Nicole Valverde S.
"¿Le volvieron a robar?... ¡Naaah!", expresa asombrado un conocido de los trabajadores de la marmolería 'Carrara' (ubicada en calle Morris 419), que ha sido robada seis veces en menos de un mes. Situación que tiene más que angustiados a todos los locatarios del edificio, quienes también se han visto afectados por la delincuencia en sus respectivos negocios.
Bernardo Castro y su esposa Maritza Nieto están a cargo de la marmolería -una de las pocas que van quedando en Valparaíso- y ambos aseguran que les han robado todas las herramientas con que se talla, esculpe y graba el mármol. Y no sólo eso, además destruyen las murallas internas que conectan los locales comerciales que funcionan en el mismo edificio: una oficina de lotería, una peluquería, la marmolería, un gimnasio (que ya cerró por los robos) y un local de comidas.
"Nosotros ya sabemos que son los mismos que viven en la Barros Lucos. ¡Viven! No es que pasen, porque con el último robo que sufrimos el fin de semana pasado, llamamos a Carabineros, ellos ingresaron y encontraron teteras con agua caliente, toallas mojadas -que le robaron a la peluquería- y hasta tenían ropa tendida, recién lavada", cuenta Bernardo.
Y agrega que: "Más encima hacen fuego y hace poco hubo un principio de incendio. La Barros Luco ahora es el patrimonio de la delincuencia. Ahí está abandonada y ellos tienen acceso por todos lados. De ahí mismo se pasan por el techo para acá".
Apoyo municipal
Según cuentan los locatarios, también se han visto perjudicados los comerciantes de Uruguay, que también colinda con el edificio de la Escuela Barros Luco. Por eso, piden que el municipio porteño tome cartas en el asunto y resuelva a la brevedad el problema de abandono del edificio, o que al menos cierren bien sus accesos.
Sentimientos de impotencia y frustración que comparte la señora María Luz González, quien tiene su negocio de colaciones y comida casera. "A veces me dan ganas de cerrar, pero no puedo porque tengo que pagar y trabajar. Este es un negocio familiar, no es mucho lo que se gana, pero ya estoy aburrida que me pasen robando mi mercadería".
Lo mismo ocurre en la lotería. "Da miedo que un día se metan cuando estamos trabajando. Es el colmo que una ande con su susto en su trabajo. Las autoridades tienen que hacer algo", opinó Rosa Barahona.