Quiero aprovechar esta prestigiosa tribuna para agradecer. El sabado 18 de enero estando en la playa el Canelillo de Algarrabo, sufrí un infarto agudo al miocardio. Rápidamente, salvavidas de la playa acudieron en mi ayuda y gente del 137. Yo no perdí el conocimiento, y puedo recordar cómo con una agilidad y determinación a toda prueba se coordinaron con la ambulancia que me esperaba en los estacionamientos de la playa, para lo cual es necesario subir un cerro empinado, en una camilla y en una verdadera procesión de personas voluntarias que ayudaban,fui llevado hasta los estacionamientos.
En el Sapu de Algarrobo me hicieron un electrocardiograma, y desde ahí al hospital de San Antonio donde me fue realizada una trombolisis, la cual a la postre me salvó la vida.Por ser de Viña del Mar, debí estar 8 días en el Hospital de San Antonio antes de mi traslado al Gustavo Fricke, donde se me realizó una angioplastia para destapar definitivamente las arterias.
En San Antonio pude apreciar el trabajo lleno de vocación de Tens, enfermeras y médicos, que con muy escasos recursos pero mucho amor y dedicación logran atender las necesidades de los pacientes. Estoy profundamente agradecido de todos ellos, el cardiólogo me dijo que solo la rapidez con la que todos actuaron me salvó la vida. En tiempos de violencia, de destrucción, de totalitarismos, la gente de la playa el Canelillo y los funcionarios del Hospital de San Antonio merecen mi reconocimiento por su vocación y profesionalismo.
Visitadores médicos
Mientras continúa el debate por el acceso a medicamentos, y se sigue discutiendo la Ley de Fármacos II, me parece relevante no dejar de lado la labor de los visitadores médicos, quienes no han recibido un buen trato en el último tiempo, y han sido caricaturizados por los medios, juzgándolos sin fundamentos válidos y exponiéndolos de manera indirecta e injusta a una calificación inapropiada.
Desde siempre, las Sociedades Científicas y Médicas han valorado el rol de la visita médica como una fuente de información válida y seria; a través de ella, las y los médicos no solo se dan por enterados sobre los avances en investigación y desarrollo de nuevas moléculas, además de tomar decisiones acerca de la mejor forma de abordar patologías complejas agudas o crónicas, de acuerdo con cada caso y paciente que se les presenta.
La visita médica, además, contribuye al desarrollo e incremento del conocimiento del cuerpo médico sobre el mundo farmacéutico. Hasta hoy las carreras de Medicina no incluyen como prioridad el ramo de Farmacología; baste para ello, mirar la malla de las dos escuelas más reconocidas que imparten la carrera, mientras en la Universidad de Chile se realizan dos semestres de Farmacología en la Universidad Católica hay solo uno.
Por lo demás, es importante recordar que el acceso a los fármacos depende de una cadena en la que participan diversos actores y donde el Estado, como gran poder comprador, es el encargado de mejorar la eficiencia en la distribución de los medicamentos con un acceso justo y oportuno para la población.
Arturo Gonzalez Zamora
Marcelo Flores, gerente general de Gedeon Richter en Chile