Clases inclusivas de navegación a vela se toman el Muelle Barón
Enseñar a gobernar un velero por sí mismos, es lo que busca el taller de navegación inclusiva "Valpo Vuelve al Mar"
Mauricio Oyanedel V.
La navegación en veleros Hansa es una modalidad que está agarrando vuelo entre los amantes de los deportes náuticos, especialmente para los que quieren abrirse paso entre el viento y las olas por vez primera.
¿Qué hace diferente a los veleros Hansa del resto de las naves a vela? La respuesta: su diseño es inclusivo e involcable, permitiendo a quienes nunca han navegado, poder gobernar una embarcación de forma segura.
Y qué mejor prueba para ello que lo que se está llevando a cabo en el Muelle Barón, con el taller "Valparaíso Vuelve al Mar", iniciativa creada por Puerto Deportivo Valparaíso, la Fundación Náutica Para Todos y la municipalidad porteña.
Esta tarea consta en impartir clases de navegación a personas con diferentes impedimentos físicos. Eso sí, estos talleres no se enfocan exclusivamente en personas con capacidades distintas, sino que busca incluir a todas las personas que se interesen en esta disciplina.
Abajo las barreras
Lo que parece ser una actividad exclusivamente veraniega es, en realidad, un programa deportivo que dura todo el año. Siendo el estado de las marejadas la única condicionante para realizar las clases.
Para Bernabé Leiva, quien padece de inmovilidad en sus piernas, esta actividad es un verdadero estímulo para atreverse a romper con las barreras que supone vivir con esta dificultad física.
"Esto nos ha permitido, a muchos de nosotros, superar estados de depresión o bajones anímicos, ya que acá nos enseñan a subirnos a los veleros y después uno mismo es el que los conduce. Esto es como una terapia. Nos hace sentir más libres, porque a pesar de ser dependientes en tierra, en el mar somos absolutamente libres". También contó en qué consisten los talleres y cuáles son los protocolos de seguridad para la práctica de esta modalidad. "Después de la instrucción que nos van dando los monitores, nosotros mismos navegamos en un bote a vela de tipo Hansa, que es para dos personas. Podemos subirnos con nuestros familiares para que también aprendan, tenemos lanchas a motor que supervisan la ruta de navegación", sostuvo.
Otro de los beneficiados es Juan Rodríguez. Para él, esta iniciativa no solamente ha servido para aproximarse al conocimiento y práctica de los deportes náuticos, también es una instancia para generar y estrechar lazos entre los participantes. "Además de navegar, la amistad que se ha formado acá con los chiquillos ha sido algo sumamente bonito. Te dan ganas de levantarte temprano a conversar con ellos y compartir experiencias", recalcó. Sobre cómo fue la primera vez que navegó uno de esos veleros, comentó que "un amigo me invitó a las lanchas. Entonces yo le dije: ya, yo llevo la guitarra para tocar arriba. Pensando que iba ser un paseo, y cuando llego acá, veo que una instructora me dice que tengo que subirme ahí, en un botecito a vela. Me dio miedo al principio, por mi problema, pero me atreví a hacerlo. Fue la experiencia más bonita que he tenido".
En la misma sintonía, Leonardo Batell, quien de pequeño ha sufrido problemas en sus piernas, confieza que "llegar a dominar una embarcación, aunque sea pequeña, es una experiencia maravillosa. Tenemos la posibilidad de independizarnos un poco más. Aunque en lo personal soy bastante independiente. Va costar creerlo, pero yo he jugado fútbol teniendo una pierna ortopédica desde niño. Por eso le digo a las personas que no tengan miedo de practicar estos deportes. Estos botes están hechos para no volcar y aguantar olas de más de seis metros. Vamos siempre bien protegidos y los monitores están atentos siempre".
Actividad inclusiva
Thomas Elton, instructor y uno de los fundadores de Náutica Para Todos, explicó que esta iniciativa "es un proyecto que lo pudimos llevar cien por ciento a la realidad al ganar un fondo Corfo. En Náutica Para Todos buscamos que los deportes náuticos sean para todas las personas, sin distinciones de ningún tipo. Entendiendo las actividades no solamente para personas con un cierto tipo de discapacidad, sino que, estas personas, junto con adultos mayores, niños, hombres y mujeres, convivan en un ambiente común si ningún tipo de exclusión. Al verlos de lejos sobre los botes, no se nota quién tiene discapacidad o no. En el mar somos todos iguales". Además, agregó que los veleros que utilizan para las clases cuentan con "una capacidad para uno o dos tripulantes y se operan de manera muy intuitiva con un timón especial, que permite llevar el velero de manera sencilla y sin las complicaciones típicas de un timón normal o de caña".
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