Hoy se ha abierto una nueva temporada de caza de brujas que es la de los acosadores. Es evidente que si un jefe o profesor usa su posición para tratar de conseguir favores sexuales y, en caso de negativa, toma represalias, merece todo el peso de la ley. Distinto es el caso de una mera proposición en que la mujer tiene toda libertad de negarse y a veces ella misma ha sido la culpable del malentendido (lo que no significa que no sea moralmente reprochable).
Pero existen muchos casos que se acusa infundadamente para conseguir ventaja económica o por venganza. Incluso hay casos en que ha sido el mismo jefe o el profesor el que ha rechazado los intentos de seducción. Esto es más grave que el acoso mismo, ya que en el caso de la mujer puede recurrir a la autoridad o a la justicia para defender sus derechos, mientras que en el hombre se puede destruir una familia o una carrera, ya que como es raro tener pruebas, ni a favor o en contra, siempre queda el manto de duda.
María Angélica Galindo Schmidt