Sepa cómo se celebraba el "18" en el pasado
Corría el 1800 y a diferencia del carrete actual, que se da preferentemente de jueves a sábado, los chilenos solían divertirse los días domingos y lunes. Lo hacían en torno a las "chinganas", un evento que es muy similar a lo que hoy conocemos como fonda y cuya música ambiental era la "zamacueca". Cecilia Astudillo, jefa del Archivo de la Música de la Biblioteca Nacional y Licenciada en Ciencias y Artes Musicales, explica que en aquel entonces se pasaba tan bien, que a nadie le importaba si el zapateo era compartido con alguien de la baja sociedad o un rico que tenía grandes posiciones.
"Con la zamacueca, que llegó del Perú y más tarde pasó a llamarse simplemente 'cueca', la gente de la época se divertía y la pasaba bien. Se tomaba harto, igual que ahora, se bailaba y muchos viajeros quedaban sorprendidos porque veían que las chinganas eran transversales y llegaban a todos los estratos sociales. Se hacían en casas y habitaciones y hasta Diego Portales participaba activamente de ellas, siendo un gran guitarrista", declara Astudillo.
Viajeros sorprendidos
Uno de los viajeros franceses que vivió la fiesta de la chingana en persona, escribió lo siguiente: "Las chinganas son casas públicas. Se beben refrescos mientras se ve danzar la cachucha y el zapateo al son de la guitarra y voz. En ella se incuban innumerables intrigas, en donde el europeo se encuentra fuera de lugar (...)". Tal relato, que ha sido compartido por la historiadora, revela que la libertad que se sentía en estos encuentros era lo que alimentaba el ánimo de carretear.
"A las señoritas de todas las clases sociales les encantaba porque podían acercarse a los jóvenes y compartir. En 1830, en el Barrio Almendral de Valparaíso, se disfrutaba porque no pasaba eso de que los jóvenes estaban a un lado y las señoritas en otro, todos se juntaban, conversaban, bailaban y bebían. Por eso a los viajeros y extranjeros les llamaba la atención, eran muy alegres", enfatiza la licenciada.
Pero la música ayudaba bastante a distender el clima fiestero, por lo que en la chingana no podía faltar la zamacueca. "Para hacer esta investigación partí preguntándole a mi abuelita Rosalba Camus, quien me contó que eran las estudiantinas las que se encargaban de tocar esta música. Un tío tenía una que se llamaba 'Los de Forestal' y ella recuerda que tocaban bajo un parrón con hartos instrumentos musicales. Tocaban días enteros y la gente se divertía de corrido", afirma Astudillo. Y agrega: "En 1893 nace una agrupación de profesores y aficionados que tocaban la zamacueca y que se llamó 'La Estudiantina América de Valparaíso' y que era invitada a tocar a la Sociedad Protectora de Obreros del cerro Cordillera junto a otras estudiantinas. Por eso en la primera mitad del siglo XX, la chingana fue la precursora de la zamacueca".
La zamacueca
Otra de las razones por la que nuestros compatriotas podían beber y bailar tanto rato sin desvanecerse, es que la zamacueca es un poco más lenta que la cueca tradicional. El pañuelo que la pareja utilizaba apenas era sacudido porque lo más importante era mirarse a los ojos. En cuanto a la vestimenta, el asunto funcionaba bastante parecido a como es ahora ya que nadie tenía que ponerse un traje especial para ir a la chingana, sino que elegir la mejor tenida de la época para lucirse en el evento. De acuerdo a la temporada, los hombres utilizaban ternos o camisas arremangadas con pañuelos (los obreros andaban generalmente así) y las damas se colocaban largos vestidos y blusas de manga larga.
Como ha indicado Cecilia, lo esencial era divertirse, pero las cosas comenzaron a cambiar en 1900, cuando a la aristocracia no le pareció que todos los asistentes a la chingana salieran borrachos. "Se curaban mucho y eso la gente de la alta sociedad lo vio poco elegante. Entonces se empezó a pedir que se cerraran y que se empezaran a normar con horarios. Por esto las celebraciones comenzaron a disminuir y ya no eran todo el día y poco a poco se empezó a reservar para las fiestas patrias, en donde además de los bailes y cánticos, se hacían juegos típicos y comidas chilenas", explica la académica.
Por esta razón, la zamacueca empezó a trasladarse al teatro, en donde se hacían shows artísticos más aceptables para la alta sociedad. "Eran números artísticos de buena calidad que eran acompañados con varios instrumentos como la guitarra y el arpa. Después se agregó el acordeón. La chingana como decía no se realizaba en salones porque era popular, pero con estas normas, se empezó a realizar en salones 'de medio pelo', los cuales eran llamados así porque los salones aristocráticos eran de terciopelo, una tela que era muy carísima", destaca la investigadora.
Fiestas Patrias
Con todos estos cambios, la chingana empezó a llegar a su fin, aunque no hay registro de cuál fue la última. "Se habla de que fue entre 1920 y 1930, pero no hay dato específico de cuándo fue la última. Sólo se sabe que las últimas se hicieron en casas y que por los toques de queda se fue traslapando hasta su fin. Ya después renace con las fiestas patrias pero no necesariamente en salones, sino al aire libre y con cuecas. Yo diría que lo único que no ha cambiado es que eran buenos para beber. Eso siempre ha sido así", dice Cecilia, riendo.
Esta historia de cómo celebraban los antiguos nuestras Fiestas Patrias, fue presentada en el teatro municipal de Viña del Mar. Hasta este lug ar asistieron varias personas antiguas que querían escuchar sobre el tema. Algunos tenían nociones por familiares de cómo eran las celebraciones, como el caso de Cecilia Morales. "A mí me gusta la historia y las fondas, aunque voy poco. Vine porque me gusta saber cómo se celebraban antiguamente las fiestas patrias, algo uno sabe, pero el detalle es lo que uno anda buscando acá", dijo. J