Fabián San Martín D.
El susto de su vida vivió un matrimonio porteño que se electrocutó al interior de un trolebús.
El insólito accidente afectó a Pascual Lameles, 69 años, y su esposa Norma Moya, de 68, residentes del cerro Mesilla. La mañana del jueves bajaron al plan a un centro de salud para que él se hiciera un examen. Como siempre han sido usuarios de los tradicionales trolebuses, abordaron uno en la calle Esmeralda. Al momento de descender en la esquina de las avenidas Colón y Uruguay vino lo impensado. Don Pascual bajó primero y la esperó en la vereda. Le tendió su brazo para ayudarla, mientras la señora Norma en la pisadera apoyó con su mano un tubo. "Ahí vino la descarga. Fue como un terremoto, quizás fueron segundos solamente, pero para nosotros una eternidad. Nuestros lentes ópticos saltaron debajo del trole, y la gente empezó a gritar aterrada y a bajarse. Me afirmé de un basurero y pude tirarla y sacarla de allí". Sangre comenzó a brotar del pómulo izquierdo de Norma Moya, que casi pierde el conocimiento, mientras que don Pascual tuvo una lesión en la mano. El playanchino señaló que los pasajeros fueron en masa a reclamar al conductor, que no atinó a brindarles un tipo de auxilio, sino que desocupó la máquina, cerró las puertas y siguió el trayecto.
La sacaron barata
El matrimonio fue por sus medios al hospital Van Buren, donde afirmaron que recibieron una muy buena atención. Les practicaron un electrocardiograma y aplicaron inyecciones para los dolores. "El médico dijo que la sacamos barata, que nos salvamos porque pudimos haber sufrido con la descarga un infarto. Nos vamos a demorar unos tres días en botar la corriente", comenta el jubilado. Pasado el incidente ambos han sufrido molestias como cefalea, vómitos y dolor en las extremidades superiores. Hicieron la denuncia en Carabineros y la Fiscalía los llamó para que fueran a declarar.
Un funcionario de la empresa de transporte público fue contactado por la policía uniformada, y se entrevistó con los afectados. Se comprometieron a reparar los lentes ópticos de la señora Norma. "Muchos años que éramos usuarios de los troles. Ahora nunca más nos subimos a uno. Yo me fui a negro durante unos segundos tras la descarga. Quedé afectada psicológicamente y molesta por la poca mantención de los trolebuses. Además el chofer se fue sin ayudarnos y no informó a la empresa lo ocurrido", sostuvo Norma Moya, que hoy está complicada porque no tiene sus lentes que le permiten una mejor calidad de vida.
La Estrella se contactó con la empresa de Trolebuses para obtener una versión de los hechos, y se indicó que el gerente estaba en Santiago, que en le transcurso del día entregaría una respuesta, lo que al cierre de esta edición no se concretó.