En el pequeño comercio no hay atochamientos ni desabastecimiento
Los supermercados Provimarket y Alvin tenían ayer filas larguísimas que doblaban la cuadra completa, mientras que los negocios más pequeños del mismo sector atendían al público activamente y sin mayores desórdenes.
Los comerciantes porteños que abrieron sus puertas ayer vivieron una reactivación en sus servicios, especialmente los que están en el eje de las calles Yungay, Uruguay y Francia, llegando hasta calle Victoria. Mientras la mayor parte del comercio de Condell y Pedro Montt, las zonas más afectadas por los saqueos e incendios, en las restantes calles el pequeño comercio mantuvo sus puertas abiertas al menos durante la mañana y primeras horas de la tarde.
Reactivación
El Mercado Cardonal era un importante foco de comercio, con abundantes compradores y vehículos a su alrededor. Prácticamente todas las pilastras estaban funcionando y los clientes pasaban de puesto en puesto buscando mercadería. Su horario de funcionamiento es desde las 06.00 de la madrugada hasta aproximadamente la 17.00 de la tarde, siempre y cuando las condiciones del entorno lo permitan.
En la carnicería Bifesur, de calle Uruguay, había bastante movimiento. Francisco Rojas invitaba a la gente a con un micrófono y un parlante. "Los precios se han mantenido, los mismos de la semana pasada, en este momentos se está acabando el stock porque la gente nos ha preferido y ha comprado harto, les gusta el precio y conocen a los carniceros. La gente ha cuidado el local, se ha preocupado de cuidar y andan con la mentalidad de saber qué comprar", contó.
El resto de locales tenía la misma tónica, algunos bajaban las cortinas pero abrían una puerta para dejar que los clientes entraran de a cinco personas.
Ante el cierre de algunos supermercados, la gente optaba por ir a almacenes, minimarkets y distribuidoras atendidas por sus propios dueños.
A ratos se aglomeraba gente en las entradas, pero con el correr de los minutos llegaban a quedar prácticamente vacías hasta que llegaran más clientes.
La distribuidora Rosita, de calle Yungay, dejó una puerta abierta e improvisaron un portero para regular la entrada de las personas. Su dueño, Carlos Crenovich, contó que han recibido a una alta cantidad de compradores en los últimos dos días, de modo que han tenido que solicitar más mercadería a los proveedores, para no quedarse sin stock.
"Los pedidos están hechos y la gente está tranquila comprando", dijo el locatario. Agregó que están funcionando hasta aproximadamente las 13.30 horas.