Pasaron de vender en la calle a ser propietarios de una feria artesanal
'Molinos de la Prat' se ha convertido en todo un ejemplo de emprendimiento comunitario.
Durante años, la feria ubicada a un costado de la población Valencia de Villa Alemana, fue un rincón obligado para los vecinos del sector, puesto que en ella podían encontrar diferentes productos que iban desde alimentos hasta ropas y diversas curiosidades. Sin embrago, la construcción de un amplio complejo habitacional que se llevó a cabo sobre los terrenos en donde ellos se instalaban amenazó seriamente sus puestos de trabajo.
Trato entre vecinos
Condiciones óptimas
Pero la gestión de los feriantes y la buena voluntad de un vecino del sector, permitieron concretar un anhelado sueño: tener un lugar propio para continuar con la antigua feria.
Una de las personas claves en este emprendimiento comunitario, es la señora María José Barraza, quien ha participado en la feria por más de 20 años. "Cuando la constructora ocupó el terreno, nosotros quedamos en la calle, pero le pedimos al alcalde que nos esperara un tiempo, porque no se pueden hacer ferias en las calles. Entonces nos fuimos por mientras a un terreno de la familia Braüchi, que estaba en frente, pero pasaba el tiempo y no encontrábamos un lugar. Hasta que el dueño del terreno donde nos habíamos puesto por el momento, nos preguntó si habíamos encontrado algo. Ahí le dijimos que no hemos podido encontrar nada, porque todo estaba arrendado", relata María José.
Pero lo que parecía ser un broma inocente, no era otra cosa que la oportunidad tan esperada por años; así que el acuerdo no tardó en llegar. Al respecto, la feriante señala que "el dueño del terreno me dijo al tiro: oiga María, yo quiero que ustedes se queden acá con su gente. Así que le dije: ¿En serio tata, no me está 'leseando' ? al principio no le creí. Pero era verdad".
Luego añade con emoción que "él nos comentó que había hablado con sus hijos y que estaban dispuestos a vendernos la mitad de su propiedad, que era donde estábamos trabajando pasajeramente. Hicimos una reunión con él y con sus hijos. Nos pusimos de acuerdo y gestionamos a través del Banco Estado. El banco creyó en la propuesta que le hicimos y nos dio el crédito para comprar el terreno".
Pero los progresos de esta iniciativa no solo se quedaron en la adquisición del terreno, sino que también han logrado una serie de mejoras que han optimizado el espacio don trabajan. "Cuando nos instalamos también postulamos a proyectos de Sercotec para acondicionar mejor el lugar. Pusimos techo y el piso tiene una loza de concreto. Hemos progresado harto durante estos años", dice María José.
Además indica que "son 230 puestos, en casi 4 mil metros cuadrados. Alguno somos propietarios y otros arrendatarios. Tenemos sala de primeros auxilios y ahora estamos instalando la luminaria en los pasillos. Vendemos comida, como empanadas en horno de barro. También hay locales donde se preparan colaciones. Hay pescadería, frutería y distintos bazares; hasta puesto de cosas antiguas tenemos. Sobre la ropa ofrecemos tanto nueva como usada".
Sobre los horarios y los días de apertura, María indica que "estamos tratando de abrir los días jueves también, pero por el momento estamos solamente los domingos, así que pueden venir desde las 6 de la mañana hasta las 4 de la tarde".