Matías Valenzuela
Llenos de alegría e ilusión se encontraban un grupo de vecinos de Playa Ancha por ahí por el año 2002. Hoy, a catorce años de ese momento, están cansados de luchar para hacer cumplir una promesa que nunca llegó, dicen.
Se trata de treinta familias provenientes de los proyectos inmobiliarios "Porvenir" y "Antu 1", quienes vieron con decepción como la fecha de entrega de sus casas se fue posponiendo, agotando su paciencia al punto que en el año 2002 tuvieron que asentarse en las casas por su propia voluntad.
Algunos "detalles"
Cuando llegaron a sus casas para instalarse, vieron que había varias imperfecciones que corregir, aunque en algunos casos eran problemas más dramáticos que otros. Don Manuel Silva por ejemplo, es del grupo de vecinos de Porvenir y cuenta que tuvo que hacer "de todo" en su casa con distitnas reparaciones que financió con sus propios medios, ya que esa casa era el único techo que tenía y no tenía otra opción, pese a las varias falencias. "Todo se hizo a lo chanta, a la mala, era como una casa a lo bruto", sentencia.
Lo mismo le pasó a Angélica Ávalos, quien también tuvo que encargarse de las terminaciones de su nuevo hogar junto a su marido durante varias semanas después de haberse mudado. "Mi marido tuvo que trabajar harto, usted comprenderá que no podíamos esperar más. Hubo que arreglar el piso, las ventanas, y los techos que se llovían. Las cosas se hicieron muy al lote", indica la mujer.
Cuento aparte es el tema de los servicios básicos. Los vecinos afectados comentaron que al no estar terminada la obra oficialmente, tuvieron que solicitar ellos mismos el suministro del agua y la luz. Con la energía eléctrica no hubo problemas, pero el tema del agua aún no se soluciona del todo con un enredo entre la constructora y la empresa del agua, razón por la que muchas familias optaron por compartir el medidor con otras casas.
Tierra de nadie
El tema principal que afecta a los residentes, es el hecho de que cómo nunca se les entregó oficialmente la obra, no tienen las escrituras de la casa ni ningún papel que los acredite como los propietarios de las casas, entonces no pueden postular a cierres perimetrales, proyectos urbanos, ampliar la casa y no figuran en ninguna base de datos como dueños de las casas, pero sí como personas con subsidio, lo que les trae muchas complicaciones.
"Imagínese que cuando llegamos, mi hija tenía 9 años y hoy tiene 23, toda su vida esperando por los papeles", dice Manuel Silva."Yo puse un reclamo hace unos años, pero me dijeron que todavía había tiempo vigente", explica Alejandra Cifuentes, que es del segundo grupo (Antu 1) que se entregó en 2009, pero tampoco tienen los papeles de sus viviendas.
Por ahora las 30 familias siguen esperando la confirmación legal del "sueño de la casa propia".