A más de dos meses de la crisis institucional y social vivida en nuestro país hay algo en que todos estamos contestes: la ineficiencia de los políticos. Resulta notable la poca capacidad de reacción de la clase política para implementar soluciones reales, demostrando una vez más que la sociedad y los privados actúan de una manera mucho más efectiva, aunque no tengan los grandes recursos del estado.
En concreto, se vio como entidades privadas llegaban a los lugares afectados por la sequía ofreciendo la ayuda que la administración central fue incapaz de organizar con antelación, dejando claro la inoperancia del aparato estatal para gestionar ayuda rápida y efectiva para comunidades lejos de Santiago, aunque se trate de un recurso tan vital como el agua para una ciudad.
Teniendo en cuenta que el aporte privado es fundamental y necesario, tampoco es correcto que el estado descanse de manera absoluta en ellos desentendiéndose del problema, pues la falta de agua es una cuestión fundamental para el bien común y tanto privados como el estado deben cooperar para que se resuelva de manera pronta y efectiva.
Ninguno de los dos actores puede dejar solo al otro en esto.
Turismo por las ruinas
Soy un porteño que siempre trato de transitar por las calles de mi Valparaíso querido.
Durante el último tiempo me he dado cuenta que los grupos de turistas, insistentemente, observan y registran con sus cámaras las ruinas de los locales comerciales y edificios quemados en el centro de la ciudad, específicamente en calle Condell.
Lo que antes era un atractivo por su arquitectura y su mística, hoy se ha transformado en un turismo que bordea con lo morboso.
Los guías turísticos también se prestan para esta dinámica, explicando con detalle lo que ocurrió en las distintas estructuras.
Lamentablemente ahora Valparaíso es la ciudad del Patrimonio en ruinas.
Elías Bravo
Alumno de Publicidad Duoc UC, Viña del Mar
Armando Rodríguez.