Martín, la única bendición en medio de la tragedia
No todo podía ser una tragedia para los vecinos de Laguna Verde. Entre tantas desgracias ocurridas este fin de semana, hubo un suceso positivo para una de las familias damnificadas.
La familia de Graciela Pizarro fue una de las muchas de Laguna Verde, que tuvieron que abandonar sus hogares y buscar refugio en los albergues dispuestos por la municipalidad.
Cuando eran cerca de las diez de la mañana del día sábado y el viento soplaba con fuerza, Paula Marín sintió las primeras contracciones de lo que sería su segundo parto. Yerko, su pareja, la subió a su automóvil y condujo a toda velocidad hasta el Hospital van Buren, pese al mal estado del camino y bajo la débil lluvia que caía a esa hora de la mañana.
Afortunadamente, Yerko no tuvo problemas para llegar al centro de salud y Paula pudo dar a luz sin mayores complicaciones. El bebé es un niño y lo llamaron Martín Nicolás.
El nacimiento del pequeño era seguido con inquietud por los familiares de los padres y otros damnificados que se enteraron de la noticia. Cuando se confirmó que Martín nació sano, se desató la alegría en el albergue donde todos aplaudían la buena nueva. "Aquí todos los damnificados estábamos pendientes y nos alegramos cuando nació mi nieto", indica Graciela Pizarro, abuela paterna del recién nacido.
La abuela cuenta que por la condición de recién nacido de su hijo, aún no lo han traído a Laguna Verde, pues vivir con la humedad y el frío del albergue puede sufrir consecuencias en su salud, de hecho ella aún no ha conoce a su nieto.
UNA DIFÍCIL SITUACIÓN
Desde la municipalidad visitaron el albergue donde reside Graciela y le hicieron entrega de un presente, el que ella agradeció pero quiso aprovechar la oportunidad para solicitarle al alcalde Jorge Castro, que le diera una solución para su hijo y nieto, quienes necesitan con urgencia un techo donde vivir. "Yo prefiero que ellos estén seguros antes que yo, la guagua necesita estar en una casa", indica la mujer.
El edil porteño se comprometió a ayudar y afirmó que se trabajará en una solución para que el niño no esté a la intemperie.
La casa de Graciela está anegada y es inhabitable, además tanto ella como su marido perdieron su fuente de ingreso, ya que ella trabajaba en un estacionamiento que se inundó con agua y su esposo vendía mariscos. "La llegada de mi nieto ha sido la única bendición que hemos tenido entre tantas desgracias", señala la afectada. J