invisibilizado

-¿Cómo ha cambiado la figura de la mujer y el poder a lo largo de su trayectoria?

-Ha habido esfuerzos muy grandes desde las propias mujeres, que permitió que tuviéramos una participación muy activa durante el proceso de recuperación de la democracia. (Pero) se invisibilizó a las mujeres y a toda esa cantidad de mujeres movilizadas no se le ha dado todavía el valor histórico que tienen.

-¿Cómo empezaron ese trabajo con un parlamento empatado y masculinizado en 1990?

-Con Laura Rodríguez -parlamentaria fallecida- armamos una pequeña agendita de temas que nos interesaban y empezamos a poner, por ejemplo, el tema de la violencia intrafamiliar, que hasta ese momento se vivía de la puerta de la casa para adentro. Si usted se lleva mal con su marido, no es tema de política pública. En cuatro años logramos ese primer proyecto. Después el acoso sexual, el acoso laboral, el divorcio -que costó bastante más-, los derechos sexuales y reproductivos.

-¿Y cómo se transitó desde aquello a instalarse en la testera de la Cámara?

-Los hombres habían presidido siempre la Cámara, desde Bernardo O'Higgins hasta ahora. Recién en 2002 tuve que ir a una interna de la bancada, competir con seis colegas y mi partido me nominó. O sea, no fue la concesión civilizatoria de 'le corresponde a una mujer'. Después de 200, años tuvimos que ir a la pelea y a los votos internos. Y bueno, fue una experiencia personal importante, porque las mujeres tenemos que demostrar que sabemos, porque si no, empiezan a poner en duda tu liderazgo. Después pasé al Senado y el 2020, en época de pandemia, lo presidí con una mascarilla permanente. Las mujeres estamos capacitadas para llegar a ejercer esos cargos, incluso ejercer la presidencia, como lo ha demostrado la expresidenta Bachelet.

-¿Cómo ha ayudado la ley de cuotas transitoria que se estableció hasta 2029 para fomentar las candidaturas de mujeres?

-Había mucha resistencia de parte de muchas mujeres que decían "no queremos que nos regalen nada. Somos tan competitivas como los hombres" y se veía como un privilegio, porque los hombres decían que tenían la misma dificultad. El problema es que, en la línea de partida, nosotras partimos con una mochila bien grande, que se llama trabajo doméstico, hijos, hijas, el conciliar trabajo remunerado y trabajo doméstico… Ahora hubo un salto importante, no vamos a llegar al 2029 con la paridad como se dijo; tenemos un 35% de mujeres en la Cámara de Diputados y un 22% a 23% en el Senado. Pero la cuota es como un bisturí que hace una cirugía civilizatoria para lograr un cambio.

-¿Y en la práctica ha servido? Porque los partidos aprovechan y muchas veces ponen mujeres que no son competitivas.

-Sí ha servido, pero aquí la gran barrera para el despliegue de más liderazgos, de más mujeres, son los partidos. En las elecciones parlamentarias del 2017, le llamamos la época del arroz graneado, porque ponían a las mujeres como compañeras de candidatos potentes. Era para decir "estamos cumpliendo con la cuota, con la ley". Pero bueno, la paridad es un instrumento, tuvo éxito importante en los procesos constituyentes, no solamente favoreciendo a mujeres, sino que también a hombres.

"Desciudanización"

-¿Qué responsabilidad tiene la Concertación y la Nueva Mayoría, respecto del aprendizaje de las nuevas generaciones y la valoración de la democracia?

-Es un punto central. Los más antiguos teníamos educación cívica, filosofía, historia… Uno se forma ahí con una conciencia ciudadana, o sea, le importa lo que hace el Estado. Hicimos hartos esfuerzos, pero hay una debilidad muy grande de "desciudanizar" a las nuevas generaciones.

-Como consejera en el CNTV,¿Cuál es el rol que le cabe a los medios de comunicación como agentes socializadores?

-El consejo por ley tiene el deber de fiscalizar para que los servicios de televisión cumplan con principios constitucionales como la democracia, la paz, el pluralismo, la igualdad entre hombres y mujeres, los pueblos originarios, el medioambiente, la calidad de vida de las niñas, los niños y adolescentes, la identidad de género, etc. El CNTV tiene aquello a la vista cuando llegan denuncias ciudadanas, pero es importante poder rebatir en el momento, no permitir que en el debate público la mentira sea un componente.